En
los días previos a la festividad comercial de todos los años, cada
vez que me acercaba a una librería me asaltaba este curioso y
llamativo título. Al principio no me hizo demasiada gracia, pero no
dudé de la carga irónica que podría llevar sus páginas; aún así
tras leer su contraportada no pude salir de dudas, pues la sinopsis
es bastante diferente a lo que estamos acostumbrados.
La
curiosidad pudo conmigo y decidí darle la oportunidad de leerlo sin
esperar a que los Reyes Magos lo descargaran en mi hogar.
Nunca
he oído hablar de Lucía Berlín, de manera que me he interesado por
su biografía y trayectoria literaria y gracias a eso he entendido
algo más este manual con nombre de “Marujas” que
por supuesto nada tiene que ver con las tareas domésticas.
Dentro
de la narrativa contemporánea se trata de una recuperación de esta
escritora estadounidense fallecida en el año 2004 y víctima del
olvido y ostracismo literario por parte de las editoriales de medio
mundo. Los caprichos de la vida no dejan de ser un misterio a
resolver y en Lucía se ha cumplido, ya que su éxito le ha venido
tras su muerte lo que no le impidió seguir haciendo lo que más le
gustaba: escribir.
Son
cuarenta y tres relatos basados en las experiencias de vida
itinerante de la autora, resulta ser una mezcla de ficción y
realidad originalmente mezcladas. Su aire autobiográfico se reconoce
cuando buceas en la biografía de Lucía, de no ser así, lo narrado
le puede pasar a cualquiera. La estructura del libro no cuenta con
una trama o temática determinada, en el recopilatorio de los cuentos
o historias reina el desorden y caos y las sensaciones que provocan
cada uno de ellos son diferentes y únicas. Personalmente me han
costado entender algunos, pero la ventaja de los relatos cortos es
poder abandonarlos y abordar el siguiente sin el peligro de romper la
magia de la lectura.
Nadie
escribe sin un objetivo y Lucía nos invita a remover sentimientos y
provocar reflexiones ante la lectura de estas historias conmovedoras
y realistas, consiguiendo no quedar indiferentes ante tan curioso
“manual”.
Hay
una característica común a los protagonistas y es lo desgraciados y
lejanos a la suerte que se hallan la mayoría de ellos, compartiendo
ante este desastre una actitud de lucha y desafío que mucho tiene
que ver con lo padecido por la escritora a nivel personal.
La
extensión es muy adecuada, ninguno se hace insufrible, aunque aviso
que cuesta entrar en las historias;la narradora se encuentra en
México y eso despita al principio, los ritmos son cambiantes y puede
pasar de relatos intensos a otros caracterizados por una extrema
laxitud..., es el momento de pasar al siguiente, pero no abandonar el
libro.
Finalizo
invitando a terminar el manual de Lucía Berlín porque combina dos
rasgos que se suelen apreciar en historias bien contadas, la mezcla
de ironía y humor con las dosis de candidez y melancolía; pero
especialmente para compensarla por el olvido al que fue sometida a lo
largo de su vida, en un mundo de editoriales marcado por el ansia
comercial que no supo apreciar sus habilidades literarias y
narrativas.
Os
sorprenderá si vuestras expectativas es leer algo diferente.
“Para
hacer algo grande hay que empezar por hacer bien las cosas pequeñas”.
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