Todo en esta pequeña obra de arte
literaria me cautivó. Ayer por la mañana la encontré en la biblioteca después
de meses buscándola y por la tarde aprovechando el día festivo y la leí sin
prisas. La belleza de su portada y la brevedad de su título lo dice todo.
Cuando lees una novela de doscientas páginas con el corazón “arrebatao”, te das
cuenta de lo mucho que se disfruta de la tarea de otros, de aquellos que saben
contar historias tan bien contadas como la de Heda.
Europa es la
historia de Heda, una joven que llega a Europa junto con su familia, huyendo de
un país en guerra. Su nueva vida transcurre entre su casa, un hogar humilde que
sus padres se esfuerzan por construir, y la fábrica donde trabaja con su
hermano y con otros refugiados.
Heda observa cómo la vida avanza y, con ella, cómo sus seres queridos se adaptan a este nuevo comienzo. A medida que conocemos su historia, saldrá a la luz la herida invisible y profunda que el pasado deja tras de sí.
Heda observa cómo la vida avanza y, con ella, cómo sus seres queridos se adaptan a este nuevo comienzo. A medida que conocemos su historia, saldrá a la luz la herida invisible y profunda que el pasado deja tras de sí.
Cristina Cerrada era una desconocida para mí,
estaba encaprichada con este libro por las recomendaciones en otros blogs y
francamente es una historia sencilla, conmovedora pero a la vez brutal e
impactante, de estas que te quedan sin aliento por lo potente de lo narrado y
por la grandeza de un solo personaje que asume el protagonismo casi absoluto de
la misma.
Aclarar que “Europa” realmente no es una referencia
al continente, es el nombre de una pensión con luces de neón, donde transcurren
parte de los momentos vividos por Heda.
La autora ha tomado como tema de fondo para
construir la trama, el impacto de los conflictos bélicos en el ámbito de una
familia cualquiera de un país “sin nombre”, dentro de un decorado centroeuropeo
sin identificar. El lugar es lo de menos, por los datos que aporta acerca de
paisajes, clima, costumbres, religión…, me ha venido a la cabeza la zona de los
Balcanes, pero no sabría concretarlo, y esa es la intención de la escritora;
está claro que es un homenaje en clave de “protesta” a los más de 65 millones
de desplazados y refugiados que cuenta nuestra Historia más reciente desde la
Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días.
Dentro de una de estas comunidades que huyen de la
guerra y de la persecución, asistimos a las experiencias de vida de Heda.
Personaje soberbio que encarna la pureza, la tristeza, la fragilidad, el miedo,
la supervivencia, las esperanzas y todas las dicotomías que queramos nombrar.
En ella Cristina Cerrada, recrea sin morbo pero con crudeza los traumas y las
marcas que la violencia indiscriminada y gratuita pueden dejar en quienes la
padecen. Heda vive atrapada por su pasado que no la deja avanzar en un presente
hostil y miserable, inmóvil y sin fuerzas para planear un futuro lastrado por los
horrores de lo vivido. Una de sus armas es el “silencio”, herramienta
indispensable para sobrevivir. Mujer valiente que mira al miedo de frente, que
asume sus actos y que acepta con resignación su destino. Sus protestas a lo
largo del relato son escuetas pero de un impacto tan agresivo como su propio
silencio. Es un lujo de personaje, construido para dar voz a todas las Hedas
supervivientes de vidas amputadas por el repertorio inagotable de las maldades
de la Humanidad.
Respecto a la estructura, la narración está
dividida en tres tiempos en los que vamos conociendo el antes, el durante y el
futuro hipotético de Heda. Dividida en capítulos de una brevedad e intensidad
poco habitual, cambios de situaciones y espacios físicos y temporales
continuos. Narrados con precisión y certeza, lenguaje asequible y elegante, con
el uso acertado de frases cortas e impactantes. En la trama principal hay
espacio para conflictos de toda índole; un asesinato, huelgas de trabajadores,
romance sórdido, muertes familiares, hijos enfrentados a padres…, son las
doscientas páginas mejor aprovechadas que he leído en mucho tiempo.
Estaría hablando horas de esta historia de vida que
por desgracia hoy es la vida de millones de personas. Nuestra escritora ha
hecho sin duda un reconocimiento a esas colectividades que deambulan sin
destino por una “Europa” que mira hacia otro lado, recuerda a todos que estamos
inmersos en una de las mayores crisis humanitarias a nivel mundial de
refugiados de todos los tiempos, y que el grito de Heda, es el aullido de los
sufrimientos de esos seres humanos a los que ya no les queda nada, poco más que
su dignidad.
No hace falta decir cuanto la recomiendo. Me ha
encantado y no me ha dejado indiferente.
“Los refugiados no tienen elección, pero tú sí.
Puedes ayudarlos. No quieren vivir en otro país, quieren regresar a sus casa”. “El sabio no atesora. Cuanto más ayuda a los demás,
más se beneficia. Cuanto más da a los demás, más obtiene para él”.
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