Jerusalén,
es sin duda una de las zonas del planeta con una carga histórica tan
incuestionable como los conflictos de la que es víctima desde su
fundación hasta nuestros días. Abraham B. Yehoshúa, nació allí
en 1936 y es autor de la nada despreciable cifra de trece novelas
traducidas a más de veintidós idiomas; de manera que ha invertido la
mayor parte de su vida en mostrar este escenario de profunda
religiosidad y cultura.
Escrita
entre los inicios del 2002-2003, no fue publicada hasta pasados unos
años; el marco político que envuelve el relato es la sacudida en
Oriente Medio de una oleada de atentados terroristas bajo el mandato
del Primer Ministro Ariel Sharon. Cuento todo esto porque tras
informarme acerca de este escritor, he conocido que en sus novelas
estos aspectos junto con la muerte de una intima amiga, fueron
condicionantes muy especiales para la ejecución de la misma.
“Un
terrorista se inmola en el mercado de Jerusalén. Una mujer muere:
era extranjera, vivía sola y nadie reclama su cadáver en la morgue.
Sin embargo, Julia Ragayev tenía un trabajo; era empleada de la
limpieza en una gran panificadora. Un periodista sin escrúpulos
aprovecha el caso para denunciar la «falta de humanidad» de la
empresa, que ni siquiera se había percatado de la ausencia de su
empleada. El director de recursos humanos tiene que hacerse cargo del
asunto y buscar remedio a los daños de imagen sufridos. Pero, tras
asistir al emotivo entierro de la mujer, el caso se convierte para él
en algo más importante que recuperar la simpatía de la opinión
pública. Tendrá que devolver a Julia a su pueblo natal y su
verdadero cometido consistirá en encontrar en su interior los
recursos humanos necesarios para vencer la frialdad que parece
extenderse sobre el mundo y sobre sí mismo.”
Ante
este argumento, es imposible no caer en la necesidad de leer una
historia escrita en clave de fábula moral, que sin querer te obliga
a reflexionar sobre aspectos cotidianos como el dolor, el terror, ,
la paz, la humanidad y el sentido de la existencia. He querido
entender, que si los cambios se producen a nivel individual, de
persona en persona, la colectividad será la encargada de modificar
los errores de una Humanidad que necesita urgentemente una
“reconstrucción”. Vamos, que nos invita a la
autocritica respecto a los valores de la sociedad actual.
No
hay sentimentalismos ni morbosidad en el relato y mira que el tema
podía dar juego a ello. El detonante es el atentado y la narración
lineal y cronológica de los hechos, se suceden a partir de este
acontecimiento brutal y frecuente en estas zonas de inestabilidad
permanente.
Me
ha gustado porque a pesar de encuadrarla en novela de connotaciones
histórica, es urbana, moderna, de actualidad, con un argumento muy
bien estructurado y con un ritmo pausado acorde a la intriga de los
acontecimientos.
Sin
duda los personajes son los pilares de la novela; el director de
recursos humanos ejerce su misión en clave de expiación, de culpa,
de penitencia..., y así cada uno de los protagonistas asumen una
aventura personal a raíz de la muerte de Julia, desconocida
trabajadora, ingeniera y procedente de un país del Este; jugando así
nuestro escritor con el marco de los últimos coletazos de la Guerra
Fría. Sin las presiones del periodista y el lavado de conciencia del
anciano empresario, nada de lo contado tendría el sentido que este
escritor israelí perseguía. Es una historia bien contada, fácil de
seguir en su trama, sin intencionalidad de mensajes políticos,
enmarcada en un cuadro pacifista, sin mencionar ni una sola vez el
conflicto Palestino y con la expresa finalidad de provocar reflexión
en el prójimo.
Lo
mejor de todo es que en muchos tramos me recordaba a las novelas de
enredos, con dosis de ironía y humor hábilmente presentadas y
aunque parezca extraño, muy sentimental y emotiva.
Como
es la primera y espero que no sea la última de este autor, la
recomiendo porque no tiene desperdicio ninguno.
“El
verdadero amor exige mantenerse distante de la persona amada”.
“El
amor verdadero siempre se halla en una situación oscilante, de
grandes desequilibrios, capaces de llevar al ser humano a realizar
actos vertiginosos”.
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