“La noche del 30 de julio de 1994, la apacible
población de Orphea, en la región de los Hamptons, asiste a la gran apertura
del festival de teatro. Pero el alcalde se retrasa... Mientras tanto, un hombre
recorre las calles vacías buscando a su mujer, hasta hallar su cadáver ante la
casa del alcalde. Dentro, toda la familia ha sido asesinada.
Jesse Rosenberg y Derek Scott, dos jóvenes y
brillantes policías de Nueva York,resuelven el caso. Pero veinte años más
tarde, en la ceremonia de despedida de la policía a Rosenberg, la periodista
Stephanie Mailer lo afronta: asegura que Dereck y Jesse se equivocaron de
asesino a pesar de que la prueba estaba delante de sus ojos, y afirma poseer
información clave. Días después, desaparece”.
Joel
Dicker es un escritor suizo con el que ya he tenido contactos anteriores. Su primera novela, “Los últimos días de nuestros padres”,
no llegó a cuajar demasiado, y se publicó en España a posteriori de su gran
éxito, “La verdad sobre el caso Harry Quebert”. Esta obra, totalmente
adictiva y cautivadora, barrió todos los límites de ventas y colocó a su autor
en el número uno de los escritores más vendidos. A los dos años salió a la
venta “El libro de los Baltimore”, obra de corte clásico sobre
intrigas de dos familias y el auge y hundimiento de ellas, que fue también un
gran éxito de ventas. El año pasado vio la luz un bello libro ilustrado, “El tigre”, que recogía un relato de corte ruso y que fue su
primera incursión en el mundo editorial. Hace pocos días salió a la venta “La
desaparición de Stephanie Mailer”, compleja obra en la cual se nos construye y despedaza un caso
policiaco ocurrido veinte años antes. Toda la novela gira en torno a los hechos
ocurridos en Orphea la noche del 30 de julio de 1994, una fecha difícil de
olvidar para todos.
La novela si bien tiene
una estructura compleja como he dicho, con constantes saltos entre pasado y
presente, y narrada desde diversos puntos de vista, casi a modo de una novela
coral, es de todas maneras muy fácil de seguir para el lector, está estructura
con capítulos cortos, por lo que a pesar de su larga extensión se lee muy
rápido.
Tal como nos tiene
acostumbrados el autor esta novela no solo se centra en la investigación, sino
que a la vez se transforma en una novela de personajes (policías, alcaldes,
millonarios, libreros), con una serie de sub tramas que enriquecen su lectura y
en la que conoceremos perfectamente las motivaciones de cada uno de ellos, con
sus luces y sombras, lo cual conforma una especie de puzzle, en el que cada
pieza va encajando a medida que
avanzamos en su lectura, piezas que surgen de la deconstrucción de historias
dentro de la trama principal.
Por otro lado el ritmo
de la novela para mí decae a partir de las trescientas primeras páginas, siendo
por momentos vertiginoso y a ratos muy lento, la intriga se mantiene a lo largo
de todo el relato y ambas tramas, tanto la del presente como la del
pasado están perfectamente hiladas, cada personaje tendrá un rol importante en
la historia lo que nos lleva a querer saber más de sus vidas y secretos que
poco a poco iremos descubriendo. Es una
novela con varias novelas dentro, una trama que tiene muchas ramificaciones,
todas ellas muy interesantes y que contribuyen a la resolución del hilo
conductor central de la obra, es más hubiera dado para libros diferentes.
Si bien el fuerte de la
novela es la trama policial, hay también espacio para el romance, el suspenso y
las relaciones familiares, la ambientación por otro lado está muy bien lograda
y nos traslada a ese pequeño pueblo costero que parece ser un lugar idílico
para las vacaciones y que termina transformándose en un lugar marcado por la
muerte.
Con acierto nos acerca a
un buen repertorio de temas, desde la literatura, el teatro o el periodismo
hasta las más oscuras tramas de corrupción, sin olvidar la vida, la muerte, el
deseo, la tristeza y los engaños.
Respecto a la forma de
narrar Dicker reutiliza la fórmula de sus novelas anteriores, flashbacks constantes,
narración en épocas diferentes, numerosos personajes secundarios con historias
propias y abundancia de giros argumentales aparentemente inesperados pero esta
vez el resultado se antoja bastante decepcionante. A pesar de que en un
principio la narración pueda enganchar, con el paso del primer centenar de
páginas se hace pesada, espesa, demasiado arquetípica y estereotipada, fácil y
atestada de clichés tan manidos como ineficaces en su ejecución; es la cara más
criticable de la novela. Digamos que el estilo se hace simple y algo
superficial.
Igualmente los personajes están hechos con trazos de tiza, situaciones y
diálogos forzados, policías que parecen tontos, incapaces de realizar
deducciones que haría un niño, si te gusta el género la novela cumple todos los
requisitos para ser de las mejores con ritmo, intriga, giros inesperados...
En definitiva se puede leer rápidamente y seguir
con interés. No llega al nivel de la verdad sobre el caso H.Q., pero como
novela negra es aceptable y entretenida, aunque yo diría que es una novela
coral en toda regla, a mí me ha gustado la historia, la trama trazada,
algo rebuscada pero es que así hasta el final no se aclara todo, y todo tiene
sentido cuando se esclarece. Para valorarla como aceptable he evitado
compararla con las anteriores. Os gustará.
“Por más que quites las
vías, hay un tres que obstinado pasa por el andén de los recuerdos”.
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