Los
libros inolvidables, son aquellos que te recomienda alguien que te
conoce bien y que sabe que tipo de lectura te puede hacer disfrutar.
Pilar, me invitó a leer esta novela epistolar con un título tan
largo como ella misma; buena lectora, acepté el ofrecimiento y de
paso también el regalo de quedármelo puesto que ante mi entusiasmo
tras leídas las primeras páginas, decidió que en mis manos estaría
a buen recaudo..., desde entonces forma parte de una de mis obras
preferidas, candidata a ser releída sin pereza siempre que el ánimo
me lo pida. Gracias Fashión.
Si
tuviera que ubicarla en un género concreto, me inclinaría por la
ficción literaria, pero para afinar y ser más coloquial, forma
parte de la narrativa extranjera y su autora es Mary Ann Shafer,
aunque en los agradecimientos, confiesa que una enfermedad le obligó
a pedir ayuda y una sobrina, lo que hizo posible que la terminara.
Enero
de 1946: Londres emerge de las sombras de la segunda guerra mundial.
La escritora Juliet Ashton está buscando el argumento para su
próximo libro. ¿Quién podría imaginarse que lo encontraría en la
carta de un desconocido, un nativo de la isla de Guernsey, a cuyas
manos ha llegado un libro de Charles Lamb que perteneció a Juliet? A
medida que Juliet y el desconocido intercambian cartas, ella se queda
atrapada en un mundo maravillosamente excéntrico. La sociedad
literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey -nacida como una
coartada espontánea cuando sus miembros fueron descubiertos
rompiendo el toque de queda de los alemanes- contiene una galería de
personajes profundamente humanos, divertidos, encantadores, todos
amantes de la literatura, que sobrellevaron la ocupación nazi
organizando reuniones de lectura sobre novelas clásicas, siempre
alrededor de un pastel de piel de patata. Juliet empieza una
importante correspondencia con los miembros de la sociedad, pequeñas
joyas que hablan de libros y del placer de la lectura, de la amistad,
de la vida cotidiana y del impacto reciente que la ocupación alemana
ha tenido en sus vidas. Cautivada por sus historias, decide
visitarles, y lo que encuentra le cambiará para siempre.
Curiosamente,
en la sinopsis se cuenta la esencia de esta obra situada en los años
de ocupación de la Alemania Nazi en las islas inglesas cercanas al
Canal de la Mancha. Aunque la protagonista principal es Juliet, la
escritora, a medida que avanza el relato aparecen una galería de
personajes pintorescos, especiales e inolvidables.
Este
abanico de seres proporcionan a lo largo de la correspondencia con
Juliet, los datos necesarios para justificar el nacimiento de la
sociedad literaria y cómo la pasión por la lectura hizo posible
sobrellevar su convivencia con el invasor. Cada carta es una “carta”
de presentación con nombre y apellido, vivencias, recuerdos y
desafíos vividos ante las narices de los nazis. Cuenta con dosis de
humor, algunos momentos trágicos, curiosidades y en especial
alusiones a las bondades que suponía la lectura de novelas clásicas,
lo que proporcionaba un bálsamo para las heridas en esta lucha que
no parecía tener fin.
Sin
duda es un homenaje al amor por los libros y a las bonanzas que estos
suponen a quienes los consideramos tablas de salvación de nuestros
particulares océanos.
Es
entretenido y ameno, cada carta se convierte en una historia cargada
de mensaje acerca de la condición humana, de la calidad de sus
protagonistas y de las ocurrencias que surgen ante la necesidad de
sobrevivir; incluso se agradecen pequeños guiños generosos hacia
coquetas licencias de los soldados alemanes para con los habitantes
de Guernsey.
Hay
un tema bisagra que es el amor entre la escritora y un lugareño y un
fondo argumental repleto de alegatos a los valores que mueven el
mundo, la amistad, la complicidad, la ayuda, la solidaridad entre
iguales..., todo lo que embellece una obra bien escrita.
Apto
para todas las edades y corazones, lectura con final feliz que se
agradece, no es histórica a pesar de la ambientación ya que la
Segunda Guerra Mundial es solo un escenario temporal, referencia de
la que saca algunos recursos, pero no es el tema entorno al que giran
las cartas, su relevancia es mínima.
Personalmente
la he disfrutado mucho, leído sin prisas y por primera vez no me ha
sobrecogido el tema de fondo, algo que la hace totalmente diferente;
únicamente un par de pegas; un personaje principal con garra y un
estilo distinto al epistolar hubiera hecho de esta “sociedad
literaria” un libro de traca... y , el hecho de no
diferenciarse un rasgo particular en el repertorio de cartas que
recibe Juliet, obliga a echarle imaginación para entender que son de
remitentes diferentes, ya que el estilo de escritura es idéntico en
todas, lo que le resta credibilidad a las misivas; aún así,
recomendadísimo en todos los aspectos y deseo no sólo que os guste,
sino que tengáis cerca donantes tan especiales como yo.
“Lo
mejor de la vida no se planea, solo sucede”.
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