El hecho de leer tanto y contar con
poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que
comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar
sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que
consiga acortar el número de comentarios pendientes.
“Al atardecer de un día de primavera de 1912, la mansión Sterne bulle de
actividad con los preparativos para una cena con motivo del vigésimo cumpleaños
de la joven Emerald Torrington. Nada hace presagiar lo que se avecina, o quizá
solo los problemas de una familia acomodada que no pasa por su mejor época,
compuesta por una evanescente madre, su segundo marido y tres hijos: Emerald,
Clovis y la pequeña Smudge. Sin embargo, a pocos kilómetros de allí se produce
un accidente de tren que obliga a la familia a acoger a los supervivientes. Eso
empieza a sembrar la confusión en la celebración del aniversario, al que han
acudido, entre otros, la joven Patiente y el adinerado John Buchanan. Un hombre
procedente de la zona del accidente, y que decididamente no es un caballero, se
las ingenia para unirse a la cena.
Es el momento elegido por Smudge para llevar a cabo su Gran Empresa, que
coincidirá con una estruendosa tormenta, con la accidentada cena de cumpleaños
y con el inquietante tropel de supervivientes, en un crescendo de consecuencias
insospechadas. Lo más temido, perder las formas en una velada exquisita,
quedará largamente superado por las circunstancias”.
No es la sinopsis que me
convencen por su contenido, pero la necesidad de cambiar de registro y tocar
todos los géneros, atrajo mi atención sobre esta novela de tintes de época
cargada de rasgos que rozan el absurdo, la locura, mentiras al descubierto,
pasados que te atrapan y secretos que tarde o temprano salen a la luz.
Una
novela de enredos, de líos, en el mejor estilo inglés, es la que nos presenta
Sadie Jones, escritora nacida en Jamaica pero que desde muy joven se estableció
en Londres, en donde ha desarrollado una corta pero brillante carrera.
Se tiene
la sensación de estar escrito en otra época, los buenos decorados, las
descripciones detalladas, el contexto histórico, el lenguaje y el tono
narrativo, recuerdan las obras de Jane Austen, lo que no deja de ser llamativo
para una escritora del siglo XXI. Igualmente me recordó a la serie Downton
Abbey, en esta ocasión en un ambiente campestre de la Inglaterra Victoriana,
muy recurrente en la literatura, el cine y la televisión.
Narrativa
buena y brillante contextualización. Calidad estilística incuestionable para
presentar un drama lleno de siniestras sorpresas, ausencia de códigos sociales
y el deseo que acaba imponiéndose con osadía al decoro. Una historia de
decisiones y crecimiento, de maduración de los personajes, contada en un tono
que poco a poco se trasforma en un relato hilarante y barroco.
A pesar
de estos piropos la novela no tiene un arranque bueno, el ritmo es muy lento en
las cien primeras páginas y eso provoca abandonar la lectura, lo curioso es que
hacia la mitad gana en interés y esa primera parte más bien aburrida se
perdona. La tensión no caracteriza la historia y su lentitud está presente
hasta el desenlace. Dividida en capítulos ayuda a superar esa falta de acción y
contenido que se agudizan con diálogos muy extensos e insulsos.
Podría
haber sacado más partido de una historia que comienza en un tren y con una
situación “inesperada”. La narración se limita
a un único día, en el que todos tienen que tomar muchas decisiones, y a un
único escenario, la Sterne en peligro de venta. Lo importante no es el
conflicto, no son esos huéspedes inesperados, sino como todos ellos
reaccionan ante este cambio imprevisto de circunstancias.
Aunque no demuestre una pasión desmedida en la
reseña, me ha gustado, de vez en cuando una novela así se recibe bien, no le
sobran páginas y no le falta nada que la deje incompleta. Os gustará.
“A veces lo que esperamos nunca llega y es lo inesperado lo que te cambia
la vida”.