Con
“Camille”,
se cierra la tetralogía de la saga del comisario Camille Verhoeven, ese 1,45 de
hombre que acarrea en su alma todo tipo de sufrimientos y desgracias solamente
comparables con su inteligencia y profesionalidad. Comencé el año pasado con
estas lecturas del que hoy es considerado como el genio de la novela negra en
Francia. Pierre Lemaitre me ha tenido entusiasmada en sus tres primeras
entregas, “Irené”, “Alex” y “Rosy & Jhon”; no puedo decir lo mismo de la
última, puede que todo sea producto de la calidad literaria de las anteriores y
que sinceramente no he visto ni disfrutado en “Camille”.
“Anne
Forestier queda atrapada en medio de un atraco a una joyería en los Campos
Elíseos. Tras recibir una paliza que la deja al borde de
la muerte, tiene la suerte de sobrevivir… y la condena de haber visto la cara
del asaltante. Su vida corre un grave peligro, pero Anne cuenta con la ayuda
del hombre al que ama: el comandante Camille Verhoeven. Este estará dispuesto a
actuar al margen de la ley con tal de protegerla. Pero ¿quién es ese enemigo, y
por qué ese empeño tan feroz en acabar con Anne?
«El hombre que sostiene la repetidora se detiene, se da la vuelta, duda:
es cierto que un disparo es la mejor forma de atraer a la poli antes de haber
empezado, cualquier profesional lo sabe. Por un momento vacila sobre los pasos
a seguir y, una vez tomada la decisión, se vuelve de nuevo hacia Anne y le
lanza una larga serie de patadas. Ella trata de esquivarlas, pero incluso si
hubiese tenido fuerzas se lo habría impedido la puerta contra la que está
arrinconada. No hay salida”.
En la introducción ya he
mostrado mi desilusión inesperada por la lectura de este francés al que pienso
seguir leyendo. Tengo poco que añadir a las anteriores reseñas en lo referente
a la grandeza de este “pequeño” comisario, el estilo, la lectura ágil, la
atmósfera que envuelven sus casos, el suspense, la resolución de los crímenes, la
intriga garantizada…, todo lo que define el sello Lemaitre. Ahora bien, no
siendo una trama mal construida, sus giros argumentales son muy flojos y
predecibles comparados con el despegue tan brutal de la novela, me esperaba
mucho más y siendo la última contaba con un broche de oro a la tetralogía que
aconsejo se lea en riguroso orden de edición.
Siento que la narración ha
sido más plana y lenta, momentos en los que quería empujar para que pasara algo
porque las emociones escaseaban hasta resultar monótona. Trescientas páginas
que se preveían brutales por la potencia del principio, con una descripción del
atraco impresionante más que visualizado sentido, pero a medida que me fui metiendo
en la trama no volví a ver esa intensidad a la que nos tiene acostumbrados.
Resulta entretenida, con un
ritmo diferente que decae curiosamente hacia la mitad, momento en el que es
fácil intuir que algo falla en los personajes que rodean a nuestro querido
Camille. Es innegable que se disfruta con el planteamiento contradictorio que
Pierre confiere al personaje, mitad profesionalidad y mitad corazón, y son esos
conflictos emocionales son los que le ayudan a cerrar historia complejas, pero
en este caso descubiertas mucho antes de llegar al ansiado “fin”.
Me esperaba “el cuarto” de
traca y no ha sido así. En cualquier caso, leedla porque en ningún momento me
planteé dejarla, que se aprecie menos intensidad en el relato es señal de la
fuerza e impacto de los anteriores, pero en ningún caso una crítica a su
incuestionable calidad literaria. Seguro que os gusta.”
“Un acontecimiento se
considera decisivo cuando desbarata nuestras vidas por completo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario