domingo, 17 de julio de 2016

Expediente desaparición, Dror Mishani

Todo lector que se precie, incluye un buen repertorio de novelas de suspense, en la lista de libros candidatos a ser leídos durante el verano. Al comienzo del mismo hice unas sugerencias acerca de este género que nunca decepciona; “Expediente desaparición” fue uno de ellos, lo encontré en las oportunidades de unos grandes almacenes y la verdad he quedado sorprendida, porque su calidad bien merece un lugar en los escaparates de las librerías y no en los cestos de saldos, donde se corre el riesgo del olvido y la “desaparición”.
Dror Mishani, se estrena con esta novela de crimen y misterio, cuyo eje argumental gira alrededor de la desaparición de un adolescente y el expediente de la misma que genera en la comisaria donde se denuncian los hechos por parte de su madre.
Un muchacho de dieciséis años, Ofer, desaparece sin dejar rastro tras partir de su casa, en el barrio residencial de Holon, de camino al instituto. Lo que parecía un caso rutinario se convierte para el inspector Abraham Abraham en una investigación frustrante que va acaparando toda su vida. A medida que profundiza en el conocimiento de la vida del chico, más escondida parece la verdad de lo que le ocurrió.
Sólo un hombre, un vecino y profesor del muchacho, Zeev Avni, tiene algo que decir, algo muy extraño que puede salvar la investigación, si no es demasiado tarde.
Novela negra con ingredientes habituales pero cierta originalidad, no se asiste a los cotidianos actos de violencia y morbo de crímenes propios del género, ni al ansia desmedida por resolver un caso jugoso para cualquier comisaria, ni estamos en los barrios americanos, ni nada familiar que se le parezca; la ambientación elegida por este autor israelí , es en esta ocasión un discreto y sencillo pueblo de Israel y en lugar del avispado poli que todo lo sabe, nos encontramos a un investigador asqueado de su trabajo, desmotivado y sin ninguna preocupación, ni interés por lo que escucha de boca de una madre desesperada, eso aunque parezca malo es muy positivo a la hora de engancharse al relato y ayuda a evolucionar la trama muy a favor del lector, que la disfruta hasta el final.
Me ha gustado por lo inesperado del argumento, por la ausencia de violencia y porque la trama está muy atada, sin cabos sueltos, con sorpresas calculadas y donde el azar tiene poco o nada que hacer. Buen ritmo, nada agobiante, equilibrado y asequible para todos los corazones, y lo mejor un final de explosión, acertado y bien recibido.
Como curiosidad contaros, que fue premiada por un jurado de suecos, algo a tener en cuenta, visto los éxitos y la experiencia de estos en el género negro. Además el autor con una narrativa cuidada mezcla datos de Occidente con rasgos de Oriente que enriquece la novela y por último, hay una critica e invitación a la reflexión acerca del porqué no hay novelas policíacas en Israel.
Me parece injusto que este desatendida entre montones de libros, que pase “desapercibida” y confieso que además de gustarme la sinopsis, la elegí desconsideradamente, porque de llevármela a la playa si se estropeaba...”total, quizás no era muy buena”. Lección aprendida, nunca sabes donde vas a encontrar un buen libro.
Nuestros destinos dependen con frecuencia de algunas decisiones casuales que toman los demás”.

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