Mira
que
me duele tener que hacer una mala critica de un libro, de vez en
cuando me suceden estas situaciones del todo difíciles de superar
por mi persona..., pero como dice el refrán: “Mejor
caer en gracia que ser gracioso”.
Nunca mejor dicho. Desde el dos de agosto que hice la reserva en la
Biblioteca, estoy esperando ansiosa el “Libro
de los Baltimore”
como si no hubiera un mañana, y hasta hace unos días no me avisaron
de que estaba disponible, estuve tentada de comprármelo, habida
cuenta de lo exigente que soy para esto de la lectura. Menos mal que
no lo hice, después de Ruiz Zafón, Joel Dicker es el tío con más
“gracioso”
de la Literatura Universal.
Sus
anteriores novelas no cuentan entre mis lecturas inolvidables, pero
fueron aceptables; los cohetes, los tenía reservados para la tercera
haber si por fin iba la vencida..., seguirán guardados, la decepción
ha sido tan grande que solo es comparable a la espera sufrida todo el
verano por una llamada que no llegaba. Aprovecho ahora que nombro la
estación del verano, porque ojalá la hubiera leído tirada en la
playa, casi que en la reseña habría tenido más condescendencia,
pero el otoño es más implacable y no tengo margen para
contemplaciones, está claro que me siento decepcionada y que vuelve
a ser un misterio los éxitos de “escaparates”
y
portadas “repetitivas”
que no contienen una “historia inolvidable”.
“Hasta
que tuvo lugar el Drama existían dos ramas de la familia Goldman:
los Goldman de Baltimore y los Goldman de Montclair. Los Montclair,
de los que forma parte Marcus Goldman, autor de La verdad sobre
el caso Harry Quebert, es una familia de clase media que vive en una
pequeña casa en el estado de Nueva Jersey. Los Baltimore, prósperos
y a los que la suerte siempre ha sonreído, habitan una lujosa
mansión en un barrio de la alta sociedad de Baltimore.
Ocho
años después del Drama, Marcus Goldman pone el pasado bajo la lupa
en busca de la verdad sobre el ocaso de la familia. Entre los
recuerdos de su juventud revive la fascinación que sintió desde
niño por los Baltimore, que encarnaban la América patricia con sus
vacaciones en Miami y en los Hamptons y sus colegios elitistas. Con
el paso de los años la brillante pátina de los Baltimore se
desvanece al tiempo que el Drama se va perfilando. Hasta el día en
el que todo cambia para siempre”.
La
antesala de esta de la sinopsis es una invitación a la lectura del
“Libro de los Baltimore”
por el autor del mismo, Marcus Goldam, conocido y recuperado
personaje de la anterior novela del joven escritor suizo. Durante
algo menos de quinientas páginas, Marcus nos narra en primera
persona la historia familiar de los Baltimore en clave folletinesca y
televisiva, para ello pone el epicentro en un acontecimiento que tuvo
lugar en el pasado y al que nombra como el “Drama”.
Esta continua referencia, mantiene nuestra atención al menos en las
primeras cuarenta páginas, para acabar más que saturados de la
palabrita pudiendo llegar a imaginar de qué se trata.
Demasiado
predecible, dos familias con secretos compartidos y un acontecimiento
puntual que las destruyó. Simplista e infantil. El hilo argumental
se desenvuelve en idas y venidas al pasado, se convierte en un relato
de recuerdos que abarcan desde la adolescencia hasta la actualidad.
No hay emociones, ni sobresaltos, los flashbacks son abundantes y
tantos giros Y vaivenes temporales, acaban cansando.
Respecto
a los personajes ninguno es potente e impactante, no hay a quien
atribuir el peso de la historia salvo a Marcus, pero es lógico no en
vano es el narrador, no se asiste a una evolución que enriquezca el
relato y el hecho de remover continuamente el pasado, acabó
llevándome a saltarme páginas con la necesidad de acabarlo y no
dejarlo a medias..., ya sabéis que esa es mi última opción.
No
puedo criticar el lenguaje por ser tan sencillo como el argumento, es
ágil su lectura, en mi caso por las ganas de acabarlo y el final muy
predecible y aburrido. Si alguien decide leer a Joel que lo haga y
avisar que no es necesario leer las publicaciones anteriores ya que
son aisladas a pesar de la coincidencia del personaje principal.
Quiero
terminar como siempre hago cuando la reseña no es halagadora,
diciendo que escribir es un arte muy difícil de desempeñar, que a
mi no me haya llenado no quiere decir que no sea bueno; pero me da
rabia de los cientos de libros bien escritos que no gozan de las
oportunidades que les sobran a otros, o como en este caso son mal
aprovechadas. Es una fortuna tener editoriales detrás y blogs de
compañeros que adulan ciertas novelas que dejan bastante que desear
en cuanto a calidad literaria, pero para gusto los colores, lo mejor
es ser valiente y atreverse a leerla y así sabré si esta visión es
sólo una más de mis malas elecciones. Ánimo y espero que os guste.
“Así
es los recuerdos nos atan al futuro, porque solo la memoria tiene la
capacidad para hacerse presente y negociar con nuestro pasado”.
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