Todo
lector que se precie, incluye un buen repertorio de novelas de
suspense, en la lista de libros candidatos a ser leídos durante el
verano. Al comienzo del mismo hice unas sugerencias acerca de este
género que nunca decepciona; “Expediente desaparición”
fue uno de ellos, lo encontré en las oportunidades de unos
grandes almacenes y la verdad he quedado sorprendida, porque su
calidad bien merece un lugar en los escaparates de las librerías y
no en los cestos de saldos, donde se corre el riesgo del olvido y la
“desaparición”.
Dror
Mishani, se estrena con esta novela de crimen y misterio, cuyo eje
argumental gira alrededor de la desaparición de un adolescente y el
expediente de la misma que genera en la comisaria donde se denuncian
los hechos por parte de su madre.
Un
muchacho de dieciséis años, Ofer, desaparece sin dejar rastro tras
partir de su casa, en el barrio residencial de Holon, de camino al
instituto. Lo que parecía un caso rutinario se convierte para el
inspector Abraham Abraham en una investigación frustrante que va
acaparando toda su vida. A medida que profundiza en el conocimiento
de la vida del chico, más escondida parece la verdad de lo que le
ocurrió.
Sólo un hombre, un vecino y profesor del muchacho, Zeev Avni, tiene algo que decir, algo muy extraño que puede salvar la investigación, si no es demasiado tarde.
Sólo un hombre, un vecino y profesor del muchacho, Zeev Avni, tiene algo que decir, algo muy extraño que puede salvar la investigación, si no es demasiado tarde.
Novela
negra con ingredientes habituales pero cierta originalidad, no se
asiste a los cotidianos actos de violencia y morbo de crímenes
propios del género, ni al ansia desmedida por resolver un caso
jugoso para cualquier comisaria, ni estamos en los barrios
americanos, ni nada familiar que se le parezca; la ambientación
elegida por este autor israelí , es en esta ocasión un discreto y
sencillo pueblo de Israel y en lugar del avispado poli que todo lo
sabe, nos encontramos a un investigador asqueado de su trabajo,
desmotivado y sin ninguna preocupación, ni interés por lo que
escucha de boca de una madre desesperada, eso aunque parezca malo es
muy positivo a la hora de engancharse al relato y ayuda a evolucionar
la trama muy a favor del lector, que la disfruta hasta el final.
Me
ha gustado por lo inesperado del argumento, por la ausencia de
violencia y porque la trama está muy atada, sin cabos sueltos, con
sorpresas calculadas y donde el azar tiene poco o nada que hacer.
Buen ritmo, nada agobiante, equilibrado y asequible para todos los
corazones, y lo mejor un final de explosión, acertado y bien
recibido.
Como
curiosidad contaros, que fue premiada por un jurado de suecos, algo a
tener en cuenta, visto los éxitos y la experiencia de estos en el
género negro. Además el autor con una narrativa cuidada mezcla
datos de Occidente con rasgos de Oriente que enriquece la novela y
por último, hay una critica e invitación a la reflexión acerca del
porqué no hay novelas policíacas en Israel.
Me
parece injusto que este desatendida entre montones de libros, que
pase “desapercibida” y confieso que además de
gustarme la sinopsis, la elegí desconsideradamente, porque de
llevármela a la playa si se estropeaba...”total, quizás no
era muy buena”. Lección aprendida, nunca sabes donde vas a
encontrar un buen libro.
“Nuestros
destinos dependen con frecuencia de algunas decisiones casuales que
toman los demás”.
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