martes, 30 de mayo de 2017

Los secretos del viejo Horace, Cliff Seymour

 Para cerrar uno de los meses que más disfrutamos del año, elegí una lectura tranquila y emotiva, es un momento para prepararse para el descanso y un verano al que hay que dar la bienvenida con optimismo y vitalidad. “Los secretos del viejo Horace”, lo encontré entre las recomendaciones de unos grandes almacenes y sin grandes pretensiones se vino conmigo, francamente me ha gustado y me ha servido para reflexionar acerca de sencillas cuestiones de la vida que a menudo pasan desapercibidas ante nuestros cerrados ojos.
Scott es un joven sin trabajo que cree haber fracasado en todo. Con la autoestima por los suelos, a sus 27 años ya considera que ha desperdiciado su vida. No tiene una carrera, los trabajos no le duran y su novia le ha pedido espacio. Cuando su tío le consigue un pequeño sueldo por cuidar del viejo Horace, un anciano enigmático y huraño, a Scott le parece otra desgracia más...
Sin embargo todo empieza a cambiar cuando Horace, para asombro de Scott, le pide que jueguen a la Oca; poco a poco irá descubriendo que el anciano utiliza las casillas del tablero para explicarle las claves del arte de vivir y ayudarle reparar los errores que le han conducido al fracaso. Pero comprender las reglas del juego no lo es todo. Además de conocer las trampas y peligros, los laberintos y atajos, Scott va a necesitar el valor de avanzar por el tablero de la vida con coraje y sentido de la aventura.
Un argumento conmovedor y original, los extremos de la vida representado en dos personajes, Scott y Horace; la juventud y la vejez y en medio la vida entera que debemos saber vivir al margen de la suerte que nos pueda acompañar. Sin duda el autor ha querido hacer un homenaje al crecimiento personal de cualquiera de nosotros, a la necesidad de valorarnos por lo que somos y hacemos, a no decaer ante las dificultades que podamos encontrar a la hora de perseguir nuestros sueños…, y lo ha hecho como si de una fábula del arte de vivir se tratara y le ha dotado de una emotividad que me cautivó desde la primera línea.
Horace, es un empresario con escasas limitaciones físicas pero con unas cargas de soledad abrumadoras, Scott, por su parte es un joven treintañero en paro desorientado y sin perspectivas de futuro; un binomio perfecto que coinciden en una realidad cotidiana, con situaciones diarias que acaban compartiendo de la forma más provechosa jamás imaginada.
La “Oca” es la metáfora de la vida, gracias a este sencillo y curioso argumento la historia es la narración de un relato de vida, sin buscar culpables o responsabilidades en la “suerte”. Lectura fácil, sin límites de edad, para todos los públicos, con rasgos educativos y de autoayuda muy bien gestionados. Escrita en capítulos cortos, con frases filosóficas referentes a la vida de Horace dignas de apuntar. Estructura simple y diálogos enriquecedores que llega a combinar con conversaciones de whatsapp, aunque el ritmo se caracteriza por la calma y el relax, que solo se altera con algunos giros argumentales inesperados al final de la novela.
No quiero contar mucho más de la personalidad de ambos porque eso es tarea de cada lector, pero son entrañables y empatizar con este par de personajes es algo que surge inevitablemente. Sí me gustaría comentar que la editorial “Nube de tinta”, es una editorial que suele editar novelas, cuentos, fábulas y obras en general que destacan por su gran calidad humana, y en esta ocasión solo podemos agradecerlo porque se ajusta a la obra; y tampoco quisiera dejar pasar las referencias al “juego de la Oca”, juego que todos hemos y seguimos jugando,  sus orígenes van desde los griegos durante el asedio a Troya, los Médicis en el Renacimiento y por supuesto los Templarios que lo hicieron corresponder con el recorrido del Camino de Santiago; en nuestra historia es una herramienta que el autor ha utilizado para contar los pasos a seguir para llegar a nuestro destino, paso a paso, casilla a casilla, al margen de nuestra suerte.
Recomendada por entrañable y entretenida y porque cuando la terminas te da pena haberla acabado, pero será sin dudas de las que recupere sin pereza en más de una ocasión.

“Da igual la suerte que tengas, lo importante es lo que haces con lo que te ha tocado vivir”.

lunes, 15 de mayo de 2017

Cuando llega la penumbra, Jaume Cabré


Jaume Cabré, es uno de mis escritores preferidos, tras seis años de silencio, aparece con un libro de relatos que me han quedado maravillada como siempre es habitual en él. Su estilo narrativo es impecable, ya en “Las voces del Pamano” y “Yo confieso”, pude comprobar el magnífico dominio de la lengua y la escritura de este genio de las letras españolas contemporáneas.
“Un niño miedoso que se rebela contra la tiranía de su maestro, un asesino que se confiesa ante su próxima víctima, un ladrón absorbido por el cuadro que acaba de robar, un escritor que amenaza a su editor con suicidarse, un anciano que pasea por los escenarios donde luchó durante la guerra…”.
La brevedad de la sinopsis hace referencia a los trece relatos que en realidad muestran trece historias que tocan lo más sensible de nosotros, que a pesar de su independencia, se entrelazan y sin ningún pudor llaman a las puertas los unos de los otros, visitándose y compartiendo fantasías y realidades de sus protagonistas. Una curiosidad que me ha llamado la atención, todos son hombres, ninguna dama aparece en escena dando vida a estas narraciones con aires de thriller maquilladas de original sensibilidad.
Así lo que podían ser experiencias aisladas toman perfil de bloque, haciendo de esta “penumbra” un hilo conductor alrededor del que una serie de malhechores y criminales viven al margen de la ley, perseguidos y torturados por su destino, marcados por la huella de la maldad, la misma que les hizo atravesar líneas de no retorno.
Cuando yo era estudiante de literatura, me  enseñaron que escribir relatos era una de los desafíos más osados de trabajar, la brevedad era un hándicap ya que no hay ni tiempo ni espacio para errores, no existen posibilidades de perderse ni divagar y mucho menos oportunidad para alejarse de la trama, el éxito está en concretar, en ajustarse al deseo de quien cuenta y en aquello que desea trasmitir. Jaume es un “máquina” de los relatos, su capacidad creativa y su dominio a la hora de gestionar todos estos obstáculos es sencillamente admirable, por si fuera poco no escatima en toques de humor y alardes de fantasía que ya son parte de su identidad.
En trescientas páginas nos ha deleitado con algunos relatos que daban para novelas por sí solos, con personajes muy dispares que protagonizaban monólogos y diálogos de igual intensidad y que le han sido muy útil para hablar de una maldad que interpreta como natural y ordinaria, desdramatizando el perfil despreciables de estos seres, a los que nos toca por expreso deseo del autor juzgar nosotros mismos.
No he tocado el tema de su portada pero llegados a este punto me parece que los aires renacentistas de este rostro y esta mirada, me proporcionan la ocasión para hablar de las extraordinarias referencias al arte, la literatura, la pintura y la música, que son excusas y herramientas de Jaume para construir el argumento de algunos de sus relatos; personajes que se quedan atrapados en los cuadros hasta llegar a ser parte de la obra, eso sin olvidar dos de estas treces narraciones dedicadas a la “Memoria Histórica”, ambos impresionantes por la atmósfera opresiva y el terror que emanan, pero inolvidables sin lugar a dudas.
Esta joya que recomiendo porque la reseña es una prueba de ello, se cierra con un epílogo a modo de regalo del escritor donde desvela los orígenes y las entrañas más viscerales de estas “penumbras” donde la oscuridad se empareja con la rabia y la ironía se encadena al juego y la fatalidad. Os gustará… y mucho.

“Uno cambia por dos razones, aprendió demasiado o sufrió lo suficiente”.

miércoles, 10 de mayo de 2017

Sé que estás allí, Laura Brodie

Hay novelas, que decido leer en momen tos del año en los que el trabajo me tiene saturada, esas lecturas elegidas para aliviar la carga de estrés y que sabes que no necesitan de una atención extrema, las novelas de “intermedio” que yo les llamo. Buceando en la lista de “pendientes”, encontré “Sé que estás allí”, y cumplía con estos requisitos imprescindibles para no dejar de disfrutar del oxígeno que me proporciona la lectura.
Ésta es la historia de Sarah, una mujer de treinta y nueve años que pierde a su marido en las aguas de un río cercano a una pequeña ciudad, en Estados Unidos. Unas semanas después de su desaparición, empieza a verlo en todas partes: en el supermercado, en el jardín de su casa, en la calle… Y, desde luego, piensa que se ha vuelto loca. Sus amigas le dicen que es normal, que forma parte del duelo… pero ¿y si hubiera otra explicación? Al fin y al cabo, no encontraron su cadáver… ¿Y si no es un fantasma y sigue vivo? ¿Y si ha planeado volver a su vida?.
Si tuviera que resumir el argumento contaría que es la historia de una desaparición que a su vez lleva aparejado el relato de un duelo por parte de su viuda. Con estas premisas tuve claro que a nivel literario no iba a ser una joya y mucho menos se me haría difícil leerla.
Muy fácil de seguir, suspense bajo mínimos a pesar de la sinopsis, lento en el ritmo narrativo, sin sorpresas, lenguaje de una sencillez aplastante, personajes escuetos, descripciones muy simples y ambientación justita.
No me gusta hacer malas reseñas de los libros que en el fondo se ajustan a mis expectativas, trescientas páginas son excesiva para un misterio al que se le podía haber sacado más partido, está poco explotado y aunque a mitad de libro hay un cambio de ritmo se termina por inercia, pero no por la preocupación de conocer el desenlace.
Es el guion perfecto para una película de suspense de esas que resuelves con solo fijarte en el título. La autora, lo pone todo excesivamente fácil, de manera que es muy predecible, demasiadas explicaciones y pistas que impiden que la imaginación nos confunda, siendo un juego de niños acertar con el final, que en honor a la escritora hace posible cerrar bien una historia que flojea en casi todo.
Recomendada para no dejar en blanco esos ratos en los que las lecturas que buscamos no aparece, puede llegar a ser entretenida y por supuesto leer siempre es gratificante aunque en esta ocasión no llegue a ser nuestra lectura del año.
No es un signo de valor auténtico en la vida, cuando para prepararte para situaciones que necesitan valor, aprendes muy tempranamente a batirte en duelo”.

domingo, 7 de mayo de 2017

El pintor de sombras, Esteban Martín


Primera novela de Esteban Martín que leo, me llamó bastante la atención su sinopsis que prometía una historia como poco curiosa por la presencia de nombres tan atrayentes como son los de Jack el Destripador, Picasso y el que parecía ser una calca del inigualable Sherlock Holmes. Elegido en el momento adecuado resultó ser una lectura sin grandes pretensiones, aunque esperaba más de un resumen que sugería una novela inolvidable.
“Una trepidante intriga por las calles de una Barcelona modernista en la que se toparán, por extraños azares del destino, Picasso, Jack el Destripador y un extravagante detective inglés obsesionado con atrapar al asesino. El pintor sin dinero, tras haber perdido el apoyo de su familia y obsesionado sólo con pintar, encontrará cobijo en un burdel situado en la calle Aviñón donde se reencontrará con el amor de su vida. Pero, una a una, las prostitutas que lo amparaban son degolladas y destripadas brutalmente y todas las pistas lo señalan como culpable. ¿Cómo demostrar ante la policía su inocencia? ¿Cómo hacerles ver que se enfrentan a uno de los mayores genios del crimen que haya conocido la historia? ¿Cómo convencerles de que él es realmente el único que conoce el rostro del asesino porque lo ha dibujado? ¿Qué puede ocurrir cuando el mayor genio del mal se topa con el más brillante genio del arte? Sólo el amor y el horror pueden explicar el secreto de una de las pinturas más famosas de la historia”.
Dentro del género de intriga, terror, policiaca, este autor catalán nos cuenta las desventuras de un pintor arruinado que en su vagar físico y emocional, provoca sin saber porqué, una serie de muertes violentas entorno a las mujeres que le amparan, asesinatos que lo señalan como culpable; con este  hilo argumental y una trama basada en el hecho de demostrar su inocencia por ser el único que conoce el rostro del criminal, asistimos a una mezcla de realidad y ficción en una ambientación que muestra a la Barcelona más humilde en un escenario situado en la calle de Avynon, que consigue un paisaje de intrigas y terrores que recuerdan a muchas novelas del conocido investigados británico.
No goza del nivel de las grandes obras de este género, pero resulta fácil y agradable de leer a pesar de los sangrientos asesinatos; los tres personajes que mueven esta maquinaria argumental entremezclan sus historias, colaboran en la trama y determinan el desenlace del relato. Buen ritmo, dividida en capítulos y con dos partes diferenciadas en lo que a su estructura se refiere, la segunda se traslada a Londres y es casi un homenaje a la figura de Sherlock Holmes y su inseparable Destripador.
Todas estas intrigas narradas de manera sencilla y buena prosa, evidencian un buena documentación que al parecer le llevó a Esteban Martín casi dos años de su trabajo, no solo en lo referente a las ambientaciones muy logradas, sino a los protagonistas, llegando a confeccionar lo que se podría llamar “Thriller de personajes”, que ha llegado a convertirse en bestseller internacional.
Recomendada sin grandes expectativas, su final es muy predecible, las figuras de renombre con las que juega el autor son bastante conocidas, aporta poco que no sepamos y el factor sorpresa escasea tanto como la tensión que está equilibrada sin grandes emociones con el resto de la historia. A pesar de todo, la he terminado y creo que puede gustar a un público con las exigencias básicas de disfrutar de un rato de lectura amena, porque cualquier escritor lo merece en justa gratitud a su esfuerzo.
“Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte”.

lunes, 1 de mayo de 2017

Los peces no cierran los ojos, Erri de Luca


Ver una portada así me traslada a la infancia y me hace recordar lo bien que lo pasábamos en un mundo sin móviles ni ordenadores ni dispositivo alguno electrónico que nos atontaran horas y horas. Era tan atrevida y tan inconsciente, que la postura de esa niña de la foto la he llegado hacer entonces, con la misma facilidad con la que camino hoy. Me apasiona mirar fotos y volver a disfrutar de aquellas cosas sencillas que no requerían más que valor y que tan felices nos hicieron. A demás de esa estampa tan evocadora, el título me pareció muy curioso, las cien páginas muy acordes con lo que buscaba, y la sinopsis bastante aceptable; de manera que en un par de tardes escasas lo leí y sin ser inolvidable reconozco que fue agradable.
“Nacer y crecer en Nápoles agota el destino: vaya uno donde vaya, ya lo ha recibido como dote, mitad lastre, mitad salvoconducto.» Un hombre recuerda el verano de sus diez años en un pueblo costero cerca de Nápoles, los años en que se anhela un futuro desde el que sólo se puede mirar atrás. Entre la pesca y los libros, los paseos en solitario y los encuentros con los muchachos del barrio, transcurren sus días, hasta que conoce a una niña sin nombre que le descubre el peso de palabras como amor o justicia. A los diez años, la edad se escribe por primera vez con dos cifras. La inquietud y el deseo de crecer son más fuertes que la apariencia física; torpe cascarón el cuerpo infantil. Y permanece intacta la necesidad de protección que cura el calor de las historias familiares, la presencia de una madre y el contacto de la mano amiga”.
Lo primero que leo de Erri de Luca, al parecer es su última novela, escrita en el 2012 dentro del género de ficción literaria, aunque una vez leída su trayectoria literaria, al parecer esta novela tiene mucho de autobiográfica. El narrador tiene en la actualidad 60 años, Erri nuestro escritor, y en un viaje a su infancia recuerda en primera persona el verano de sus diez años en una isla napolitana donde conoce a una chica tan “diferente” como él mismo. Sin duda la isla en la que suceden los momentos vividos por este niño, es a su vez una isla emocional. Este relato breve está plagado de metáforas y evocaciones de situaciones buenas y malas, pero especialmente es un reflejo de lo mucho que aprendió en aquel corto periodo de tiempo.
Estilo narrativo muy sencillo, ha sido capaz de contar muchas cosas en pocas páginas y es de agradecer, pero no solo narra, describe con nostalgia aquella experiencia con una niña de la que no dice su nombre, y lo que para él fue descubrir el amor y la justicia, dos valores que tendrían mucho impacto en su vida adulta.
Poco más puedo reseñar de una novela tan breve, el ambiente de lugares como Nápoles resultan muy atractivos, el ejercicio de evocar nuestra infancia es algo tan íntimo que sin duda el autor ha logrado a la perfección, no deja pasar sus enfrentamientos con los niños que le acosaban por sus manías y su independencia, y lo hace con sencillez y sin dramatismo aunque es cierto que dejó huella en su personalidad; dedica momentos de gran ternura a la complicidad con la niña amante de las novelas policiacas y con la que el tiempo a compartir con ella paraba todos los relojes.
Recomendada por su brevedad y por estar muy bien escrita, pero en algunos momentos llegó a ser algo lenta, quizás porque salvando diferencias los veranos de la infancia son todos muy parecidos, los descubrimientos y cambios hacia la adolescencia a todos nos suenan, de ahí los pequeños instantes de aburrimiento de la lectura. Pero en general se disfruta en una tarde de sol junto a un buen café. Os gustará.
“Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.