jueves, 8 de mayo de 2014

Los días que nunca vieron mis ojos, Unai Ramos

Sugerente título el de esta novela con tildes futuristas que te hace pensar en lo efímero de la existencia humana. Como es habitual en mis elecciones, en esta ocasión al igual que en otras muchas, necesitaba un descanso entre novelas de ochocientas páginas y qué mejor que una que no supusiera un esfuerzo mental y se prestara a prepararme para la inmersión en otra de parecidas dimensiones o incluso superiores.
Tras leer la sinopsis uno sabe el tipo de trama que nos encontraremos a medida que avanzamos en el relato. Ambientada paralelamente en los años 2013 y 2023, en un ir y venir continuo entre el pasado y el presente de un personaje principal que sufre un accidente de tráfico resultando gravemente herido y como consecuencia permanece diez año en coma; despertar y recuperar la memoria se convierte en el hilo conductor de la historia. Junto a un personaje femenino, el autor irá perfilando el argumento de este misterio en el que abundan las incógnitas alrededor de las vidas de Ángel y Ana, pareja ya consolidada en el pasado y que debe reconstruirse tras el despertar del periodista.
El autor es un maestro en el arte del emparejamiento, recurso utilizado en novelas anteriores; esta relación la exprime sabiamente hasta ser uno de los mayores alicientes del argumento. Resulta una lectura tranquila, con rasgos surrealista propios de guiones cinematográficos. No abusa de lo dramático y se explaya generosamente en los pasajes agradables; por el contrario se complace en recrearse en las escenas eróticas, descritas con apabullante detallismo.
Sin apartarse del hilo inicial de la trama, aborda temas de actualidad como la corrupción, la crisis económicas, los abusos de poder, asesinatos, intereses urbanísticos y soluciones mafiosas. Gracias a estos ingredientes, se le considera dentro del género de novela negra. Importante diferencia entre el principio que atrapa y cuenta con calidad narrativa y el final previsible y bastante desinflado.
Vocabulario sencillo, asequible en la estructura, con pretensiones poco grandilocuente, puede servir para oxigenarse de lecturas más comprometidas y necesitadas de los cinco sentidos. No decepciona y merece un hueco en nuestra lista de lectura sugeridas.

Eres libre de tomar tus decisiones, pero serás esclavo de las consecuencias”.

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