Conforme
se acerca el verano, es habitual que pongamos los ojos en este tipo
de novelas tan atractivas para las horas de ocio en playas y
piscinas. La novela negra francesa se ha hecho ya un clásico en mis
elecciones y en esta ocasión le ha tocado el turno a Sophie Hénaff;
la sinopsis me pareció divertida y ocurrente y debo confesar que se
ha ajustado a lo que esperaba de ella.
Anne
Capestan es una policía joven y apasionada. Ha sido una estrella,
pero se encuentra alejada de su cargo tras haber disparado a un
hombre durante una investigación cuyos detalles no han quedado
claros. Cuando acude nuevamente a la sede de la Policía Judicial
parisina para la decisión final sobre su carrera, su jefe le
comunica que la ha puesto al frente de una brigada especial. Pronto
sabrá quiénes componen esta brigada sin nombre, sin coche y sin
armas: un borracho, una escritora escandalosa -y su perro-, un
informático despistado y un gafe... Dos casos aparentemente anodinos
y nunca resueltos les esperan: una mujer estrangulada en su sofá y
un jubilado al que han disparado en el río.
El
argumento está muy bien trazado, nada queda al azar y por si fuera
poco, los dos casos asignados a este particular equipo acaban estando
cohesionado, lo que hace del final, un éxito. La galería de
personajes, es un auténtico “cajón
desastre”,
pero cada uno de ellos, está bien perfilado y con particularidades
que nos recuerdan a guiones de películas de polis torpes que
aciertan sin querer e incluso, saben lo que hacen aunque los caminos
seguidos sean poco ortodoxos y cuestionables.
Dividida
en capítulos y con un narrador omnisciente, los diálogos son cortos
y las dosis de humor son extraordinariamente bien ubicadas, no es una
novela que caricaturice al cuerpo de policía, pero se hace
entretenida y con chispa. No hay escenas sangrientas, bastante
alejada de las obras de Pierre Laimetre y Fred Vargas, pero no por
ello deja de ser aceptable en cuanto a relato “negro”.
París
vuelve a estar de fondo, ambientación de comisaria cutre con
desafíos mínimos, donde todos tienen la sensación de estar
“aparcados”
por sus trayectorias profesionales; lo más impactante es la manera
en la que todos estos “descarriados”
serán capaces de prosperar a pesar de las múltiples zancadillas que
sortean en sus objetivos.
Me
ha gustado por el papel otorgado a la mujer,la poli de gatillo fácil,
también por la critica social soterrada que esconde y por el claro
alegato a las segundas oportunidades, de las que nadie debe verse
privado.
La
intriga, el buen ritmo, el enganche y el humor, son rasgos que se
mantienen a lo largo de esta curiosa y original novela. Muy
recomendable para esos momentos en los que deseamos leer algo
pasajero pero ameno, y sobretodo, disfrutar del placer de la lectura.
“Las
manías son cicatrices en el carácter, huellas del pasado que se
esconden en los hábitos del presente y en las locuras cotidianas”.