martes, 8 de diciembre de 2020

La piramide, Henning Mankell


En esta ocasión se trata de cinco cuentos que retratan los orígenes del célebre inspector Kurt Wallander, aunque los llamados cuentos son en realidad novelas breves; ”La cuchillada”, “La grieta”, “El hombre de la playa”, “La muerte del fotógrafo”  y  el último, que es el que le da  nombre al libro, aunque bien podría haberse editado como novela separada. No son cuentos en el sentido tradicional, son relatos policiacos salteados y dispersos en el tiempo, que nos sirven para conocer mucho mejor a su emblemático personaje: el inspector Wallander. 

En esta ocasión se trata de cinco cuentos que retratan los orígenes del célebre inspector Kurt Wallander, aunque los llamados cuentos son en realidad novelas breves; ”La cuchillada”, “La grieta”, “El hombre de la playa”, “La muerte del fotógrafo”  y  el último, que es el que le da  nombre al libro, aunque bien podría haberse editado como novela separada. No son cuentos en el sentido tradicional, son relatos policiacos salteados y dispersos en el tiempo, que nos sirven para conocer mucho mejor a su emblemático personaje: el inspector Wallander.

Todo el mundo tiene un pasado. Wallander, como se nos explica en este libro de la serie, se remonta a veinte años atrás, cuando ni siquiera había entrado en Homicidios y era un joven agente despierto, lleno de ambiciones profesionales y con una vida privada que, ya entonces, hacía agua por todas partes.


Los cinco relatos incluidos en “La pirámide” abarcan desde 1969 a 1989, justo antes del comienzo de la primera novela de la serie. 

En el primero de los relatos, un inexperto Wallander se entromete en un aparente caso de suicidio y termina en el hospital con una cuchillada. En el segundo, es secuestrado por un exiliado sudafricano que acaba de cometer un asesinato. Y en el último tiene que rescatar a su padre de una comisaría de El Cairo, interrumpiendo una investigación doble sobre una misteriosa avioneta que se ha estrellado en la costa y sobre dos hermanas ancianas que han aparecido calcinadas y con disparos en la cabeza. Es éste un Wallander que nos desvela las claves de este personaje y justifica el perfil del personaje y las acciones que le van a ir definiendo en todas y cada una de sus novelas.

En particular, Mankell ha hecho que las sucesivas novelas sean capítulos del trayecto vital de su personaje, cuyos cimientos muestra en estos cuentos, que empiezan con un joven policía que detesta controlar manifestaciones y empieza a adaptarse a las exigencias de su profesión,. Los años van pasando según se suceden los relatos curiosos desde su juventud hasta justo la madrugada en la que recibe la llamada del doble crimen de “Asesinos sin rostro”; la verdad un buen complemento para esta saga policial, aunque los casos y las investigaciones no lleguen a la calidad a la que nos tiene acostumbrados.

Repertorio agotador de personajes de nombres impronunciables y que menos mal que no tenemos que memorizar, a los que no les faltan capacidad comunicadora gracias a los buenos diálogos de este sueco de prosa fluida y sin artificios. Muy entretenidos, con tramas lineales que apenas dejan ver transición entre un relato y otro, con tensión y dosis de melancolía sin despreciar los giros argumentales justos y desenlaces que no decepcionan.

La verdad que me gusta este escritor que nos dejó en el 2015, cuya producción no tiene fecha de caducidad ni lectores especiales, todos los que quieran disfrutar de otro de sus libros es su oportunidad que debéis dejar pasar. Os gustará.


“¿Cómo descubre uno qué es lo que ve, aunque no lo vea realmente?”.

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