Nada más comenzar las vacaciones, es casi un ritual acercarse a las librerías y seleccionar las lecturas del verano; el Corte Inglés es uno de esos sitios por donde puedes pasear con bastante libertad, tocar, leer contraportadas y tomar decisiones muchas veces inesperadas. Por si fuera poco, las ofertas en cestos que no dejan de atraer tu atención, te dan gratas sorpresas, y por un módico precio te traes a casa, auténticos descubrimientos como es el caso de “Los cuadernos de Marcos”. Siempre hurgo en estos “cajones de segunda división” porque tengo la pena de que han sido condenados al abandono y que están ahí solo como reclamo por su buen precio, y precisamente por eso, merecen una oportunidad, son como “los parientes pobres” de los betsellers respaldados por las grandes editoriales y publicitados como las joyas literarias que carecen de competencia.
Aún es una incógnita como un libro tan emotivo y entrañable puede pasar desapercibido por las editoriales y ser tan ignorantes de los gustos de los lectores, como para condenarlo a un exilio tan injusto y premeditado.
Ni que decir que me encantó, hasta la encuadernación me provocaba el acierto y la satisfacción que encontraría al abrirlo y no me equivoqué. Margarita Sanz Herranz, es una jubilada amante de la escritura y la lectura, atrevida y valiente, ha escrito una serie de historias nacidas de su memoria y vivencias en una mezcla acertada de lo real con lo imaginario; y con esta ópera prima ha inaugurado una carrera literaria que siempre tuvo deseo de iniciar y que por fin ha puesto en práctica. Poner por escrito los recuerdos y los sueños no le ha resultado fácil ni ha sido cosa de dos días, pero lo importante es que lo ha logrado y desde mi humilde opinión con gran acierto.
Marcos es un joven obsesionado con las historias antiguas que le cuenta su abuelo; con ellas llena su cuaderno: Clara y Miguel; la gitana Florentine y su familia; Adolfo, condenado por el asesinato de Serafín, su padrastro maltratador; Juan el Estañador y su mujer Soledad, que muere al dar a luz a una niña, también llamada Soledad, a la que cría Teresa con sus propias hijas, Valentina y Ana María; Carolina y sus dos abuelas; y, finalmente, Emilia, brutalmente violada por Claudio y maltratada por su propia madre.
Hasta el formato en pasta blanda me gustó y el número de páginas, terminó de convencerme y disipar las escasas dudas que podía tener ante el disfrute que esta sinopsis me había provocado.Tengo que confesar que me apasionan las historias rurales, emotivas, con cierta carga de sufrimiento, donde la dignidad y su defensa se convierten en un personaje con vida propia; la dureza de tiempos pasados, el concepto de familia, de la honradez, del sacrificio...
Los cuadernos están divididos en seis capítulos y todos se narran con un lenguaje sencillo cargado de ecos de antigüedad, de esos que se cuentan por los ancianos a la luz de la hoguera y al calor de sus brasas, con nostalgia y melancolía, con honestidad infinita. Margarita ha elegido un pueblo castellano como ambientación para un relato con nombre propio y lo ha “clavado”.
Sin duda es parte de nuestra historia y del género de literatura contemporánea; es un homenaje a los héroes anónimos de una etapa de la Historia de España, donde carecer de nombre y luchar por la libertad para conservarlo se convirtió en un desafío. Son recuerdos de tragedias y dolor, de dificultades y dramas, pero reales y contados con emoción y sentimiento.
Me ha recordado a “Rosas para Gabriela”, “El lector de Julio Vernes” y “El balcón de invierno”; y muchas otras que yo llamo “libros para siempre”..., esos que nunca te dan pereza volver a leer. Cuando iba terminando capítulos, reflexionaba y decía: “que bonito, que bien contado”..., cómo estaba ese libro ahí?. Por eso no me voy a cansar de recomendarlo y de animaros a manosear todo lo que esté expuesto en las librerías aunque sea en los mismísimos carritos del Carrefour..
Mi aplauso y enhorabuena a esta jubilada de sesenta y nueve años, porque ahora empieza su etapa creativa, su oportunidad como escritora..., por fin puedo decir, “De mayor quiero ser como ella”.
“Todos los pasos de mi vida los he dado con mis pies. La tierra pisadase resiente y el camino recorrido me dice que he dejado huella.La tierra reposa en el sendero y mis zapatos cobijan el corazón del caminante”.
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