jueves, 15 de junio de 2017

Recursos inhumanos, Pierre Lemaitre

        Estar pendiente de Pierre Lemaitre es ya una costumbre en mí. Esa atención se debe a la pasión de sobra conocida que tengo por esta estrella de las letras galas. Habiendo leído todas sus novelas, en marzo, cuando tuve conocimiento de la publicación de “Recursos inhumanos”, supe que volvía a tener la oportunidad de disfrutar del maestro francés y su calidad literaria. Aunque me ha gustado a rabiar por la actualidad del tema y porque explora el lado más inmoral del mundo empresarial y los efectos destructivos del desempleo así como la precariedad social; mi novela estrella sigue siendo sin duda “Nos vemos allá arriba”, sin despreciar para nada todo lo que ha salido de sus manos hasta el día de hoy.
“Me llamo Alain Delambre y tengo cincuenta y siete años. Soy un directivo en paro." “El antaño flamante director de recursos humanos Alain Delambre ha perdido toda esperanza de encontrar trabajo y se siente cada vez más marginado. Cuando una empresa de reclutamiento considera su candidatura, está dispuesto a todo con tal de conseguir el empleo y recuperar su dignidad, desde mentir a su esposa hasta pedirle dinero a su hija para poder participar en la prueba final del proceso de selección: un simulacro de toma de rehenes. Sin embargo, la ira acumulada en años de agravios no tiene límites... y el juego de rol puede convertirse en un macabro juego de muerte”.
Nada más leer el argumento se descubre la temática estrella de la trama; el presente deshumanizado que padecen los desempleados y los efectos psicológicos y sociales que estos producen en una realidad descarnada como la que ha generado la crisis económica de las últimas décadas. Nos enfrentamos a un hilo argumental doloroso, dramático e hiriente, Pierre va a manejar inteligentemente estas ventajas de la actualidad más inmediata para sacarle partido y escribir un relato que sin dejar de lado el género negro, se convierte en un thriller angustioso y desesperante, donde los límites del protagonista se traspasan más allá de sus previsiones.
Estructurada en tres partes que relatan los hechos en tres tiempos bien definidos, el antes, el ahora y el después. Las dos primeras partes narradas en primera persona por Alain y la tercera por Fontana, uno de los personajes secundarios clave y que expone la historia. El inicio es el detonante que hace que te enganches sin remedio, algo más lento en ritmo que el resto del relato que gana en intensidad hasta hacerse trepidante y angustioso. Uso de diálogos y frases cortas que la dotan de un dinamismo aún mayor. Dosis de humor ácido y sarcasmo para reforzar la brutal realidad en la que nos movemos. No ha escatimado en giros argumentales inesperados que salvan una trama que en ocasiones aparece acorralada, manteniendo en modo “montaña rusa” esta lectura de venganza y critica contra el Capitalismo.
Personajes soberbios, especialmente el protagonista construido con unos registros que te hacen pensar si no tiene el autor la intención de que acabe siendo despreciado por los lectores; la verdad que entras en conflicto por los métodos utilizados y las personas a las que lastima, pero la reflexión a la que se nos invita es saber hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar en su lugar.
Totalmente diferente a las anteriores novelas de Pierre Lemaitre, nada que ver con la saga de nuestro comisario Camille, pero hay mucho de su estilo y sello personal. Creo que está bien planteada la batalla psicológica y la crisis de valores a las que nos enfrentamos en situaciones límites, ha sabido poner “negro sobre blanco” la cruda realidad de las que colectivos enteros son víctimas olvidadas y se respira en la lectura una mordaz crítica contra el sistema, a quien responsabiliza de todos los males de los últimos tiempos.
Recomendada y sobran las palabras, aunque reconozco que me dejó un sabor amargo porque es imposible no pensar en los problemas de un mundo que parece no ser el nuestro y del que evidentemente formamos parte.

“Sólo hay dos cosas infinitas, el Universo y la Estupidez Humana, pero no estoy muy seguro de la primera, de la segunda puedes observar como nos destruimos solo por demostrar quién puede más.”

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