En
mis habituales incursiones a los pasillos de la biblioteca de mi localidad,
algo que me apasiona y relaja tanto o más que en cualquier librería, encuentro
lecturas diferentes que sin tener nada especial a simple vista, acaban
provocando una curiosidad imparable acerca de la historia que puedan guardar
sus páginas. “Educación siberiana” fue un título que me sonó muy potente,
imaginé los centros de reclutamientos de
la Unión Soviética y sus implacables normas bajo un frío “siberiano” al más
puro estilo de la antigua y mítica Esparta. Me equivoqué estrepitosamente y
tras leer la sinopsis quedé tan impactada por su temática que “se vino conmigo”
y después de leerlo reconozco que es unas de los libros más originales y duros
que he leído.
“Basada en la experiencia personal del autor, esta novela relata la
extraordinaria historia de los urcas, una insólita comunidad de bandidos
siberianos que tienen el dudoso honor de ser los únicos oponentes a Stalin que
fueron deportados desde Siberia en lugar de hacia Siberia, destino de miles de
víctimas del régimen soviético. Los urcas fueron expulsados por el dictador
ruso a la Transnistria, una larga franja entre Moldavia y Ucrania, aún hoy una
tierra de nadie —en 1990 declaró su independencia, pero ningún estado la
reconoce—, asolada por la corrupción, el crimen organizado y el contrabando. Y
precisamente allí nació y se crio Nikolái Lilin, en el seno de una gran familia
que se enorgullece de no reconocer otra autoridad que la de sus ancianos,
obligando a sus miembros a respetar un estricto código de conducta que les
permite definirse a sí mismos como «criminales honestos”.
En realidad no es una
sola historia la que se narra en esta novela autobiográfica, es el compendio de
diversas historias que tienen un protagonista común: “La violencia”, aparece
tantas veces y ocupando tantos momentos de estas historias que cobra vida hasta
considerarla una forma de comunicación dentro de estos grupos humanos. Siempre
está justificada, especialmente cuando se utiliza para defender a los débiles,
y a las víctimas de los abusos; un medio de supervivencia que se establece a
través de códigos muy estrictos.
Desde las primeras
páginas supe que se trataba de un relato cruel y de una dureza extrema, pero no
pude abandonarlo porque resultaba muy interesante el tema de las comunidades de
criminales que se autodenominaban “honestos”, sus costumbres, tradiciones, creencias,
modos de vida y esa ética tan exclusiva que les proporcionaba un sentido de la
lealtad y la humildad muy alejado del que tenemos en la actualidad. Al parecer
el ambiente de corrupción que se describe en el relato solo es entendible desde
su entorno, inaceptable fuera de él.
En trescientas
cincuenta y dos páginas las descripciones cortan la respiración, los códigos de
violencia utilizados están normalizados e institucionalizados y eso se nos hace
llegar con una crueldad vivida por el autor y protagonista de esta “educación
siberiana”; sin duda ha querido homenajear a una comunidad que había si
sentenciada al olvido.
Narrada en primera
persona, dividida en capítulos, ambientes detallados y minuciosamente bien
descritos, mención especial a temas muy concretos de estos “urcas” como son el
significado de sus tatuajes siberianos, personajes bien trazados, y un final
aceptable acorde al relato. No puedo decir que la exposición de las historias
sea fácil de seguir, hay mucha desorganización y resulta monótona y
difícil de entender.
Nuestro autor participó
en la Guerra de Chechenia, es su primera novela y en ella se atrevió a criticar a la sociedad
rusa, a la comunidad musulmana y a todo lo que representaba un mal recuerdo en
su memoria tras su pertenencia a estos grupos que fueron exiliados de la mismísima
Siberia. Reconozco que no es la lectura que voy a repetir y que mi recomendación
es muy limitada, hay que estar predispuestos y motivados por la curiosidad
bañada de “muerte”; en definitiva ha sido como leer un relato de los orígenes y
emergencia de la “mafia” rusa con
patrones muy parecido a la italiana, aunque con matices. Fue escrita en
italiano y catapultada a la literatura europea a través de Italia, como poco
las similitudes son evidentes. No apta para todos los públicos.
"Para proteger a las ovejas hay que cazar al lobo y solo el lobo puede hacerlo".
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