Por
tercera vez, me detengo ante uno de los pequeños relatos de Mathias
Malzhieu y reconozco que lo hago atraída por la belleza de sus
portadas. La primera vez lo hice con “La mecánica del amor”
y la segunda con “La sombra del amor es alargada”,
junto con esta “Metamorfosis en el cielo”, completo
una trilogía que se lee por separado y que guardan un punto en
común, las ilustraciones de Benjamin Lacombe, de gran belleza y
originalidad, además de un aire tétrico que nos recuerdan a Tim
Burton y sus realizaciones cinematográficas.
De
no haber sido por estas portadas no hubiera reparado en este autor y
su particular forma de narrar a través de la metáfora historias de
vida cotidianas convertidas en relatos mágicos. Libros de muy
reducida extensión, escasas ciento sesenta páginas que no te dan la
oportunidad de abandonarlas y que sin duda son las lecturas de
“tránsito” que yo elijo tras novelas de gran
impacto.
Todos
tenemos sueños, y el del joven Tom Hematoma Cloudman es volar. Por
eso, Tom es acróbata algunos dicen que el peor acróbata del mundo y
especialista en escenas de riesgo, pues así se siente más cerca del
cielo. Entre saltos y piruetas su cuerpo se desgasta, hasta que un día
le detectan una grave enfermedad. Pero el destino de Tom no es el de
cualquiera, y si le acompañamos sabremos que poco después, en uno
de sus paseos nocturnos por la clínica, conoce a una fascinante
criatura, mitad mujer y mitad pájaro, de quien cae fulminantemente
enamorado. ¡Pobre Tom! Lo que no sabe es que esa criatura tiene la
llave de su destino. La mujer pájaro le propone un trato: abandonar
la vida humana por una nueva aventura. «Yo puedo convertirte en
pájaro y curarte, aunque tendrás que asumir todas las
consecuencias. Para activar tu metamorfosis, tienes que hacerme el
amor.» Si Tom es fiel a sus sentimientos, tendrá que dar un paso
irreversible, transformarse y abandonar la vida humana por una nueva
aventura.. y es que ¿en qué estamos dispuestos a convertirnos por
amor? La metamorfosis del amor podría salvar su vida. O no
La
definiría entre romántica, curiosa y entretenida, algo surrealista
y es que para enfrentarse a la lectura de Mathias hay que recurrir a
grandes dosis de imaginación, es un requisito indispensable para
entender esa manera especial de huir de la realidad a través de la
escritura. De gran contenido intimista nos plantea una manera de
entender la muerte como el paso a una vida nueva, casi me atrevería
a decir que recuerda al realismo mágico de la literatura
Hispanoamericana..., maneras extrañas y diferentes de narrar la
vida.
La
historia es frágil casi no se sostiene por si misma, , pero la carga
de ternura y dulzura la salva ligeramente del fracaso. Dividida en
capítulos muy cortos, con frases breves de gran contenido y esa
trama en plan “disparate”,
provocan ligeras sonrisas entre el drama y la fábula más evidente.
Es
un clásico de lo fantasioso y aviso que no provoca un enganche
inicial y me atrevería a decir que se termina por su brevedad y por
la empatía que se genera con el protagonista..., seguirle a Mathias
es un desafío, las metáforas son complejas y gracias a las
informaciones que obtuve de su biografía entendí que esta historia
era un alegato a la persecución de nuestros sueños, a la
superación, la amistad y como no, a la consecución del amor por los
caminos más extraños de nuestra existencia.
No
se pierde nada con dedicarle algunas horas a Malzieu, para gusto los
colores y nos podemos llevar una grata sorpresa donde menos lo
esperamos.
“Ya
no pierdo el tiempo deseando que se hagan realidad mis sueños, lo
invierto en pedir que se pongan fin a mis pesadillas”.
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