jueves, 5 de julio de 2018

El Cuarto Mono, J.D Barker



Uno de los géneros que más se disfrutan en verano, la intriga, el terror y los asesinatos en serie nos llegan de la mano de J. D Barker, un autor que promete segundas partes y seguro que igual de buena.
“El detective de la policía de Chicago Sam Porter investiga el caso de un hombre atropellado, pues los indicios en la escena del crimen apuntan a que se trata de El Cuarto Mono, un asesino en serie que ha estado aterrorizando la ciudad. Su modus operandi consistía en enviar tres cajas blancas a los padres de las víctimas que secuestra y mata: una primera con una oreja, una segunda con los dos ojos, y otra con la lengua; y finalmente dejar abandonado el cuerpo sin vida en algún lugar. El hombre atropellado llevaba una de esas cajas blancas. Se inicia así una frenética carrera contrarreloj para averiguar donde se encuentra encerrada la próxima víctima”.
Sin duda son las lecturas que enganchan desde el principio por ser potente en sus primeras páginas. Estructura narrativa que alterna hechos presentes con mezclas del pasado bien diferenciados por aparecer en forma epistolar, gracias a la cual vamos conociendo la personalidad del asesino. Es inevitable el recuerdo de “Seven”, aunque los elementos novedosos la dotan de cierta originalidad.
Quinientas sesenta páginas de buen ritmo narrativo, giros argumentales bien construidos, atmósfera perfilada al detalle, vocabulario asequible y tensión que crece a medida que avanza la lectura.
La historia se nos presenta en dos tramas principales y tres líneas que desarrollan un argumento que no se pierde en divagaciones sino que configura un mosaico de hechos pasados y presentes que acaban fundiéndose a la perfección.
Dividida en capítulos de corta extensión, repletos de diálogos de gran agilidad que permiten el entretenimiento y enganche hasta un final que nos lleva a pensar en una posible trilogía. Toda la acción trascurre en tres días, con una sucesión de hechos a gran velocidad y cuyos protagonistas son el punto fuerte de este “Cuarto Mono” que responde a una leyenda japonesa de los tres monos sabios que ha servido de referencia a nuestro novelista norteamericano.
“Mizaruo significa «no veas el mal», y por eso se tapa los ojos; Kikazaru, «no escuches el mal», y se pone las manos en los oídos; e Iwazaru; «no pronuncies el mal», mientras se cierra el boca. Pero 'los tres monos sabios' o 'los tres monos místicos', como también se denomina a estas imágenes, tuvieron un compañero menos conocido que se llamaba Shizaru y que tenía su propia frase: «No hagas el mal”.

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