El
hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de
llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a
mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas
al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.
“Si la tienda de antigüedades de la familia es todo un
universo para el niño Adrià, el despacho del padre es el centro de ese universo
y su tesoro más preciado un magnífico violín Storioni, en cuyo estuche aún se
aprecia la sombra de un crimen cometido muchos años atrás. La infancia y la
adolescencia de Adrià, llena de preguntas sin respuesta, de juegos solitarios y
de falta de calor, está dedicada al estudio de la historia y de las lenguas,
tal como quiere el padre, y a la práctica del violín, siguiendo los deseos de
la madre. Pero un accidente acabará con la vida del padre, sumiendo a Adrià en
un estado de culpabilidad y llenando su mundo de secretos y turbios misterios
que tardará muchos años en despejar”.
No es la primera vez que me decido
por una novela de este escritor catalán; con anterioridad leí “Cuando llega la
penumbra” y “Las voces del Pamano”, la segunda un libro muy recomendable cuya
historia deja huella por el contenido y por los personajes. Respecto a “Yo confieso”, aprovecho y al
igual que el título y “confieso”, que me
costó empezarlo, y a ratos me perdía, pero poco después me empezó a gustar y
por la mitad ya me había enganchado. También es verdad que hay que estar muy
metido en la lectura, no se admiten distracciones, pero cuando lo terminé
concluí que había merecido la pena. Se necesitan los cinco sentidos puestos en
la lectura, no vale distracciones, si buscas lectura fácil, éste no es tu libro, pero si
buscas una lectura bella, interesante, nueva, y que se quede su recuerdo dentro
de ti, no lo dudes, ésta es tu novela.
El libro tiene como trama principal las memorias de
Adrià que el mismo narra de sus recuerdos de niñez hasta su edad actual, pero
existe una segunda trama en la novela que aparece de vez en cuando, sin avisos,
sin puntos aparte, compuesta de diferentes historias en distintas épocas y que
tienen en común la maldad. El holocausto judío, el fanatismo religioso de la
inquisición católica o el islam, el asesinato por venganza, por envidia o por
liberarse de la persona con la que está casada, todo esto aparece en estas
historias que comparten un final trágico.
El elemento vertebrador es un violín que va
cambiando de manos. Desde el momento en que las semillas que facilitarán la
madera germinan, hasta setecientos años más tarde. El
protagonista es Adrià Ardèvol, un muchacho raro, sobresaliente, destinado a un
destino fuera de lo común por unos padres fríos y calculadores que le dieron de
todo excepto amor, haciendo de él un ente aparte, inacabado, cobarde, que vive
aislado en sus libros y que ha logrado vastos conocimientos en campos
diferentes, dominando 10 idiomas, publicando libros de alto interés intelectual
como su tratado sobre el Mal que lo ocupará parte de su vida.
Adrià vivirá una historia de amor difícil con Sara,
pero una historia de amor que atravesará los años y sus vicisitudes.
Para mí la trama está
bien. Lo que no me ha gustado es la complicación excesiva en la forma de
exponerla. El relato va incluyendo en 59 capítulos agrupados en 7 partes varias
historias que se completan de modo fragmentario en subjetivo desorden de la
memoria, narrada en primera persona cuando se refiere a la vida de Adriá y en
tercera con un narrador omnisciente cuando nos traslada al pasado. No existe un
orden lineal, pueden darse saltos temporales en un mismo párrafo, incluso la
utilización de diferentes tiempos verbales que obligan en ocasiones a dar
marcha atrás en la lectura porque te pierdes fácilmente. Resulta algo complicado de
seguir en algunos pasajes por la interconexión de las subtramas y la galería
abundante de personajes que concurren en
los diferentes escenarios, épocas y siglos, para dar cuerpo a innumerables historias.
Técnica
narrativa perfecta que consigue ensamblar todas las partes de la novela de
forma natural y unitaria, sin dejar hilos sueltos, puede resultar un poco extenso pero compensa por su
magnífica prosa, original y amena, datos interesantes sobre música, nazis,
conventos, la maldad que se repite, que se clava en nuestra Europa, en la Inquisición,
en las guerras mundiales, en el destino de los judíos…
El resultado una obra que no te deja indiferente, y
además intriga, que cuenta incluso con abundantes
muestras de humor y rupturas de tono al final de una situación como recursos de distanciamiento para romper la
tensión dramática.
Novela entretenida,
bien contada, exigente en lo que concierne a nuestra atención, pero de una calidad
incuestionable. Personalmente la he disfrutado menos que las otras que ya había
leído de Jaume Cabré, aunque estoy segura que os gustará.
“Con todos los pecados que he cometido en mi vida,
me alcanza para llegar al infierno de todas las religiones”.
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