sábado, 18 de febrero de 2017

Educación siberiana, Nikolái Lilin


        En mis habituales incursiones a los pasillos de la biblioteca de mi localidad, algo que me apasiona y relaja tanto o más que en cualquier librería, encuentro lecturas diferentes que sin tener nada especial a simple vista, acaban provocando una curiosidad imparable acerca de la historia que puedan guardar sus páginas. “Educación siberiana” fue un título que me sonó muy potente, imaginé  los centros de reclutamientos de la Unión Soviética y sus implacables normas bajo un frío “siberiano” al más puro estilo de la antigua y mítica Esparta. Me equivoqué estrepitosamente y tras leer la sinopsis quedé tan impactada por su temática que “se vino conmigo” y después de leerlo reconozco que es unas de los libros más originales y duros que he leído.
“Basada en la experiencia personal del autor, esta novela relata la extraordinaria historia de los urcas, una insólita comunidad de bandidos siberianos que tienen el dudoso honor de ser los únicos oponentes a Stalin que fueron deportados desde Siberia en lugar de hacia Siberia, destino de miles de víctimas del régimen soviético. Los urcas fueron expulsados por el dictador ruso a la Transnistria, una larga franja entre Moldavia y Ucrania, aún hoy una tierra de nadie —en 1990 declaró su independencia, pero ningún estado la reconoce—, asolada por la corrupción, el crimen organizado y el contrabando. Y precisamente allí nació y se crio Nikolái Lilin, en el seno de una gran familia que se enorgullece de no reconocer otra autoridad que la de sus ancianos, obligando a sus miembros a respetar un estricto código de conducta que les permite definirse a sí mismos como «criminales honestos”.
En realidad no es una sola historia la que se narra en esta novela autobiográfica, es el compendio de diversas historias que tienen un protagonista común: “La violencia”, aparece tantas veces y ocupando tantos momentos de estas historias que cobra vida hasta considerarla una forma de comunicación dentro de estos grupos humanos. Siempre está justificada, especialmente cuando se utiliza para defender a los débiles, y a las víctimas de los abusos; un medio de supervivencia que se establece a través de códigos muy estrictos.
Desde las primeras páginas supe que se trataba de un relato cruel y de una dureza extrema, pero no pude abandonarlo porque resultaba muy interesante el tema de las comunidades de criminales que se autodenominaban “honestos”, sus costumbres, tradiciones, creencias, modos de vida y esa ética tan exclusiva que les proporcionaba un sentido de la lealtad y la humildad muy alejado del que tenemos en la actualidad. Al parecer el ambiente de corrupción que se describe en el relato solo es entendible desde su entorno, inaceptable fuera de él.
En trescientas cincuenta y dos páginas las descripciones cortan la respiración, los códigos de violencia utilizados están normalizados e institucionalizados y eso se nos hace llegar con una crueldad vivida por el autor y protagonista de esta “educación siberiana”; sin duda ha querido homenajear a una comunidad que había si sentenciada al olvido.
Narrada en primera persona, dividida en capítulos, ambientes detallados y minuciosamente bien descritos, mención especial a temas muy concretos de estos “urcas” como son el significado de sus tatuajes siberianos, personajes bien trazados, y un final aceptable acorde al relato. No puedo decir que la exposición de las historias sea fácil de seguir, hay mucha desorganización y resulta monótona y difícil  de entender.
Nuestro autor participó en la Guerra de Chechenia, es su primera novela  y en ella se atrevió a criticar a la sociedad rusa, a la comunidad musulmana y a todo lo que representaba un mal recuerdo en su memoria tras su pertenencia a estos grupos que fueron exiliados de la mismísima Siberia. Reconozco que no es la lectura que voy a repetir y que mi recomendación es muy limitada, hay que estar predispuestos y motivados por la curiosidad bañada de “muerte”; en definitiva ha sido como leer un relato de los orígenes y  emergencia de la “mafia” rusa con patrones muy parecido a la italiana, aunque con matices. Fue escrita en italiano y catapultada a la literatura europea a través de Italia, como poco las similitudes son evidentes. No apta para todos los públicos.
"Para proteger a las ovejas hay que cazar al lobo y solo el lobo puede hacerlo".

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