viernes, 5 de junio de 2020

El enigma de la habitación 622, Joel Dicker


Última novela del escritor suizo, autor de historias que curiosamente pueden llegar a gustar a unos y decepcionar repetidamente a otros. En esta ocasión, aunque se deja leer, no acaba de convencerme el planteamiento de este joven autor que promete una obra inolvidable y que termina siendo un relato estirado al que le sobran demasiadas páginas.

“Una noche de diciembre, un cadáver yace en el suelo de la habitación 622 del Palace de Verbier, un hotel de lujo en los Alpes suizos. La investigación policial no llegará nunca a término y el paso del tiempo hará que muchos olviden lo sucedido. Años más tarde, el escritor Joël Dicker llega a ese mismo hotel para recuperarse de una ruptura sentimental. No se imagina que terminará investigando el viejo crimen, y no lo hará solo: Scarlett, la bella huésped y aspirante a novelista de la habitación contigua, lo acompañará en la búsqueda mientras intenta aprender también las claves para escribir un buen libro.
¿Qué sucedió aquella noche en el Palace de Verbier? Es la gran pregunta de este thriller diabólico, construido con la precisión de un reloj suizo”.

Lo novedoso es que nos vamos a encontrar una novela dentro de otra. Y una de ellas es protagonizada por el propio Dicker. Cuando hace un par de años se encontraba realizando un descanso y una cura espiritual en un lujoso hotel de los Alpes suizos, el Palace de Verbier se convierte en el escenario de los acontecimientos que dan vida a este relato. Allí conocerá a la joven que ocupa la habitación contigua, la 621 bis, y juntos intentarán averiguar porque no hay una 622 en él.
Es una comedia de enredo con máscara de thriller, modelo de literatura muy atrayente por unir dos géneros, ambos por sí solos, ya muy leídos. De todas las novelas del suizo es la que más me ha costado leer, ya que requiere de gran concentración por sus continuas situaciones y personas que no son lo que parecen, saltos en el tiempo y en el espacio, traiciones cruzadas, etc..
El autor recurre a demasiadas idas y venidas en el tiempo para ir contándonos los pormenores de la vida de los protagonistas y los hechos que con posterioridad dieron lugar a los hechos sucedidos esa noche.
El relato se va desarrollando entre estos saltos temporales que hacen que la narración sea de vez en cuando un tanto liosa.
El enigma de la habitación 622 a pesar de que pueda parecer critica mi reseña, es una novela bien escrita, con una prosa sencilla en tono más distendido y desenfadado que las anteriores. Entretenida, para pasar un buen rato y, de seguro, muy disfrutable por los amantes de este joven escritor.
La fórmula es la de siempre. Una trama con intriga, un argumento que gira, gira y gira y una gran facilidad para conectar a nivel narrativo en el lector. 
Esta parte de la novela para mí ha sido un poco como una especie de aderezo. El autor nos muestra un poco su lado más humano a la vez que le hace un homenaje a su editor que falleció en 2008 y al que le dedica la novela. Nos contará sus primeros pasos en el mundo de la literatura y como Bernard de Fallois impulsó su carrera con una fe ciega en él. Aunque me ha gustado conocer esa parte más personal del autor en realidad para mí esta trama argumental que tiene una pizca de romance entre otras cosas, me ha resultado más anecdótica de lo que esperaba. 
La segunda parate del argumento nos traslada unos años atrás en el tiempo. Y más concretamente una semana antes de que se encontrará un cadáver en la habitación 622 del Palace de Verbier. Aquí hacen acto de presencia unos personajes completamente diferentes y funciona por sí misma mientras que la otra se subyace a esta. 
Partimos de una muerte misteriosa que en su momento la policía no llegó a resolver y cuya intriga nos ocupará toda la novela. Sin querer desvelar mucho os contaré que Dicker nos introduce en el ámbito de un gran hotel en el que encontraremos un cóctel que tiene un poco de todo. Ambición, luchas de poder, amor y desamor, envidia, venganza, etc... 
Todos sus personajes están envueltos en una red de secretos. ¿Víctimas o verdugos? ¿Culpables o inocentes? Solo el tiempo pondrá a cada cual en su sitio. 
Requiere de paciencia para rebasar una primera parte,  que abarca más de un tercio del libro, que se podría calificar de perezosa. Es una pena porque eso puede hacer que algunos abandonen la lectura y no lleguen a ese otro momento donde vuelve a aparecer el Dicker al que estamos acostumbrados. Ese que te envuelve, te lleva y ya no te sueltaYa no vas a dejar de leer hasta dar con la solución de todos los enigmas, no solo el de la habitación 622; sino de todos lo que a lo largo del libro se van creando, que no son pocos, os lo aseguro.
Hay mucha gente que disfruta muchísimo con este tipo de novelas pero os confieso que a mi me ha dejado con una sensación parecida a su primera novela -La verdad sobre el caso Harry Queber- que repite demasiadas veces lo mismo, que al final da tantas vueltas que de alguna manera dejé de disfrutar el desenlace porque me cansaron tantos giros y vueltas. Desandar el camino hecho para reexplicar todo de nuevo no me ha parecido que esté justificado. Innegablemente la novela es compleja pero también una locura. 
En definitiva, creo que Joël Dicker tiene una gran capacidad de conectar con el lector y crear tramas que son como una montaña rusa pero también a costa de alargar innecesariamente un argumento que no necesita tanto rizo. ¿La he disfrutato? Si pero llegó un punto en que estaba deseando que acabara 
El enigma de la habitación 622 es una novela entretenida, aunque menos original de lo que pretende. A partir de ahí cada valoración es subjetiva y la mía es bastante positiva comparada con otras reseñas que he leído, para qué decir lo contrario. Y eso que en este caso el enigma no es solo el asesino, también lo es la identidad del cadáver.
Está estupendamente ambientada, esta vez en Suiza y, concretamente, en Ginebra, lugar de nacimiento de Dicker y Verbier, donde se desarrolla gran parte de la acción.
El final es original y no consiste, precisamente, en averiguar quién es el asesino. 
Para animaros a leerla os diré que es una novela de intriga con toques de humor, donde deja el desenlace para las últimas páginas. El ritmo de la novela es bueno, atrapándote en la trama para descubrir el desenlace. En definitiva lectura amena que a pesar de todo merece la pena leer. Un éxito editorial de superventas.
“La gran tragedia de la vida es la muerte”.

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