Jorge Eduardo Benavides, es el
galardonado con el XIX Premio Unicaja de Novela, una historia de trama clásica
dentro del género de ficción y misterio, en la que el autor no escatima a la
hora de utilizar todos los ingredientes propios de una novela de suspense. La
recomiendo porque se sale de lo habitual y especialmente por el retrato
concienzudo que hace de un mundo bastante desconocido como es el de las
editoriales y todo lo que se mueve alrededor de los libros en lo referente al “más
allá” de su lectura.
“Fernando Quiñones Colorado Larrazabal es
un expolicía peruano negro, de origen vasco, que ha abandonado su Lima natal
tras haberse enfrentado a un caso de corrupción en la época de Fujimori. Sobrevive
en Madrid, en el barrio de Lavapiés, haciendo trabajos ocasionales para el
abogado peruano Tejada, también expatriado, y mantiene una relación sentimental
semi clandestina con una joven marroquí, Fátima. Tras resolver el secuestro del
padre de Fátima a manos de unos delincuentes de poca monta, su casera le
encomienda ocuparse del caso de su sobrina, una joven periodista a la que todos
los indicios señalan como única sospechosa de la muerte de una célebre agente
literaria, Laura Olivo, con la que estaba viviendo un tórrido romance”.
Trasfondo literario
y editoriales con ansias desmedidas sirven de escenario a un argumento que gira alrededor de una
pregunta, ¿Quién mató a la agente literaria?. A partir de ahí Jorge Benavides
presenta una trama de amor, mentiras, traiciones, miserias y desencanto sin
olvidar que la corrupción a cualquier nivel es algo compartido con carácter
universal.
Las buenas
descripciones, los diálogos y los personajes se convierten en un punto fuerte
de la narración. Buen ritmo, dosis de suspense justas, subtramas bien
hilvanadas, labor detectivesca detallada, humor, ironía y equilibrio de los
hechos que se suceden a raíz de dos muertes entre ellas la de Laura que da
título a la novela.
Personalmente y
desde mi humilde opinión de lectora, la resolución del enigma de Laura me ha
proporcionado unas horas de lectura agradables y entretenidas, sin grandes
pretensiones vale la pena ponerlo en la lista de libros a tener en cuenta, ya
he dicho que la labor de escribir es tan grande que lo mejor que podemos hacer
es respetar los esfuerzos de quienes nos hacen disfrutar tanto.
“Cinco minutos
bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo”.
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