Dolores Redondo es una de las autores a las que sigo con asiduidad. Estar al día de sus publicaciones es algo que llevo haciendo desde que leí la “Trilogía de Batzán”, sus libros siempre me atrapan desde el principio y hasta ahora nunca me han decepcionado.
En la humilde bahía pesquera
de Pasajes, en los años 70, rodeada de muelles de pesca, estibadores, humedad y
salazón, se forja una fuerte amistad entre Pakutxa y Celeste, dos niñas de
cinco años. Entre juegos, complicidades y travesuras, la desdicha se cruza en
su camino y una trágica fatalidad las separa.
Celeste, la protagonista de
esta historia, sufrirá un trauma que se prolongará durante buena parte de su
vida, con consecuencias terribles para ella misma y para cuantos la rodean.
Vivirá la soledad de una personalidad etérea mientras una paradójica lucha se
desencadena en su interior, en un intento desesperado por hallar respuestas.
“Los
privilegios del ángel” nos narra en primera persona, una historia que
transcurre de la manera más cotidiana en el Puerto de Pasajes, bastión
económico de la España de los años setenta, entre dos niñas de corta edad, la
hija del guardián de un varadero y Celeste Martos, la protagonista.
Sin relación aparente con el resto
de sus obras, es una novela tensa, profunda y dura que relata el proceso del
duelo en todas sus fases, negación, la ira, la pena, la depresión y la
aceptación, a través de su protagonista. Ese duelo a través de los ojos y del
corazón de una niña de 5 años, quien pierde a su otra mitad, a causa de una
grave enfermedad. Esa niña vive en primera persona tanto en su infancia como en
la adolescencia, pero sobre todo en su edad adulta, la repercusión de dicho
trauma en su evolución personal y psicológica y en sus relaciones personales.
Ese proceso tras una pérdida
irreparable, las consecuencias en su propia personalidad y en los adultos que
le van acompañando a lo largo de su vida son el hilo de la historia. Es una
novela dura, que trata con total naturalidad temas como el suicidio o los malos
tratos.
La ambientación está muy bien detallada, lugares como Pasajes, San
Pedro o Donostia se convierten en personajes secundarios.
La
autora va explicando la historia que
quiere contar, sin rodeos, de manera clara y concisa, a base de un extenso
vocabulario pero que no sacrifica la fluidez del relato.
Respecto al inicio, es bastante extraño, casi
onírico, y un título que nos da la clave de lo que será el final inesperado y
sorprende. La obra está dividida en cinco capítulos, el que ya hemos mencionado
y los llamados El jardín, El lobo, El infierno y Velas. Cada uno de ellos narra una
etapa importante y significativa en la vida de la protagonista, un momento que
la marcará y que será fundamental para entender la historia. No sobra nada, no
hay paja ni material de relleno.
En esta historia aparecen anécdotas divertidas
de una infancia única, el reto de enfrentarse a la muerte demasiado pronto, la
soledad, la miseria moral de esa España y como no de las experiencias cercanas
a la muerte. Igualmente se detiene a tratar el amor y la pasión como ejercicio
de fortaleza e inmenso desafío ante la búsqueda de respuestas más allá de lo
cotidiano.
Con frases cortas, bien
estructuradas, con un amplísimo vocabulario y dominio del lenguaje, nos va
narrando la sordidez de situaciones concretas, saliendo airosa de ellas y con
mucha dignidad logrando una lectura fácil apta para todos los públicos
Entretenida, misteriosa y conmovedora gracias
al ritmo narrativo continúo que te mantiene en alerta desde la primera frase y
que te conduce a la intriga y emoción hasta las últimas páginas de la historia.
Mi opinión, que ya se puede saber es buena
aunque me ha resultado trágica, dura, demasiado intensa y por poner un pero
decir que las reflexiones y largas divagaciones comprometen algo la lectura en
ocasiones “pesada”; es difícil relacionar ciertos pensamientos con una niña de
5 años, más bien se le puede atribuir a
la protagonista ya en edad adulta.
Es
un libro para leer despacio y disfrutarlo, os gustará.
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