miércoles, 30 de junio de 2021

La postal, Anne Berest

Fue en enero de 2003. En el buzón de la casa familiar, entre las tarjetas de felicitación habituales, apareció una extraña postal sin firma. En el anverso, la Ópera Garnier, y en el reverso, cuatro nombres propios: los de los bisabuelos maternos de Anne Berest —Ephraïm y Emma—, y los hijos de estos —Noémie y Jacques—, todos ellos fallecidos en Auschwitz en 1942. ¿Quién envió la tarjeta y con qué siniestra intención? Veinte años después, la autora decide averiguarlo y remontarse cien años atrás para descubrir el destino de los Rabinovitch: su huida de Rusia, su viaje a Letonia, Palestina y París, y luego la guerra. Una investigación exhaustiva y apasionante, para la cual cuenta con la ayuda de su madre, de un detective privado y de un grafólogo, y que la llevará a interrogar a los habitantes del pueblo donde sus parientes fueron detenidos, a buscar indicios en los libros y a ahondar en la vida de la única superviviente: su abuela Myriam.

Antes de comenzar la reseña merece la pena decir que esta novela ha sido galardonada con numerosos premios y unas alabanzas por parte de la crítica bastante favorables.

Cuando lees el argumento caes en el error de creer que se trata de una novela acerca de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto nazi y para nada es así; cierto que es el escenario y la ambientación que la rodea, pero es el relato íntimo de una investigación sobre los antepasados de la autora, la reconstrucción de su historia familiar y cuyo objetivo es dar sentido a su presente desde ese dramático pasado.

Si hubiera que resumir el argumento habría que decir que una vieja postal con los nombres de cuatro parientes asesinados en Auschwitz llega a su destino 60 años después, desencadenando en la escritora y su madre una reconstrucción del periplo vital de su familia.

Al igual que hiciese en su anterior obra, es una novela de autoficción, se lee casi como un thriller gracias a las intrigas detectivescas y secretos familiares, narrado en primera persona a través de la propia autora y bajo un estilo conmovedor e intimista que nos va llevando por el descubrimiento de tragedias con nombres propios, en un intento de conocer y mantener vivo la historia de los “suyos” a lo largo de generaciones venideras.

Me ha gustado el hecho de ser el primer libro que leo acerca de judíos rusos, origen de los antepasados de Anne Berest, quien junto a su madre recuperan las vivencias de sus bisabuelos y dos de sus hijos que murieron en los campos de concentración, escapando de este cruel destino su abuela Miriam que pudo eludir la deportación.

Novela casi de misterio, entretenida, alejada de los esquemas habituales de este entramado histórico, escrita con prosa sencilla, con un ritmo salvo excepciones bastante bueno, capítulos en los que igual se habla del presente que del pasado, con un final bien resuelto y cuyo único hilo conductor es esa postal y sus nombres escritos en el anverso, suficiente para hacer una historia al más puro estilo de cualquier saga familiar.

Para terminar decir que hay descripciones muy bien documentadas acerca de los campos de internamientos franceses y el regreso de los deportados a París tras su liberación, algo que la aleja de lo narrado en otras novelas del Holocausto nazi. Os gustará.

“Hay demasiadas aventuras ahí fuera para ser vividas”.

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