Esperando desde hace meses la última entrega de esta trilogía
que ha merecido la pena leer. Sin duda las tres me han gustado como para recomendarlas,
pero he de reconocer que la primera y la tercera superan con creces a la
segunda.
La Nena”, tercera novela de Carmen Mola con su carismático
personaje Elena Blanco al frente, sigue en la misma línea que sus dos
antecesoras. Dura y brutal en
ocasiones, no deja
indiferente a nadie.
“Es la noche del fin de año chino, empieza el año
del cerdo. Chesca, al mando de la Brigada de Análisis de Casos desde hace un
año, ha quedado con Ángel Zárate, pero en el último momento este le da plantón.
Aun así, ella sale a divertirse, conoce a un hombre y pasa la noche con él. A
la mañana siguiente, tres hombres rodean su cama, a la espera de unirse al
festín. Y un repulsivo olor a cerdo impregna la estancia.
Después de un día entero sin dar señales, los
compañeros de la BAC empiezan a buscar a su compañera. Cuentan con una ayuda
inestimable: Elena Blanco, que aunque dejó la policía tras la debacle que
supuso el caso de la Red Púrpura, no puede dar la espalda a una amiga. Pronto
se darán cuenta de que tras la desaparición de Chesca se esconden secretos
inconfesables”.
Con los
mismos protagonistas y por tanto el mismo equipo policial, al que se suma una
nueva incorporación y la ausencia, en un principio, de la inspectora Elena
Blanco, que dejó la Brigada tras el desmantelamiento de la Red Púrpura, la
autora inicia la obra de una manera tan atípica como las anteriores, solo que
en esta ocasión te sobrecoge.
La
historia de “La Nena” nos sitúa en Madrid. Allí la inspectora de policía
Francisca Olmo ha desaparecido sin dejar rastro, justo la víspera de una vista
en los juzgados, en la que era testigo principal. Nadie sabe nada de ella y, lo
que es peor, con las primeras investigaciones, comienzan a aparecer relaciones
y datos inquietantes, completamente desconocidos por sus compañeros. Es
entonces cuando Elena blanco se suma a la búsqueda. Pronto, la trama se va
acelerando, ganando más y más interés, hasta llegar a un final perfectamente elaborado.
La autora
tiene facilidad para desarrollar una buena idea con un buen guión, pero si a
una novela la hace buena éste último, quien realmente la sostiene son sus
personajes, y Mola consigue que esos dos soportes, personajes y guión sean
remarcables.
El relato
es original y absorbente y
no es nada fácil porque parece sacado de un surrealismo profundo. Narración fluida de una
investigación muy bien llevada que se abre a un gran espectro de posibilidades,
sin fisuras. A pesar de la crudeza de algunas secuencias, no se recrea en
ellas, además éstas son cortas y rápidas, lo que da agilidad a la historia y lo
caracteriza como suyo propio.
A mi este es el que más me ha gustado de los tres, me ha
gustado el seguimiento del trabajo policial, con las pistas, deducciones,
creíble. Me encantan, no se si es la palabra, los crímenes atroces, esas
barbaridades, crudas que te ponen los pelos de punta que
te
sumerge en una espiral que gira continuamente y de la que no puedes salir.
Quizás cruda en algunas descripciones pero por lo demás me ha
parecido buena y entretenida
Con una trama intrigante de, una familia de caníbales,
inmersos en, su restricto mundo, con sus principios y reglas qué, lograrán
mantenernos en vilo, hasta el desenlace de la trama,
Desde la primera página te engulle la historia con una trama
ágil, rápida y acelerada que hace que no lo puedas soltar.
La autora
sigue el mismo esquema que en las anteriores: alternar puntos de vista, en
tercera persona y presente, bastantes pasajes truculentos en los que se muestra
la situación de la persona que buscan, y otros, situados en el pasado, en
cursiva, utilizados para explicar cómo y por qué llegaron a ser así los
criminales.
Ahora
bien, en cuanto a la historia en sí, no es original, sigue un esquema clásico
en el que los protagonistas avanzan mediante interrogatorios a distintos
personajes. Además, la mayoría de lo que pasa resulta demasiado previsible,
incluyendo los ya habituales pasajes, tan desagradables como innecesarios, en
los que la autora describe violaciones y torturas de forma tan repetitiva como
falta de emoción, sin quedar claro lo que pretende al ser tan explícita:
Los
personajes habituales, desde Elena Blanco al resto de la BAC, siguen
funcionando con características básicas. La nueva, Reyes Rentero, intenta
destacar por detalles tan poco habituales como irrelevantes.
En la
última parte de la novela, que hasta entonces había avanzado con cierto ritmo,
se produce una suerte de atasco cuando la autora relata prolijamente las
reacciones de varios personajes a lo sucedido en una serie de capítulos que
alargan la historia sin un aporte reseñable.
En
resumen, La Nena es
una novela muy similar a las anteriores obras de la autora, y a tantas otras
del género, al punto de seguir un esquema tan convencional y limitado de
recursos como, a ratos, eficaz, al menos lo suficiente para mantener el interés
durante casi toda la narración, y hasta entretener sin muchas pretensiones.
Esta
tercera entrega llega sin conocerse aún la verdadera identidad de su
autora, Carmen Mola. Aunque
sí hay algunas pistas en las que coinciden casi todo el mundo: se trata de un
hombre, madrileño, entre los cuarenta y cincuenta años y que ya ha publicado
antes de hacerlo como Carmen Mola.
“Cada uno
alcanza la verdad que es capaz de soportar”.
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