jueves, 30 de junio de 2016

La brigada de Anne Capestan, Sophie Hénaff

Conforme se acerca el verano, es habitual que pongamos los ojos en este tipo de novelas tan atractivas para las horas de ocio en playas y piscinas. La novela negra francesa se ha hecho ya un clásico en mis elecciones y en esta ocasión le ha tocado el turno a Sophie Hénaff; la sinopsis me pareció divertida y ocurrente y debo confesar que se ha ajustado a lo que esperaba de ella.
Anne Capestan es una policía joven y apasionada. Ha sido una estrella, pero se encuentra alejada de su cargo tras haber disparado a un hombre durante una investigación cuyos detalles no han quedado claros. Cuando acude nuevamente a la sede de la Policía Judicial parisina para la decisión final sobre su carrera, su jefe le comunica que la ha puesto al frente de una brigada especial. Pronto sabrá quiénes componen esta brigada sin nombre, sin coche y sin armas: un borracho, una escritora escandalosa -y su perro-, un informático despistado y un gafe... Dos casos aparentemente anodinos y nunca resueltos les esperan: una mujer estrangulada en su sofá y un jubilado al que han disparado en el río.
El argumento está muy bien trazado, nada queda al azar y por si fuera poco, los dos casos asignados a este particular equipo acaban estando cohesionado, lo que hace del final, un éxito. La galería de personajes, es un auténtico “cajón desastre”, pero cada uno de ellos, está bien perfilado y con particularidades que nos recuerdan a guiones de películas de polis torpes que aciertan sin querer e incluso, saben lo que hacen aunque los caminos seguidos sean poco ortodoxos y cuestionables.
Dividida en capítulos y con un narrador omnisciente, los diálogos son cortos y las dosis de humor son extraordinariamente bien ubicadas, no es una novela que caricaturice al cuerpo de policía, pero se hace entretenida y con chispa. No hay escenas sangrientas, bastante alejada de las obras de Pierre Laimetre y Fred Vargas, pero no por ello deja de ser aceptable en cuanto a relato “negro”.
París vuelve a estar de fondo, ambientación de comisaria cutre con desafíos mínimos, donde todos tienen la sensación de estar “aparcados” por sus trayectorias profesionales; lo más impactante es la manera en la que todos estos “descarriados” serán capaces de prosperar a pesar de las múltiples zancadillas que sortean en sus objetivos.
Me ha gustado por el papel otorgado a la mujer,la poli de gatillo fácil, también por la critica social soterrada que esconde y por el claro alegato a las segundas oportunidades, de las que nadie debe verse privado.
La intriga, el buen ritmo, el enganche y el humor, son rasgos que se mantienen a lo largo de esta curiosa y original novela. Muy recomendable para esos momentos en los que deseamos leer algo pasajero pero ameno, y sobretodo, disfrutar del placer de la lectura.

Las manías son cicatrices en el carácter, huellas del pasado que se esconden en los hábitos del presente y en las locuras cotidianas”.

viernes, 24 de junio de 2016

Reloj sin manecillas, Carson McCuller

Sería maravillosos que los relojes no tuvieran manecillas, así al tiempo le costaría seguir su camino y los mortales disfrutaríamos más de su “estabilidad”. Este curioso título, está elegido a conciencia y a lo largo de la obra se hace referencia al significado del mismo. Es la novela póstuma de Carson McCullers, extraordinaria y prolifera escritora americana del siglo pasado, que murió a temprana edad de manera repentina, pero a la que le dio tiempo escribir lo suficiente como para que hoy en día sus obras sigan estando de actualidad.
Publicada en en 1963, casi dos años después de su fallecimiento a la edad de 50 años. Sin haberlo sabido de antemano estos datos, al leerla me parecía que tenía ese aire de relato antiguo, a la manera de los clásicos que nunca pasan de moda, pero que notas que no son actuales..., vamos de hoy en día.
Lo encontré por casualidad en las estanterías de la biblioteca, uno de esos domingos en los que me retiro buscando lecturas diferentes; os voy a dejar la sinopsis que fue lo que me atrajo de él y por lo que hoy puedo decir que queda leído.
Relata los destinos cruzados de cuatro memorables personajes, cuyas vidas son fiel reflejo de las injusticias sociales, la soledad espiritual y la naturaleza confusa del amor en el turbador Sur estadounidense de los años cincuenta. Ésta es la historia del viejo juez Fox Clane, encarnación del patriarcal carácter sureño; su nieto adolescente Jester, hijo de un malogrado enemigo de la discriminación racial, y Sherman Pew, un chico negro de ojos azules que ejerce una fascinadora atracción sobre ambos. Junto a ellos se desarrolla el drama personal del farmacéutico J. T. Malone, quien, desahuciado por los médicos, descubre que el verdadero peligro del hombre no es morir sino perderse a sí mismo en vida. Malone, quien, desahuciado por los médicos, descubre que el verdadero peligro del hombre no es morir sino perderse a sí mismo en vida”
No hay que especificar que es el fiel reflejo del mundo en el que se crió la autora. En realidad a mi me ha parecido la historia de cuatro personajes muy diferentes entre sí, cuyas vidas pasadas y presentes están muy enlazadas, tanto que el contacto y la distancia, son dos llaves que al girar hacen saltar secretos ocultos que atañen a todos, incluso al personaje ausente del hijo del juez, cuyo suicidio es un tema recurrente a lo largo del relato.
Es entretenida, pero su ritmo es muy variable y el interés se recupera cuando entra en acción nuestro farmacéutico, Malone; le sigue el juez, pero los diálogos resultan insulsos y predecibles, de manera que se corre el riesgo de abandonarla, algo que desaconsejo siempre.
Novela de personajes que se nos moldean gota a gota, para ello la autora utiliza una serie de temas muy concretos de la realidad histórica americana de los años cincuenta: la lucha y segregación racial, el ambiente opresivo del sur, dramas personales, marginación y desigualdades sociales, injusticia, la utilización del poder; en definitiva el panorama internacional del final de la Segunda Guerra Mundial y la irremediable Guerra Fría que le sucedió, y cuyos conflictos locales y mundiales marcaron la personalidad de generaciones posteriores.
El argumento está construido no solo con el papel de cada personaje, Carson, perfila la historia echando mano de aspectos como la muerte, la enfermedad, la incapacidad o la vejez; y estos, son encarnados y asumidos por los cuatro actores en sus respectivos contextos, tanto a nivel colectivo como social. Las historias al cruzarse toman sentido y exponen situaciones dramáticas y sueños fallidos que salpican de una forma u otra a todos ellos.
Al final la he acabado sin trabajo, cierto que hay pasajes que te empujan a desistir, pero la lectura es fácil, el lenguaje muy sencillo, amena especialmente cuando los diálogos se hacen muy tensos entre dos de los personajes y tan sólo son doscientas ochenta páginas.
Quiero contar una curiosidad que tuve que confirmar en Internet, al parecer existió la costumbre de recetar como bebida medicinal la Coca Cola y era dispensada en las farmacias, la demanda era muy habitual por la población, especialmente por la americana; lo cuento porque a lo largo del relato y siempre asociada a la figura de Malone, se hace referencia a como iban a beberse sus dosis de Coca Cola a su establecimiento; imagino que todo como parte de una campaña de promoción al más puro estilo americano, del oro negro que supuso este descubrimiento y del que muchos disfrutan hasta el día de hoy.

"Mi pasatiempo favorito es dejar pasar el tiempo, tener tiempo, tomarme mi tiempo, perder el tiempo, vivir a contratiempo".

lunes, 20 de junio de 2016

Una canción casi olvidada, Katherine Webb.


Esta novelista británica autora de “El Legado”, es lo más parecido escribiendo a la conocida Kate Morton, la atmósfera en la que recrea sus historias tienen bastante parecido, por eso las elijo cuando quiero algo sencillo y entretenido, con las dosis justas de intriga y a ser posible con la esperanza de finales felices.
Zach Gilchrist es un cuarentón que ha tocado fondo. Al borde de la ruina económica y emocional, lo único que le queda es su pasión por el arte de Charles Aubrey, un conocido pintor fallecido en la batalla de Dunquerque, al que su abuela presumía de haber conocido en los años treinta durante unas vacaciones en Dorset. Dispuesto a contar la verdadera historia de Aubrey, Zach viaja hacia las costas de Dorset para seguir la pista de ese artista misterioso. Ahí, entre brumas y acantilados, Zach conoce a Dimity, una mujer mayor y algo extravagante, que había sido la modelo de Aubrey.

Sentado en la cocina de Dimity, Zach escucha y vuelve atrás en el tiempo, a cuando la anciana era aún una chiquilla y vivía en una chabola con su madre, conocida por ser la bruja del pueblo. Dimity le habla de su admiración por el pintor, que se transformaría luego en un amor enfermizo, y poco a poco el hombre llega a descubrir un hecho que ha permanecido oculto durante años, un secreto que ha marcado para siempre la vida de esa mujer y la de todos quienes rodearon a Aubrey.

Una atmósfera perturbadora, unos personajes que se desvelan de a poco y una escritura que envuelve al lector: he aquí el secreto de una novela destinada al éxito
.
Lo primero, avisar de las más de quinientas páginas de la segunda novela de esta autora que aunque situada en el presente, nos traslada a los momentos previos a la Segunda Guerra Mundial, en unas idas y venidas continúas a lo largo de cincuenta años, con la finalidad de destripar un secreto tan antiguo como sus protagonistas. Es por ello que no debemos extrañarnos del ritmo pausado de la narración, especialmente al principio y que solo al final se precipita sin aparente justificación. Dos tramas paralelas que representan el pasado y el presente se desarrollan en un ambiente con mezcla de romanticismo y drama, con ese recreo propio de historias de las costas británicas, cargadas de descripciones cuidadas y pulidas, lo que ayudan a reforzar secretos bien guardados y misterios por resolver.
Me ha parecido que el comienzo es  largo y trillado en ciertos capítulos, es como si estiraran el argumento de forma innecesaria, siendo el final más llevadero por el uso de giros argumentales que te hacen recuperar el hilo de la historia. El recurso de mezclar narración y diálogos junto con una prosa sencilla y sin florituras, salva el abandono de esta lectura, aunque en honor a la verdad el ritmo general es bueno.
Lo más criticable de la novela es su final previsible, no siendo la lectura del año y muy seguramente de las que cueste acordarse, es impecable para evadirse, demasiado británica y pastelona para mi gusto, pero recomendable para una tarde de lluvia y tazón de chocolate.
“Es tan corto el amor y tan largo el olvido”.

“El amor nace del recuerdo, vive de la inteligencia y muere por olvido”.

Metamorfosis en el cielo, Mathias Malzieu

Por tercera vez, me detengo ante uno de los pequeños relatos de Mathias Malzhieu y reconozco que lo hago atraída por la belleza de sus portadas. La primera vez lo hice con “La mecánica del amor” y la segunda con “La sombra del amor es alargada”, junto con esta “Metamorfosis en el cielo”, completo una trilogía que se lee por separado y que guardan un punto en común, las ilustraciones de Benjamin Lacombe, de gran belleza y originalidad, además de un aire tétrico que nos recuerdan a Tim Burton y sus realizaciones cinematográficas.
De no haber sido por estas portadas no hubiera reparado en este autor y su particular forma de narrar a través de la metáfora historias de vida cotidianas convertidas en relatos mágicos. Libros de muy reducida extensión, escasas ciento sesenta páginas que no te dan la oportunidad de abandonarlas y que sin duda son las lecturas de “tránsito” que yo elijo tras novelas de gran impacto.
Todos tenemos sueños, y el del joven Tom Hematoma Cloudman es volar. Por eso, Tom es acróbata algunos dicen que el peor acróbata del mundo y especialista en escenas de riesgo, pues así se siente más cerca del cielo. Entre saltos y piruetas su cuerpo se desgasta, hasta que un día le detectan una grave enfermedad. Pero el destino de Tom no es el de cualquiera, y si le acompañamos sabremos que poco después, en uno de sus paseos nocturnos por la clínica, conoce a una fascinante criatura, mitad mujer y mitad pájaro, de quien cae fulminantemente enamorado. ¡Pobre Tom! Lo que no sabe es que esa criatura tiene la llave de su destino. La mujer pájaro le propone un trato: abandonar la vida humana por una nueva aventura. «Yo puedo convertirte en pájaro y curarte, aunque tendrás que asumir todas las consecuencias. Para activar tu metamorfosis, tienes que hacerme el amor.» Si Tom es fiel a sus sentimientos, tendrá que dar un paso irreversible, transformarse y abandonar la vida humana por una nueva aventura.. y es que ¿en qué estamos dispuestos a convertirnos por amor? La metamorfosis del amor podría salvar su vida. O no
La definiría entre romántica, curiosa y entretenida, algo surrealista y es que para enfrentarse a la lectura de Mathias hay que recurrir a grandes dosis de imaginación, es un requisito indispensable para entender esa manera especial de huir de la realidad a través de la escritura. De gran contenido intimista nos plantea una manera de entender la muerte como el paso a una vida nueva, casi me atrevería a decir que recuerda al realismo mágico de la literatura Hispanoamericana..., maneras extrañas y diferentes de narrar la vida.
La historia es frágil casi no se sostiene por si misma, , pero la carga de ternura y dulzura la salva ligeramente del fracaso. Dividida en capítulos muy cortos, con frases breves de gran contenido y esa trama en plan “disparate”, provocan ligeras sonrisas entre el drama y la fábula más evidente.
Es un clásico de lo fantasioso y aviso que no provoca un enganche inicial y me atrevería a decir que se termina por su brevedad y por la empatía que se genera con el protagonista..., seguirle a Mathias es un desafío, las metáforas son complejas y gracias a las informaciones que obtuve de su biografía entendí que esta historia era un alegato a la persecución de nuestros sueños, a la superación, la amistad y como no, a la consecución del amor por los caminos más extraños de nuestra existencia.
No se pierde nada con dedicarle algunas horas a Malzieu, para gusto los colores y nos podemos llevar una grata sorpresa donde menos lo esperamos.

Ya no pierdo el tiempo deseando que se hagan realidad mis sueños, lo invierto en pedir que se pongan fin a mis pesadillas”.

sábado, 11 de junio de 2016

La librería ambulante, Christopher Morley

No podía dejar pasar un título como “La librería ambulante”, el hecho de imaginar que los libros buscan a los lectores y no al contrario, me llenó de emoción y no dudé en lo tierno y encantador que podía ser su contenido; eso, unido a la fotografía de su portada, sobraron para disfrutar de las escasas doscientas páginas que seguro iban a ser inolvidables.
Helen y Andrew McHill son una pareja de hermanos adultos que viven en una tranquila granja en el centro de los Estados Unidos. Ella se dedica a sus labores mientras él, recién famoso por un libro sobre técnicas agrícolas, piensa más en su afición literaria que en la tierra de cultivo. Un buen día se presenta Roger Mifflin, un vendedor de libros ambulante que transporta su material y vive en un carromato a través de los diferentes estados. Cansado este último de viajar, le ofrece a Helen venderle la carreta con toda la librería dentro. Ella piensa en adquirirla antes de que la vea su hermano y la compre él, dejándola sola y abandonada en la granja. Ni corta ni perezosa, toma la resolución en unos minutos de gastarse todo el dinero ahorrado a lo largo de su vida en la librería ambulante y emprender una nueva vida. Pero las cosas no son tan fáciles como parecen y los problemas surgen a los pocos kilómetros de la granja.
Novela que expresa el amor a los libros, recrea la importancia de todo lo ajeno a lo material, ensalza valores que hoy pueden sonar algo lejanos. Ambientada en Estados Unidos durante la segunda década del siglo XX, en la explosión de convivencia entre en lo tradicional y la modernidad que se impone osadamente. Hoy es considerado un clásico de la literatura americana publicado en 1917 y recuperado por la editorial Periferia, de la que no había oído hablar nunca, pero experta en estos desafíos.
Para mi ha sido un disfrute leer las experiencias y sentimientos que un librero puede tener con los libros que se han convertido en compañeros inseparables de viaje durante años. Tiene una estructura sencilla, lenguaje perfecto, grandes descripciones paisajísticas, humor, ternura... un deleite para los sentidos.Cuenta con reflexiones y situaciones divertidas que te invitan a releerlas sin pereza; quizás he disfrutado porque representa un homenaje a los libros, a su amor incondicional y a las diferentes formas de acercarlos a cualquier rincón del planeta.
Buscando una lectura breve me encontré con esta joya agradable y emotiva, apreciando la capacidad de poder tomar el relevo para mantener vivo el desafío de la lectura. Los dos personajes, Roger y Helen cuentan con una carga humana que completa un argumento sencillo y humilde, representando el valor de las decisiones que tomamos en la vida, ya sean en su momento o tardíamente, pero siempre con la esperanza de que sean acertadas.
Muy bonito, no os decepcionará.

El mundo es como un libro y los que no viajan, solo leen una página”.

jueves, 2 de junio de 2016

Hotel Mediterráneo, Alejandro Pedregosa

Acercándose las vacaciones, este sugerente título me ha parecido muy adecuado para tomarme un respiro de lecturas fuertes y preparar el camino para el verano que está llamando a la puerta. Tiene un par de cosas buenas, su brevedad y la sinopsis sencilla y discreta que aunque parece decirlo todo, al final ofrece más juego de lo que yo pensaba.
El Hotel Mediterráneo no es un hotel normal. Se fundó en un lugar recóndito para dar cobijo a mujeres en peligro de muerte.Tiene un curioso restaurante donde por las noches un joven músico, Francesc, ameniza las cenas interpretando al piano antiguos temas de Joan Manuel Serrat. La vida transcurre plácidamente en el hotel hasta que Tamara, una recién llegada, provoca un incidente que hace saltar todas las alarmas.
Su autor es Alejandro Pedregosa, un desconocido para mi y se puede considerar como un escritor y poeta joven dentro del panorama de la narrativa española de más actualidad. Sin duda los personajes principales son el pianista y la mujer que llega por sorpresa a este pintoresco “hotel” para integrarse en el cobijo de seguridad que ofrece lo que se puede llamar una “residencia de mujeres”.
Quiero advertir que el “Mediterráneo” no es el paraje en el que está situado este hogar, la orilla del mar queda lejos, es una referencia al repertorio del cantautor catalán que con frecuencia interpreta nuestro generoso pianista.
A pesar de la sinopsis, el libro tiende a mantenernos atentos porque en realidad no se sabe bien cual es el tema principal; los elementos del relato van y vienen de manera espontánea y ayudan a configurar un argumento con el que he acabado conectando y al que le he sacado más de una reflexión.
Con esas canciones, los guiños a Serrat dulcifican momentos duros del relato, la he disfrutado porque era justo lo que necesitaba para estos días. Lectura rápida, sin artificios y con un tratamiento delicado y sutil de temas actuales. Huye del melodrama y se centra en las historias de vida de los personajes secundarios, muchos de ellos estrambóticos y disparatados, tanto como las mochilas de experiencias que acarrean sus espaldas. Sin duda una novela coral en la que la galería de actores hacen un alegato a las segundas oportunidades y a la libertad en un afán continuo de romper con el pasado.
Hoy estamos familiarizados con las noticias acerca de la violencia de género, la trama es de una carga realista incuestionable; este granadino se ha inspirado en una de las víctimas del accidente de Angrois en Galicia; de manera que hay momentos de impacto emocional garantizado.
Puede parecer un rollo de novela, no cuenta con una gran editorial que la respalde, no está en los escaparates de las librerías y carece de campaña de marketing de ventas; su autor es un desconocido, pero yo puedo decíros que engancha, que su estilo es ligero y sencillo, que me ha hecho pasar un rato agradable de lectura y por supuesto me queda la tranquilidad de reconocer la labor de los que nos proporcionan esos momentos a los que no sabemos estar sin ellos: “Los Libros”.

El azar no es caprichoso va en la dirección que busca, pero camina de forma irregular, dejando a su paso una estela de lagunas, cajas cerradas y lugares vacíos que acaban formando parte de nuestro inventario de pretensiones y deseos no cumplidos”.