El
hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de
llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a
mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas
al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.
“Corre
el año 2004. Marta Medina, la miliciana violista de aquella novela, muere en
Francia, donde ha vivido exiliada casi toda su vida. En su testamento
encomienda a su nieta Marthe que viaje a España para encontrar al hijo que se vio obligada a dar en
adopción nada más nacer, en plena guerra. El detective Cupido localiza
en Toledo al hijo de Marta, que fue adoptado por una poderosa familia y hoy es
un rico empresario que se niega a creer la teoría sobre su verdadero origen”.
“Marthe
decidirá viajar a España desde Toulouse, para cumplir el último deseo de su
abuela, exiliada política en Francia, y recién fallecida: encontrar a un hijo
robado durante la guerra civil. Para iniciar la búsqueda contratará al
detective Cupido. El investigador descubrirá que el hijo robado aún vive,
cuenta con 66 años, se llama Alejandro Garcilaso, y es un prohombre de Toledo.
Garcilaso no deseará escuchar la historia que le cuentan Marthe y Ricardo
Cupido sobre que él fue un niño robado —dispone de otros graves problemas—, por
lo que la muchacha regresará desengañada a Toulouse. De manera incompresible,
la hija de Alejandro Garcilaso morirá asesinada y su cadáver aparecerá
representando una recreación truculenta inspirada en la Inquisición. Alejandro
Garcilaso deseará llevar una investigación al margen de la policía y para ello
contratará a Cupido”.
Desde que descubrí a Eugenio Fuentes y su detective Ricardo
Cupido, no he dejado de leer todo lo que ha escrito y escribe. La construcción
de este personaje que aparece en sus novelas no responde al borracho
expedientado, mal vestido con fracasos matrimoniales, desarraigado de las
familias y con grandes problemas a la hora de relacionarse; para nada es así,
al contrario, conquista a los lectores que reciben de buen agrado este cambio
de registro hacia quien lleva el peso de la resolución del misterio.
Eugenio representa la novela negra tranquila, desprovista de
esa violencia y crueldad a la que estamos acostumbrados y demuestra con ello que
enriquecer este género no va en consonancia con los grados de dicha violencia y
crueldad.
Séptima entrega de los casos del detective Cupido, narrada en
tercera persona despliega una trama que tiene como punto de partida el atentado
de los trenes de Atocho en Marzo del 2004. Ambientación bien cuidada tanto en
los escenarios dentro como fuera de España; un relato que parte de un encargo y
cuya trama despliega ramificaciones que nos van atrapando y enganchando página
a página.
No escatima a la hora de construir sus personajes ni en
abordar temas de aplastante actualidad, la burbuja inmobiliaria, los niños
robados de la guerra, la fuerza de clanes familiares, la corrupción de la
Iglesia y la frágil bonanza económica; todo para crear un relato con buen
ritmo, giros argumentales continuos y tensión narrativa que nunca decae.
Un encargo resulta ser el punto de partida de la historia que
rompe su sencillez a mediado del relato cuando hace aparición un crimen que
acaba siendo el verdadero detonante de esa petición inicial. Las familias y sus
secretos hacen su aparición con sus particulares e inolvidables fantasmas.
Recomiendo todas las obras de Eugenio Fuentes por lo amena e
instructivas que son y además porque se pueden leer de manera aislada y todas
mantienen el mismo esquema narrativo, es hoy por hoy uno de los escritores que
con su prosa limpia e intensa más te hacen disfrutar de una historia bien
contada.
“Lo malo de las historias de los viejos es que dan poco
tiempo para resolverlas. No les falta mucho para morir y las historias se
desvanecen con sus propias vidas”.