En
ocasiones los libros llegan hasta mi a través de personas que forman parte de
mi vida, en este caso fue un regalo de quien yo llamo con mucho cariño “Mama
Lupe”; por supuesto acertó de pleno ya que las historias de familias
enfrentadas en el tiempo bajo el velo de la traición y la venganza, son de los
relatos que más acaban entreteniendo y de los que sin duda más se aprende.
Los amores perdidos es la historia de los jóvenes Arturo Quíner y Alejandra Minéo, de
su relación imposible y de lo que tuvieron que sacrificar por ella. Y de dos
familias, los Quíner y los Bernal,
enemigas eternas. Y es también la historia de un pueblo canario, El Terrero, de
héroes anónimos y caciques ambiciosos, donde las pasiones son arrebatadas, los
secretos se desvelan entre susurros y las venganzas se cobran con sangre.
Los amores perdidos es el poderío de Dolores Bernal, la matriarca despótica que
controla el pueblo con mano de hierro; la bondad de Alfonso Santos, el
honorable y firme médico que conoce el punto débil de todos sus vecinos; el
valor de Rita Cortés, la chica rebelde y excesiva, que huye a la Península para
encontrar algo muy diferente a lo que esperaba; o la tenacidad de Ismael
Quíner, el noble enamorado que lo ofrecerá todo por perpetuar de su estirpe.
Los amores perdidos es un épico y colosal tapiz tejido con estas y otras muchas
historias, que afectarán a la pasión de Arturo y Alejandra a lo largo de los
años y que les llevará del Terrero a Nueva York, del enamoramiento al
desencanto, de la separación al reencuentro para finalmente enfrentarse a un
destino incierto.
Dentro
de la Narrativa española, Miguel de León nos presenta su primera novela con un
argumento muy completo que se abarca seis décadas de la Historia de España,
tomando como punto de partida la etapa de la Posguerra y el opresivo ambiente
de la Dictadura. En territorio isleño, en el pueblo canario del Terrero, se van
tejiendo un tapiz de múltiples historias que pivotan del pasado al presente,
protagonizadas por una galería de personajes de toda catadura moral y social
que dan forma a esta novela coral perfectamente escrita bajo una estructura
triple, donde nada queda suelto, entrelazándose relatos pequeños en lo que acaba
siendo una historia universal.
Estas
obras de sagas familiares son conocidas por haber frecuentado a autores como
Gabriel García Márquez y la incondicional Isabel Allende, por eso es fácil
reconocer rasgos y recursos que nos son familiares como esquema común a estas
obras; matriarcas poderosas en un mundo de hombres, odios heredados, “amores
imposibles”, tragedias no superadas, ansías de venganzas insuperables, todo
personificado en cada uno de los actores que aparecen en la novela. Pero además
Miguel de León lo escribe con grandes dosis de ternura, de intimismo y no menos
carga de odio, de miedo y de dolor y en esa batidora de emociones, los
personajes sufren una evolución constante que aportan dinamismo, ofreciéndoles
el amor como la única tabla de salvación para una historia sin retorno. No se
olvida de evocaciones a la libertad, al progreso, a la memoria, al elogio de
las mujeres pioneras de los grandes cambios y a los sinsabores de la vida.
Me
ha gustado mucho por lo relajante que suelen ser este tipo de lectura, creo que
es la novela apta para todos los públicos, que entretiene, que no se tiene
prisas por terminar y con la se quedaría bien si se destinara a un regalo, no
la catálogo como romántica porque el verdadero núcleo de la historia no es el
amor, aunque sí una de las salidas propuestas para romper décadas de “cuentas
pendientes”.
“Uno aprende a amar, no
cuando encuentre a la persona perfecta, sino cuando aprenda a creer en la
perfección de una persona imperfecta”.
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