miércoles, 29 de julio de 2015

La Chica del Tren, Paula Hawkins

La novela del verano; bueno, una de las muchas que recomiendan incansablemente para tirarnos en la arena de la playa... vamos para momentos estivales y con mucho tiempo libre. Casi quinientas páginas de lo que se prometía como éxito indiscutible en esos meses que más se lee y que más “publiquito” se “tira a la piscina” de esta sana afición que es la lectura.
Voy a contar los rasgos principales de esta novela de Paula Hawkins y luego remataré con la impresión que me ha causado.
Para hacerlo más imparcial os pongo la sinopsis; Rachel toma siempre el tren de las 8.04 h. Cada mañana lo mismo: el mismo paisaje, las mismas casas y la misma parada en la señal roja. Son solo unos segundos, pero le permiten observar a una pareja desayunando tranquilamente en su terraza. Siente que los conoce y se inventa unos nombres para ellos: Jess y Jason. Su vida es perfecta, no como la suya. Pero un día ve algo. Sucede muy deprisa, pero es suficiente. ¿Y si Jess y Jason no son tan felices como ella cree? ¿Y si nada es lo que parece? .
Bueno, no queda duda que estamos ante una novela de intriga, misterio, negra o terror; vamos un thriller psicológico al más puro estilo americano. La mayor parte de las veces que leo un relato de este tipo, acudo a la frase de “lectura pegamento”, por lo mucho que te absorbe y lo adictiva que resultan, en esta ocasión diría “lectura pegajosa”, me enganchó a ratos, pero también la quería abandonar y no podía. Es una historia con una trama aparentemente sencilla, contada a tres voces, dividida en capítulos que alternan a los tres protagonistas principales; el hilo argumental es flojo y aplastantemente repetitivo. La desaparición de una mujer, invita a Rachel que es nuestra “chica del tren”, a escarbar en su vida y le parece todo tan raro que se acaba liando “parda”.
La calidad narrativa es superficial, sería perfecta como guión de película, incluso me recuerda a la obra maestra de Alfred Hitchcok “La ventana indiscreta”, pero su tensión es muy mejorable, aunque hay que reconocer que el recurso de ir dejando pistas para desvelar el misterio se hace entretenido. Sus personajes no están sólidamente construidos y no he podido empatizar con ninguno de ellos, de manera que se me olvidarán en dos días.
Y ahora os cuento mis impresiones aunque más o menos las he ido dejando caer. Para ser el betseller que arrasa en las listas de los más vendidos de EEUU, deja mucho que desear, es un ejemplo más de éxito de marketing y publicidad, mis expectativas se han quedado tiradas en el andén de la estación donde Rachel se sube todos los días al tren, ese tren que es el escenario inicial que desencadena la historia. Faltan sorpresas, sobresaltos, emoción, deja cuestiones que no cierra por lo que te quedas perdido en la trama, no hay garra en lo que cuenta y el final además de insulso y predecible es precipitado, más que la llegada de un tren sin frenos a la última estación de Siberia.
Pocas veces hago reseñas negativas de libros que me he leído de principio a fin, pero quiero ser sincera y que nadie se llame a engaño... para el verano y poco más y si se empieza hay que terminarlo. He comentado con amigas que lo han leído y han sido más indulgente que yo, con esta pobre chica que mira por las ventanas del tren hacia hogares ajenos... eso en mi pueblo se llama: “excusá”; bromas aparte, os recomiendo leerla en una puntuación de seis, tampoco es tan mala, las hay peores...

Dicen que quien habla y se entretiene en saber de la vida de los demás, es que la suya es muy aburrida”.

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