Cuando
se inician las vacaciones, la tarea más urgente es seleccionar lecturas para el
periodo que más disfruto del tiempo libre. Con la urgencia de ponerme al día
con títulos elegidos a lo largo del año, en ocasiones no acierto en la lista de
“espera” y se cuelan algunas novelas que son más bien flojas y a las que
acabamos etiquetando de “playeras”. Es el caso de “El cielo no existe”, la
portada tan animada y el mensaje tan cuestionable, me hizo creer que detrás de
un argumento curioso encontraría un buen inicio para el deseado verano, no es
inolvidable, pero se lee bien y está escrita con sencillez y buen gusto, de
manera que la leí en la parrilla de salida y os la recomiendo para momentos en
los que no aspiramos a nada especial, eso sí a disfrutar del placer de la
lectura.
“A sus cincuenta años, Cala se encuentra un día con
un bebé en los brazos. Se lo ha dejado Sabrina, la chica que cuida a su
despótica y anciana madre. Con una vida inestable pero un ánimo siempre
renovado, Cala se hará cargo del bebé mientras emprende la búsqueda de Sabrina
y reaparece un viejo amor de la adolescencia.
Una Buenos Aires contradictoria, donde conviven la
frivolidad y el empobrecimiento, es el escenario apropiado para que esta mujer
de clase media descubra un mundo que apenas intuye pero que impone su presencia
a diario: las mafias vinculadas a la trata y a las drogas, los servicios
profesionales de las chicas "traviesas", los hospitales en ruinas,
los barrios precarios del conurbano”.
Esta novela fue editada en el año 2013 y obtuvo un
galardón de nombre religioso y largo título que ya no recuerdo. Nuestra autora
pertenece a una saga familiar de escritores y comenzó su producción literaria
como contadora de cuentos, registro que se aprecia en la forma de narrar los
acontecimientos.
“El cielo no existe” son algo más de doscientas
cincuenta páginas de una comedia mezcla de humor e ironía que acaban dando vida
a un retrato sociológico agridulce que nace de las vivencias de una mujer
corriente que acaba viviendo situaciones excepcionales. Ambientada en Buenos
Aires, buenas descripciones, dividida en capítulos y amenizada con diálogos
ocurrentes que hacen fácil y entretenida la historia.
Me gustó el personaje de la protagonista,
intelectual cincuentona de clase media empobrecida a la que todo se le vuelve “patas
arribas” y la capacidad de enfrentarse a lo novedoso de las circunstancias.
No puedo alargar más la reseña porque destriparía
la esencia del relato debido a su brevedad, es la narración sencilla de
lenguaje asequible que siempre apetece leer, pero ya dije al principio que no
es para “tirar cohetes”.
Espero que os guste y que el disfrute se ajuste a
vuestras exigencias. Es lectura, así es que es buena…
“El cielo será heredado por cada hombre
que lleva el cielo en su alma”.