Desconozco las verdaderas razones por las que elegí este libro. Entras en blogs de lecturas y todo lo que se habla de él son maravillas, no hay ni una sola crítica mala que genere desconfianza y no sientas que si lo dejas atrás te vas a arrepentir. El autor de la “Ciudad de la lluvia” llegaba por segunda vez a mis manos, y ahora que ya he leído su nueva incursión en el mundo de las letras, recuerdo que mi experiencia con su primera novela fue muy justa, aunque bastante mejor que con “El lenguaje oculto de los libros”. Será siempre un misterio las alabanzas excesivas a según qué novela, tal vez sea yo que me estoy volviendo muy exigente, o simplemente que cada lector es un mundo y lo que a uno le parece flojo a otro le resulta inolvidable…”para gusto los colores”.
“Bilbao y Oxford, 1933. Gabriel de la Sota, escritor y profesor en la Universidad de Oxford, es el heredero de una de las mayores fortunas vizcaínas, propietaria de una gran empresa siderúrgica. Pero alguien tenebroso ha descubierto un oscuro secreto de su pasado y está dispuesto a todo para hundirlo. C. S. Lewis y J. R. R. Tolkien, sus mejores amigos, lo acompañarán incondicionalmente para que pueda crear la mejor historia jamás escrita.
Leída esta historia que viaja entre Oxford y Bilbao a lo largo de
treinta años, en la que el bien y el mal están en permanente lucha, me explico
todavía menos, cómo me dejé atrapar por esta sinopsis un tanto compleja en la
que lo más atractivo era que todos los personajes estaban conectados por un
misterio del pasado, enterrado y al parecer no olvidado.
Y aquí llega el momento en el que se desvela el título del libro,
hallaremos la respuesta a dicho misterio en el “lenguaje oculto” entre las
páginas de la mayor obra de un escritor de fama internacional.
Estructura narrativa con saltos de presente al pasado retratando
generaciones que crecen en diferentes épocas. Esa falta de linealidad me
resulta entretenida y a la vez me pierde a la hora de ubicar a cada personaje
en su espacio y en su tiempo; es sin duda la habilidad de este bilbaíno la que
consigue unir el antes y el después en una trama compacta, en la que la
relevancia del presente se impone sobre los hechos del pasado.
Cierto que hay misterio desde el principio hasta el final, que se
disfruta con la presencia de escritores míticos por J. R. R. Tolkien y C. S. Lewis, que aparecen como entrañables amigos del protagonista y que emergen de entre tanta inicial con la
fuerza y la creatividad que supieron imprimir a sus trabajos, para los que
parece no existir el peso del paso del tiempo pues a día de hoy siguen
despertando interés y fascinación. A ellos, Alfonso del Río, les atribuye el
papel de encontrar la verdad a través de sus legendarias fantasías gracias al
poder que encierran las palabras, los libros.
Hay que ponerle ganas e
imaginación para disfrutar de este thriller metaliterario y de aventuras, a caballo entre distintos lugares y diferentes
escenarios, que van desde la guerra hasta la paz, desde Oxford hasta Bilbao,
desde la cordura hasta la locura, se suceden los momentos cruciales en los que
un extraño ser, que podría perfectamente haber salido de una exitosa ficción
alojada dentro de esta ficción, no menos lograda, siembra el terror sin mostrar
ninguna piedad ni conceder respiro.
Lo de la metaliteratura,
lo aprendí hace tiempo, es
encontrar literatura dentro de la
literatura y en esta ocasión se cumple. “El señor del mal” es la novela que
escribe Gabriel de la Sota, uno de los protagonistas de la historia. Un libro
que será muy importante en su desarrollo pero además nos encontramos datos o
referencias sobre el proceso de escribir un libro, la forma en que una persona
se enfrenta a ello y de cómo puede afectarle. Es el género en el que la
literatura se convierte en el eje principal de la trama alrededor del cual gira
la acción.
Cuenta con ingredientes
de novela negra, de aventuras, misterio, secretos y mezclas de lo real y lo
inventado que combinan y mezcla acertadamente el escritor, a lo largo de estas
dos líneas argumentales desarrolladas paralelamente una a la otra.
En general, resulta
entretenida si te ajustas a esas idas y venidas en el tiempo y en ambientes
diferentes, que por cierto están muy bien retratados. Cuenta con muchos
diálogos introductorios asociados a cada personaje, tanto los reales como los
ficticios, que otorgan ritmo a la lectura y la hacen más dinámica, aunque
francamente yo tuve momento de “empujar” la acción porque la sensación de “no
pasar” nada se estaba apoderando de mí.
A ratos su trama me
parece incoherente, con un desenlace rebuscado, con demasiados recursos
literarios, como tengo la impresión de que es amena y recomendable. Es de estos casos en los
que no habiéndome gustado a rabiar tampoco es para juzgarla negativamente y
dejar de recomendarla. Espero que os guste.
“El misterio de la vida no es un problema a resolver, sino una realidad a experimentar”.
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