miércoles, 1 de febrero de 2017

La vida mientras tanto, Carmen Amoraga

Es la tercera novela que tengo la oportunidad de leer de esta escritora valenciana; en las dos ocasiones anteriores quedé encantada con su narrativa, tanto que he tomado la decisión de leer “El tiempo mientras tanto”, y esto es así porque me frenaba mucho su etiqueta de finalista del Planeta, al que siempre estoy cuestionando por las decepciones literarias que suponen, y además por la sinopsis tan desgarradora que aparece en la contraportada. Sin perder la confianza en la autora lo he leído y con ciertos matices reconozco que me ha gustado.
Son muchas las mujeres que esperan vivir una vida de novela: la que se casa aunque sueña con reencontrarse con el amor de su vida al doblar la esquina; la niña que crece esperando que su vecino se fije en ella, y la convencida de que su conquista cruzará un océano para buscarla. Ésta es la novela de María José, que sufre un accidente justo cuando ha recuperado el control de su vida. Y la novela de su madre, tan parecidas sin quererlo. Y también la de Marga, su amiga, que sueña por las dos. Y la de Fermín, Paco y Joaquín. Sólo una mirada desde la distancia los ayuda a recomponer su propio mapa vital.
Primera recomendación, alejarse de esta novela si el estado de ánimo es de “bajón” o se está pasando por algún momento “chungo”, totalmente desaconsejada. El argumento se acepta solo cuando uno goza de una estabilidad emocional pletórica, momentos de esos que cada vez son menos pero que aún tenemos, a mi me ha recordado a “Paula”, el relato de Isabel Allende escrito cuando su hija estuvo en coma, aquí los paralelismos son calcados; Pilar tiene a su hija María José en idénticas circunstancias y muchos de los fragmentos de la obra son prácticamente iguales. Ambas mujeres y el entorno se enfrentan a un desenlace a modo de catarsis que evidencia el sufrimiento ante la pérdida de un ser querido.
En trescientas páginas, esta finalista del 2010 nos cuenta una historia triste, agridulce, emotiva, que nos pone frente a los temores y miedos más profundos, es un relato de personas unidas por lazos familiares o vínculos de amistad que evidencian lo poco que saben los unos de los otros. Un repertorio de recuerdos, pensamientos, secretos y confesiones por parte de los personajes, conducen al lector y a ellos mismos a la reflexión capital de nuestra existencia; hay que vivir y aprovechar la vida, esa, que cuando tenemos oportunidad ni siquiera sentimos como nuestra.
Desde el punto de vista narrativo su estructura es buena, bien engarzados los acontecimientos, no hay saltos y su lectura resulta muy fácil y asequible; podría entrar en el modelo de novela coral, aunque tres personajes llevan la carga de la historia, existe una galería de personajes que se pasea de visita por el hospital y desde su interior van exteriorizando sentimientos que contribuyen a la construcción de tan peculiar argumento. Todos son reales, a todos les acompañan experiencias dolorosas y todos aprovechan sus conversaciones para manifestar sus frustraciones e infelicidades, sin dejar de evocar el deseo de vidas que no tuvieron.
Carmen Amoraga ambienta “La vida mientras tanto” en Valencia, su ciudad natal y aunque los escenarios son muy limitados las referencias son abundantes. Desde mi humilde opinión la calidad literaria es inferior a “El rayo dormido” y “La vida era eso”, puede que  la trama, ausente en un hilo argumental tan cerrado tenga algo que ver; ahora bien entre cada una de sus líneas se deja sentir esa exaltación por la vida y la alegría y buenos toques de atención para que nos planteemos nuestra material existencia y el paso del tiempo que parece que “no va con nosotros”.
Recomendada porque los relatos tristes son un reflejo más de lo cotidiano, nadie vive en el engaño de una vida feliz y plena, verlo escrito no debe de suponer un reto, pero sobre gustos y deseos puedo entender que la lectura sea un refugio para huir del día a día más duro y por lo tanto decantarse por todo lo contrario a la tristeza. Elegid un buen momento y os gustará.
"Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen".


No hay comentarios:

Publicar un comentario