Hay novelas, que decido leer en
momen tos del año en los que el trabajo me tiene saturada, esas
lecturas elegidas para aliviar la carga de estrés y que sabes que no necesitan
de una atención extrema, las novelas de “intermedio” que yo les llamo. Buceando
en la lista de “pendientes”, encontré “Sé que estás allí”, y cumplía con
estos requisitos imprescindibles para no dejar de disfrutar del oxígeno que me
proporciona la lectura.
Ésta es la historia de Sarah, una mujer
de treinta y nueve años que pierde a su marido en las aguas de un río cercano a
una pequeña ciudad, en Estados Unidos. Unas semanas después de su desaparición,
empieza a verlo en todas partes: en el supermercado, en el jardín de su casa,
en la calle… Y, desde luego, piensa que se ha vuelto loca. Sus amigas le dicen
que es normal, que forma parte del duelo… pero ¿y si hubiera otra explicación?
Al fin y al cabo, no encontraron su cadáver… ¿Y si no es un fantasma y sigue
vivo? ¿Y si ha planeado volver a su vida?.
Si tuviera que resumir
el argumento contaría que es la historia de una desaparición que a su vez lleva
aparejado el relato de un duelo por parte de su viuda. Con estas premisas tuve
claro que a nivel literario no iba a ser una joya y mucho menos se me haría
difícil leerla.
Muy fácil de seguir,
suspense bajo mínimos a pesar de la sinopsis, lento en el ritmo narrativo, sin
sorpresas, lenguaje de una sencillez aplastante, personajes escuetos,
descripciones muy simples y ambientación justita.
No me gusta hacer
malas reseñas de los libros que en el fondo se ajustan a mis expectativas,
trescientas páginas son excesiva para un misterio al que se le podía haber
sacado más partido, está poco explotado y aunque a mitad de libro hay un cambio
de ritmo se termina por inercia, pero no por la preocupación de conocer el
desenlace.
Es el guion perfecto
para una película de suspense de esas que resuelves con solo fijarte en el
título. La autora, lo pone todo excesivamente fácil, de manera que es muy
predecible, demasiadas explicaciones y pistas que impiden que la imaginación
nos confunda, siendo un juego de niños acertar con el final, que en honor a la
escritora hace posible cerrar bien una historia que flojea en casi todo.
Recomendada para no
dejar en blanco esos ratos en los que las lecturas que buscamos no aparece,
puede llegar a ser entretenida y por supuesto leer siempre es gratificante
aunque en esta ocasión no llegue a ser nuestra lectura del año.
“No es
un signo de valor auténtico en la vida, cuando para prepararte para situaciones
que necesitan valor, aprendes muy tempranamente a batirte en duelo”.
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