jueves, 30 de abril de 2015

El hombre que amaba a los perros, Leonardo Padura

Confieso que unos de mis géneros favoritos es la novela histórica, y también reconozco que no hay ninguna época en especial que me atraiga por encima de las otras; sin duda la atracción hacia lo contemporáneo es inevitable, pero no excluyente de cara a cualquier momento de la humanidad.
En esta ocasión le ha tocado a Leonardo Padura, su novela “El hombre que amaba a los perros” ha estado en mi lista de espera sin causa aparente y ahora que ya la he leído reconozco que debería haberla colado por delante de otras lecturas, pero a veces es difícil priorizar.
Más de quinientas páginas de Historia Contemporánea dan vida a esta obra escrita en el año 2009, toda bajo una estructura compleja que hilvana una parte real y otra novelada en un entramado histórico que acaba encajando a la perfección. Si tuviera que resumir el contenido de la misma diría: “Es la narración de los últimos años de trayectoria política y vital de liev Davidovich, alias León Trosky, en especial aquellos que rodearon a su cruel exilio”.
Es en este momento, cuando aquellos que saben del periplo sufrido por este hombre se acuerdan de otro nombre propio ligado a él en su fatal destino; Ramón Mercader, su ejecutor en Méjico tras un atentado en 1940; este catalán de ideología comunista fue entrenado por el servicio secreto ruso para llevar a cabo el magnicio que acabó con la vida Trosky.
Partiendo de estas circunstancias que rodearon al exilio, reclusión, huidas a diferentes países del mundo, privación absoluta de libertad, escaso apoyo de gobiernos internacionales y férrea vigilancia de este padre de la Revolución Rusa; Leonardo construye el hilo argumental de esta narración paseándose minuciosamente por décadas de Historia que en algunos momentos y sin proponérselo ha resultado excesiva y cargada de acontecimientos difíciles de procesar.
Iván es el protagonista de la parte ficticia, tras un episodio de su vida vivido en 1977 cuando conoció a un enigmático hombre que paseaba por la playa en compañía de dos hermosos galgos rusos, decide contar y reconstruir las vidas de los dos anteriores protagonistas, abarcando una cronología de hechos, ideologías y situaciones que van desde el destierro impuesto por Stalin a Troski en 1929 hasta el atentado que pondría fin a su vida.
Ambas historias, la ficticia y la real completan su sentido cuando sobre ellas proyecta Iván sus avatares vitales e intelectuales en la Cuba contemporánea y su destructiva relación con el hombre que amaba a los perros.
No hay que desmerecer que la forma de narrar de este escritor es sobria y concisa, muy ajustada a lo descrito y pulcramente documentada, con un repertorio de datos políticos, ideológicos y sociales impecables y que son estos los que crean el escenario para una historia siniestra plagadas de traiciones, debilidades y miserias que persiguen sin duda alguna su salida a luz pública.
Personalmente creo que esa rigurosidad y detallismo de Leonardo hace demasiado densa la lectura, incluso la extensión de la misma podría dar para más de una novela. He reconocido tres planos que pueden ayudar a no dejarla a medias; en primer lugar la accidentada peregrinación de Trosky, por otro las maniobras de espionajes y gestación de su asesinato y por último el relato del joven cubano que conoce en la playa al anciano Ramón Mercader.
Todos los personajes confeccionados milimétricamente, tanto que se convierten en una biografías exageradas que al final resultan tediosa.
La novela está narrada en voces alternativas, entre la primera y la tercera persona que describen estas vivencias entrelazadas, así como su trágico final.
Para terminar quiero animar especialmente a los apasionados del género histórico, a los lectores que no son perezosos ni cobardes antes obras voluminosas y por supuesto a los que tengan lagunas acerca de uno de los episodios más relevantes del tan convulso y prolifero siglo XX; siglo en el que hay que mirarse continuamente para encontrar explicación a nuestro presente más incierto.

La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la libren de todo mal, opresión y violencia y la disfruten plenamente”.

martes, 21 de abril de 2015

Mala índole, Javier Marías


Reconozco que el mes de abril me ha dado sin saber muy bien por qué por los relatos cortos o cuentos breves. Del japonés Murakami al madrileño Javier Marías. De nuevo un repertorio de relatos escritos por este autor desde 1975 hasta el año 2012, algunos de ellos publicados y otros por el contrario inéditos, siendo esta la oportunidad para ver la luz y disfrutar de su lectura.
Siguiendo el estilo de prosa al que nos tiene acostumbrado el padre de “Los enamoramientos”, este gran narrador y contador de historias, divide en dos partes esta creación; por un lado los que él llama “cuentos aceptados”, leídos en su momento, publicados y sometidos a criticas y “los aceptables”, los que por razones desconocidas no gozan de la “aceptación” absoluta del propio Javier y se han mantenido en el cajón del olvido hasta ahora.
Mientras que los primeros están escritos en una estructura más cerrada y completa, los segundos resultan algo más experimentales.
Me gustó la posibilidad de leerlo de forma aislada y salteados, son independientes tanto en trama como en personajes y eso me causó la sensación de estar ante fragmentos de novelas anteriores que me sonaban en ciertos aspectos. Por eso la originalidad no la he visto en todos por igual y casi me atrevo a decir que no es lo mejor que he leído de Marías.
Sin duda son cuentos contado por adultos y para adultos, que podrían haber sido pequeñas novelas que tal y como dice el autor no vieron la luz en su momento y que han aprovechado esta oportunidad. Su estilo sigue siendo concreto ,sencillo, lenguaje asequible y construyendo argumentos y situaciones muy familiares a los que nos consideramos seguidores de este autor.
Colección muy heterogénea en lo que podría ser el género de microrrelatos y que ganan gracias al abanico de personajes que van y cito textualmente desde médicos misteriosos, guardaespaldas, fantasmas, dobles, una aspirante a actriz porno, una mujer y un hombre asesinados por una lanza africana, un mayordomo neoyorquino encerrado en un ascensor, el adorador de una joven a la que filma sin cesar, una pareja mafiosa caída en desgracia, un asesino a sueldo que trata de disuadir a quienes quieren contratarlo...” . Con este despliegue de personajes las innumerables historias están garantizadas, siempre bajo la imaginación de quien las escribe.
Personalmente me gustaron unas más que otras y encontré muchas diferencias entre ellas, considerando que algunas son curiosas, entretenidas e inolvidables y otras por el contrario, aburridas y sin sustancia que diríamos coloquialmente. En total cuatrocientas cuarenta páginas que podemos seleccionar a nuestro criterio y elegir o desechar a medida que avanzamos en el relato, sin que por ello la condenemos al desprecio de su lectura.
Recomiendo el cuento que da título al libro “Mala índole” “Un inmenso favor” y el “El espejo del mártir”; y para los que seáis principiantes en Javier Marías os invito a leer, “Negra espalda del tiempo”, “Tu rostro mañana”, “Todas las almas” y “Los enamoramientos”. Disfrutad de alguno de estos relatos que ya sabéis lo que yo digo de la lectura, ninguna es lo suficientemente “mala” como para no darle una pequeña oportunidad.

"De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo...Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria.".

miércoles, 15 de abril de 2015

Hombres sin mujeres, Haruki Murakami

Leyendo las obras de Murakami no tengo por menos que reconocer que es un narrador con una capacidad asombrosa para fabular.Según él, las mujeres son seres que irrumpen en la vida de los hombres para desaparecer y dejar en ellos una huella imborrable.
Sabiendo lo especial y particular de su manera de escribir, debería proporcionar la sinopsis de esta obra del escritor nipón; pero no sería suficiente para entenderla y decidirse a leerla... de manera que siguiendo mi estilo de reseñas y sin olvidarme del mundo fantástico y artificioso de Murakami, voy a contaros mis impresiones y cada cual que tome la decisión final.
Hombres sin mujeres” como título, inspira y aventura el desarrollo de las siete historias que nos encontraremos a lo largo de la novela. Siete narraciones escritas sobre la temática de experiencias de hombres abandonados por las mujeres o privados de ellas. Personajes femeninos que una vez que entran y salen de las vidas de sus parejas se ven privadas de segundas oportunidades.
Cada relato de unas treinta o cuarenta páginas,están escritos en tercera persona, de diferente intensidad y destacando en belleza y contenido uno sobre otros. Cada historia cuenta con una estructura repetida, trama, desarrollo y desenlace. En general el ritmo es bueno, con diálogos entretenidos y bien construidos, de duración justa y agradable; aunque los finales resultan cortantes, dando la impresión de querer acabar sin razones aparentes con el capítulo y pasar apresuradamente al siguiente.
Sin alejarme del título, os cuento que la temática repetida es la ausencia de la mujer, intenta inteligentemente destripar la crueldad y el aislamiento emocional que se deriva de una pérdida, en este caso de la “mujer”, siempre bajo el prisma morboso y especial de este genio japonés experto de la cultura occidental. Eso no quiere decir que Haruki desprecie otros temas a lo largo de este repertorio de escritos; los desencuentros amorosos, los fantasmas del pasado, las relaciones letales, la incomunicación de pareja, infidelidades, diferentes formas de entender el amor, los compromisos, los fracasos y las desesperanzas.
Respecto a los personajes masculinos, son hombres hundidos, descorazonados, incapaces de encontrar solución a su dolor, desprovistos de recursos para reinventarse y todo ello bajo una ambientación muy cuidada, con escenarios de salones a media luz, música de jazz, rock, bares para la ocasión... Cada una de las descripciones a mi gusto son acertadas y muy visuales, fáciles de escenificar mentalmente.
Todos estos hombres tienen en común haber amado a una mujer, y en esas atmósferas descritas los presenta bajo un catálogo de emociones que van desde la nostalgia, la ironia, el humor, la sinceridad y la desdicha; sin faltar las reflexiones particulares de cada uno de esos “hombres sin mujeres”. Para mi que confieso que el autor me gusta y le he cogido el “tranquillo”, lo etiquetaría de “libro de emociones” que tiende una mano a reflexiones profundas, más allá de el contenido de las historias que viven estos hombres que no se parecen en nada al modelo de “hombre” superviviente y duro con el que convivimos en nuestro día a día.
Sin duda, en esta recopilación de relatos publicados en su día en un periódico de tirada jugosa y con miles de lectores, Murakami hace un homenaje al mundo femenino, utilizando estas historias de amor para situarlas en un plano muy superior al que en justicia se le tiene, es “ella” al margen de los papeles desempeñados la auténtica protagonista de cada narración.
Los que ya hemos trasteado al japonés sabemos que su imaginación , fantasía, surrealismo y recursos literarios se repiten en sus producciones; es habitual situar hombres que conversan en el interior de los coches, la música de los Beatles, escenas en ascensores, gatos... y esta original forma de escribir, una vez que la frecuentas te gusta.
Quiero recomendar de los relatos, “Un órgano independiente”, “Sherezade”, “Kino” el último de los relatos que da nombre al libro, “Hombres sin mujeres”.
Mi deseo es ayudar a entender a uno de estos escritores que de plano goza del rechazo de una gran mayoría de lectores, pero que aquellos que lo leemos, siempre acabamos entendiendo su obra y disfrutando de ella. Suerte lectores.

"En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces".

viernes, 10 de abril de 2015

Estoy mucho mejor, Davis Foenkinos

Son innumerables las veces que contestamos a lo largo de nuestra vida la tan familiar frase de “estoy mucho mejor”, tras ella, siempre viene “gracias”. Confieso que el título me atrapó sin sorpresas porque casi podía adivinar el contenido del mismo. A todo ello hay que sumar que es uno de mis autores preferidos y que conociendo la calidad de su literatura sabía que no iba a perder el tiempo, aunque el tema no fuera precisamente de mi devoción.
Siguiendo su estilo, David Foenkinos aborda el tema de la salud bajo el prisma de lo autobiográfico, en su adolescencia estuvo confinado en cama a consecuencia de una dolencia cardíaca, de ahí que sea inevitable encontrar en las páginas de esta novela, mucho de su experiencia más íntima y personal.
El protagonista trabaja en un despacho de arquitectos y parece un feliz hombre de familia. Una mañana despierta con un dolor de espalda insoportable. Después de someterse a varias pruebas, los médicos no consiguen encontrar la raíz del problema. Comienza aquí un periplo de visitas a especialistas en busca de una solución a este malestar, en un intento por desvelar el origen de unas dolencias que pondrán en jaque mate a su hasta ahora inquebrantable estabilidad. Su angustiosa carrera contra el dolor va sumiendo al personaje en frustraciones y fracasos que afectan a los pilares de su existencia, familia, esposa, trabajo y amigos. En el momento en el que se enfrenta a los “nudos” de su pasado y reconstruye su vida, recuperará las riendas de su presente, alcanzando nuevamente la felicidad pérdida y poniendo fin al segundo gran protagonista de la novela, su persistente y acomodado dolor de espalda.
París es una constante en el marco de las obras de Foenkinos, en este escenario incomparable se mueve nuestro sufridor, cada grado de su “compañero de viaje”, representa un estado de ánimo; si tuviera que resumir la trama del libro diría: “un hombre que padece un dolor de espalda que lo acaba somatizando en todo su organismo”, y es lo más frecuente en nuestro día a día, vivímos en una dictadura del cuerpo hacia nuestras emociones, cualquier dolencia acaba convirtiéndose en una acumulación de negatividad que tarde o temprano nos conduce a replantearnos una actitud, que supere esas barreras y obstáculos más emocionales y sociales que físicos.
Personalmente animo a todos los mortales a que atiendan primorosamente los avisos y alertas del cuerpo, ignorar no trae nada bueno, pero igualmente invito a dosificar el drama entorno a estas alarmas y que un suceso aparentemente negativo no condicione ni un solo minuto de nuestra existencia, o al menos seamos justos en atenciones. Siempre hay soluciones o al menos con esa positividad hay que enfrentarse a ello.
Respecto a la novela, todo esto nos lo transmite su autor usando el humor como arma para narrar los hechos que rodean al angustiado protagonista. Narración extraordinariamente sencilla y simple, con lenguaje muy asequible, con ciertos toque de fantasía y grandes propuestas hacia las reflexiones en las que nunca nos detenemos; así, David sostiene a lo largo de la novela, que la vida está llena de segundas oportunidades que pasan por delante nuestra y que casi nunca las atrapamos con osadía y valor. A lo largo de su lectura entramos en un proceso de empatización severo, se sufre con el personaje y anhelamos tanto o más que él, que cese su mal .Ni que decir que tiene un final feliz, agradecido y bien recibido.
Aunque parezca poco atractivo el tema, a lo largo de las trescientas treinta páginas este gran exponente de la literatura francesa contemporánea, desactiva inteligentemente el drama, el miedo, así como el impacto social de que las enfermedades ocasionan en nuestra sociedad actual, y lo hace con la habilidad y sencillez a la que nos tiene acostumbrados.
Me ha gustado el recurso puesto en práctica por David Foenkinos a la hora de utilizar al resto de personajes para nombrar a escritores de fama mundial, lo que en literatura se llama “metaliteratura”, ese guiño literario permite recordar autores con los que hemos crecido en nuestra formación como lectores.
No me gustan las comparaciones por eso no lo voy hacer, que nadie se espere una obra como las ya conocidas de este generoso autor, de ser así la calificaríamos de floja; prefiero como siempre “venderla” por si sola y garantizar lo que siempre garantizo, un rato paseando nuestros ojos por esas líneas que discurren negras entre un océano de aguas blancas.

Nuestro cuerpo se convierte con el paso de los años en la maleta que lleva todo nuestro equipaje a modo de memoria de nuestras vivencias”.

domingo, 5 de abril de 2015

La mujer loca, Juan José Millás

No es la primera vez que reseño una obra de Millás, de hecho la última fue “Lo que sé de los hombrecillos”; sin alejarse de su estilo más puro, el autor nos presenta una sencilla novela en la que premeditadamente aparece como protagonista de la misma, convirtiéndola en una mezcla de reportaje, relatos y biografía. Divertido e íntegro, invita al lector a diferenciar lo que es real de lo ficticio, para comprometerlo a fijar los límites de la realidad y la ficción a través de esta escritura provocativa cargada de fuertes connotaciones de denuncia social.
Juan José tiene que escribir un artículo o reportaje acerca del delicado tema de la eutanasia, para ello visita a una enferma terminal, Doña Emérita, deseosa de poner fin a su castigada vida y atendida con plena dedicación por su marido Serafín y por Julia; durante las reuniones en casa de Emérita, el escritor se plantea novelar la vida de Julia, personaje como poco curioso al que acechan las palabras y frases de construcciones gramaticales imposibles de descifrar. Es la justificación de un título como “La mujer loca”; mujer que dice “cosas cuerdas” muy ajustada al modelo de las mujeres de Millás.
El autor es a la vez narrador, reportero, escritor y protagonista. El resultado es una obra original, creativa y extraña que obliga al lector a reflexionar sobre la locura, la muerte digna, y otras preocupaciones de nuestra realidad más cercana. Me atrevería a decir que es un libro para todos, con diálogos bien dosificados, acertados y coherentes; a los que no les falta su toque habitual de humor surrealista que contrarresta lo dramático del tema principal de fondo.
El reducido número de personajes son los que dan voz a todos y cada uno de estos agudos e interesantes diálogos, consiguiendo al final del libro paladear un dulce sabor de optimismo ante las continuas e irremediables adversidades de la vida.
No quiero diseccionar a Julia ni a Emérita porque en ellas está la esencia de buena parte de la novela; la primera disfruta de una serie de sueños en los que las palabras necesitan de cirugía para encontrar sus propios significados y la segunda, Emérita, representa a través de sus demandas el derecho a morir dignamente.
Personalmente me gustaría avisar que no es de lo mejor que he leído de Juan José Millás y que acostumbrada a las disparatadas situaciones de surrealismo de sus últimas obras, no me ha resultado difícil terminarlo; pero salvando pequeños detalles, no deja un recuerdo imborrable a la altura de obras como “El Mundo”, más bien me ha resultado repetitivo con respecto a mis últimas lecturas reconociendo ciertos recursos y trucos ya conocidos del autor.
Como siempre termino animando a su lectura, nada es suficiente para despreciar un libro, luego su lugar en el recuerdo es algo personal e intransferible.
Nadie cuenta o contamos la realidad totalmente al pie de la letra; inventamos o maquillamos lo que vivímos para hacerlo todo un poco más llevadero”.

miércoles, 1 de abril de 2015

Cuando las palomas cayeron del cielo, Sofi Oksanen

Me enfrento a uno de los comentarios más complicados de los que he realizado hasta ahora; esta novela llegó a mis manos a través de mi amiga Macarena, fue regalo de cumpleaños y lo hizo con la intención de que disfrutara con una novela histórica “a lo bestia”; todo ello tras haber leído “Purga”, la anterior publicación de la ecritora finlandesa Sofi Oksanen.
Hoy en día es el libro más vendido en Finlandia; considerada un trhiller policiaco con tintes históricos ambientada en Estonia durante la Segunda Guerra Mundial y la inmediata posguerra.
Voy a copiar el argumento para poder poneros en situación y a la vez justificaros la sensación que me ha producido esta lluvia de “palomas caídas del cielo”.
Los protagonistas del relato son dos primos, profundamente distintos, que viven en un pequeño pueblo no lejos de la capital, Tallin. Uno, Roland, cuyo padre ha sido deportado a Siberia, es un joven valeroso y honesto que se dedica a proteger a su primo de cada escaramuza con los soldados en el bosque. El otro, Edgar, trapicheando siempre en su provecho, es un cobarde, un desertor que solo busca salvar el pellejo en cuanto la ocasión lo requiere. Está casado, en un matrimonio casi inexistente, de puertas para afuera, con Juudit, prima de Rosalie, la novia de Roland.
Un día Rosalie aparece muerta en circunstancias no aclaradas. Pero con los alemanes como nuevos señores de la tierra habrá pocas esperanzas de esclarecer lo que Roland cree que es un crimen. En ese momento Roland decide comenzar a escribir un diario dirigido al futuro, al momento de reconstruir el país, cuando todo lo robado, destruido y sacrificado regrese a su estado anterior, como una película proyectada al revés. Lo malo es que el diario, años después, irá a parar a las peores manos, dejando una infinidad de pistas, a pesar de sus numerosos nombres escritos en clave. Pistas que los asesinos y traidores que han sobrevivido a todas las etapas no están dispuestos a que salgan a la luz.
Casi nada”, tenemos todos los ingredientes al más puro estilo policíaco; oscuras intrigas, relaciones amorosas, crímenes silenciados, idas y venidas de espías, secretos de familia, identidades falsas, colaboracionismo, ambiciones insaciables... y todo ello a través de épocas y saltos temporales ayudados por esos tres personajes arquitectónicamente construidos que mueren y se resucitan en el relato gracias a su presencia en archivos y documentos hallados en escondites impensables.
Mi impresión al principio fue buena, engancha y tienes la sensación de que va a ser fabulosa; pero a medida que avanzas la historia se empieza a complicar y casi deja de tener “pies y cabezas”... se mezclan las voces, no sabes quien te habla, cuando se refieren a los rusos y cuando a los alemanes, es difícil seguir la trama, los continuos cambios espacio temporales añaden confusión a lo contado; francamente muy enrevesado, tanto que le restó disfrute a un libro que por muchos motivos me ilusionaba leer.
Narrada en prosa con un lenguaje de gran dureza que roza lo soez, desprovisto de adornos y floritura que lo hace desgarrador en casi toda la obra. Para ello utiliza dos voces; la primera persona para los personajes y la lectura del diario de Roland y la tercera persona para el narrador omnisciente que se encarga de los momentos en los que se contextualiza al resto de los actores de este impresionante retrato coral.
He querido interpretar la intención de la autora; ella es la voz de la memoria, el grito que con su novela lanza al mundo es el grito de reivindicación de aquellas zonas europeas olvidadas por la Historia y que durante siglos han sido víctimas de sucesivas y bárbaras ocupaciones, convirtiéndolas sin respiro en espacios sometidos a los que no se les ha hecho justicia histórica. Alemanes y rusos son a partes iguales los responsables de esta esclavitud de los Países Bálticos objetos de la novela de Sofi. Treinta años recorre el argumento en una revisión permanente de la historia más reciente de la patria de su madre.
Sin duda me ha gustado las reflexiones como apasionada de la Historia, la autora nos presenta un alegato a la opresión de los nazis durante el conflicto bélico y de rusos durante la Guerra Fría en la versión más dura que fue la dictadura comunista. En este panorama y bajo esta dura realidad muchas naciones demostraron su impertérrita capacidad para superar las adversidades y convivir bajo el yugo del opresor.
Me ha resultado compleja en su estructura, innumerables veces he tenido que volver hacia atrás para salvar el barullo de datos e intentar desgranar las confusiones de personajes, acciones, ambientes y situaciones que se me perdían entre víctimas y verdugos. El suspense era evidente en determinados momentos para perderse en malas dosis que acaban en un final infantil y precipitado.
No quiero terminar sin decir dos cosas; la primera es que la autora se ha servido para configurar el personaje de Edgar, de la figura de un traidor y siniestro militar estonio que llegó a estar a las órdenes de cinco agencias de espionajes distintas y que curiosamente salió airoso de esta forma de vida, y la segunda, es mencionar el origen de tan lírico título; al parecer los estonios se alimentaron de palomas en los años de más hambre durante la ocupación de los nazis, de ahí que las palomas “cayeran” y no “volaran”...
Me gustaría que la reseña no desanimara a nadie pero como es costumbre cuento con sinceridad lo que me ha parecido y sin despreciar a ningún lector, preferiría que los valientes decididos supieran que se enfrentan a una lectura “recomendada para pocos públicos”.

El pasado es un monstruo que tarde o temprano te acaba atrapando”.