La
novela del verano; bueno, una de las muchas que recomiendan
incansablemente para tirarnos en la arena de la playa... vamos para
momentos estivales y con mucho tiempo libre. Casi quinientas páginas
de lo que se prometía como éxito indiscutible en esos meses que más
se lee y que más “publiquito” se
“tira a la piscina”
de esta sana afición que es la lectura.
Voy
a contar los rasgos principales de esta novela de Paula Hawkins y
luego remataré con la impresión que me ha causado.
Para
hacerlo más imparcial os pongo la sinopsis; Rachel
toma siempre el tren de las 8.04 h. Cada mañana lo mismo: el mismo
paisaje, las mismas casas y la misma parada en la señal roja. Son
solo unos segundos, pero le permiten observar a una pareja
desayunando tranquilamente en su terraza. Siente que los conoce y se
inventa unos nombres para ellos: Jess y Jason. Su vida es perfecta,
no como la suya. Pero un día ve algo. Sucede muy deprisa, pero es
suficiente. ¿Y si Jess y Jason no son tan felices como ella cree? ¿Y
si nada es lo que parece? .
Bueno,
no queda duda que estamos ante una novela de intriga, misterio, negra
o terror; vamos un thriller psicológico al más puro estilo
americano. La mayor parte de las veces que leo un relato de este
tipo, acudo a la frase de “lectura
pegamento”,
por lo mucho que te absorbe y lo adictiva que resultan, en esta
ocasión diría “lectura
pegajosa”,
me enganchó a ratos, pero también la quería abandonar y no podía.
Es una historia con una trama aparentemente sencilla, contada a tres
voces, dividida en capítulos que alternan a los tres protagonistas
principales; el hilo argumental es flojo y aplastantemente
repetitivo. La desaparición de una mujer, invita a Rachel que es
nuestra “chica
del tren”,
a escarbar en su vida y le parece todo tan raro que se acaba liando
“parda”.
La
calidad narrativa es superficial, sería perfecta como guión de
película, incluso me recuerda a la obra maestra de Alfred Hitchcok
“La ventana indiscreta”,
pero su tensión es muy mejorable, aunque hay que reconocer que el
recurso de ir dejando pistas para desvelar el misterio se hace
entretenido. Sus personajes no están sólidamente construidos y no
he podido empatizar con ninguno de ellos, de manera que se me
olvidarán en dos días.
Y
ahora os cuento mis impresiones aunque más o menos las he ido
dejando caer. Para ser el betseller que arrasa en las listas de los
más vendidos de EEUU, deja mucho que desear, es un ejemplo más de
éxito de marketing y publicidad, mis expectativas se han quedado
tiradas en el andén de la estación donde Rachel se sube todos los
días al tren, ese tren que es el escenario inicial que desencadena
la historia. Faltan sorpresas, sobresaltos, emoción, deja cuestiones
que no cierra por lo que te quedas perdido en la trama, no hay garra
en lo que cuenta y el final además de insulso y predecible es
precipitado, más que la llegada de un tren sin frenos a la última
estación de Siberia.
Pocas
veces hago reseñas negativas de libros que me he leído de principio
a fin, pero quiero ser sincera y que nadie se llame a engaño... para
el verano y poco más y si se empieza hay que terminarlo. He
comentado con amigas que lo han leído y han sido más indulgente que
yo, con esta pobre chica que mira por las ventanas del tren hacia
hogares ajenos... eso en mi pueblo se llama: “excusá”;
bromas
aparte, os recomiendo leerla en una puntuación de seis, tampoco es
tan mala, las hay peores...
“Dicen
que quien habla y se entretiene en saber de la vida de los demás, es
que la suya es muy aburrida”.