Aunque realmente leí esta obra de Vargas Llosa
a los pocos meses de su lanzamiento, hoy la comento porque he vuelto a bucear
en sus páginas buscando la visión personal del fenómeno colonialista de este escritor.
Entonces me pareció buena y recuerdo que muy dura y cruel en pasajes concretos
de la misma, tono que no abandona en la práctica totalidad de las casi
quinientas páginas del relato tan estremecedor como realista.
La aventura que narra esta novela empieza
en el Congo en 1903 y termina en una cárcel de Londres, una mañana de 1916.
Aquí se cuenta la peripecia vital de un hombre de leyenda: el irlandés Roger
Casement. Héroe y villano, traidor y libertario, moral e inmoral, su figura
múltiple se apaga y renace tras su muerte. Casement fue uno de los primeros
europeos en denunciar los horrores del colonialismo con argumentos. De sus
viajes al Congo Belga y a la Amazonía peruana quedaron dos informes memorables
que conmocionaron a la sociedad de su tiempo, pues tras ellos se revelaba una
verdad dolorosa: no era la barbarie africana ni amazónica la que volvía
bárbaros a los civilizados europeos; eran ellos, en nombre del comercio, la
civilización y el cristianismo, quienes cometían los actos más bárbaros. Estos
dos viajes y lo que allí vio, cambiarían a Casement para siempre, haciéndole
emprender otra travesía, en este caso intelectual, tanto o más devastadora. La
que lo llevó a enfrentarse a una Inglaterra que admiraba y a militar
activamente en la causa del nacionalismo irlandés. En plena I Guerra Mundial,
viajó a Berlín para conspirar contra el Reino Unido y participó en el
Alzamiento de Pascua de 1916, hecho que lo llevaría finalmente prisión.
En
el resumen aparece la esencia de la novela, localizaciones muy concretas,
Londres, el Amazonas y el Congo, y por extensión zonas de África visitadas por
el denunciante anticolonialista Roger Casedement, protagonista absoluto y autor
de unos informes que conmocionaron a la sociedad europea del momento, por las
atrocidades descritas en él acerca del fenómeno Imperialista de finales del
siglo XIX.
Respecto
al personajes puedo decir que está documentado todo lo referente a su papel
como activista irlandés detractor de los abusos coloniales, siendo las
vivencias de Roger uno de los aspectos más desarrollados en la novela, de ahí
que personalmente se me haya hecho desagradable por el recreo del horror y lo
repetitivo de ciertas escenas. Encuentro la novela demasiado biográfica a pesar
de haber reflejado el viaje físico y existencial de Casedement, Llosas pone
patente la indignación y el dolor sentido por el viajero ante la violencia
desmedida de una pequeña pero implacable parte de la humanidad.
No
voy a decir que es la mejor obra del escritor peruano, a ratos he tenido que
saltar pasajes que recordaba insufribles, incluso recuerdo haber avisado a una
compañera que lo estaba leyendo que se preparara porque lo último que se hace
es disfrutar; pero es un tema de Historia y a mi me apasionan, a ratos es
entretenida y en momentos tediosa, pero no por ello reconozco que aleccionadora
y formativa. Lenguaje duro como los hechos que describe, la estructura con
cambios temporales y los personajes secundarios bien tratados.
No
todo lo de este autor me ha gustado, pero quizás esta segunda vez me ha
resultado más llevadera su lectura. Hace unos días al comenzar las clases de
Historia del Mundo Contemporáneo, les explicaba a mis alumnos que la Historia
de la Humanidad está plagada de genocidios, que todos hacemos alusión a los
crímenes contra el pueblo judío, pero que la esclavitud fue sin duda uno de los
más atroces de nuestra existencia y que al normalizar estos atentados y dejarlos
reposar en la memoria parecen perder importancia; estos y otros tantos que ya
he comentado en otras novelas, prueban la capacidad ilimitada y sin caducidad
del HOMBRE para ejercer el poder y el mal, y los que no lo hacemos lo
contemplamos que al fin y al cabo es una forma más de ser parte de estas
atrocidades.
“Todos nuestros sueños se
pueden hacen realidad si tenemos el coraje de perseguirlos”.