Lo
más original del libro son las frases que fui recogiendo a medida
que avanzaba en su lectura. Todas están reposando el sueño de los
justos en mi libreta de “recuerdos” de todo lo que vale la pena
recordar. Cuando lo compré andaba suscrita al Círculo de lectores,
me gustaba la rutina de mirar la revista y elegir un par de libros
para un ratito de ocio, ya creo que no existe eso de ir por las casas llevando y recogiendo los pedidos, al menos he de confesar que ahora
los libros los llevo todos juntos y en un único estuche. Son cosas
de la modernidad: “renovarse o arruinarse”.
Aunque
la portada es muy exótica y bella, el contenido nos narra la
historia de una saga familiar a lo largo de cien años en la isla de
Cuba. Varias generaciones que nacen de un árbol genealógico tras la
unión de los Falcón y los Monteagudo. Cierto que el argumento es
poco original y que la sinopsis ya nos evoca "Cien años de soledad" y "La casa de los espíritus"; incluso se le pueden relacionar personajes
de estas novelas con los que aparecen en la obra de Ana Cabrera.
Quienes
conozcan este modelo de narrativa sabrán que se enfrentan a un
rosario de personajes que en ocasiones te obligan a tener una
“chuleta” para no acabar en un profundo lío de participantes en
desavenencias, amores, odios, enfrentamientos, pasiones y lo que es
más importante no matar al que sin duda vive hasta el final del
libro. La narradora, es la protagonista que en primera persona nos
relata un sin fin de acontecimientos familiares, sociales y políticos
de su familia y de su país, Cuba. Para los que estén interesados en
una visión general de la vida del último siglo de la isla, está
bastante aproximado.
El
recuerdo a esas grandes obras de “historias de familias” de la
literatura latinoamericana no es motivo suficiente para despreciar la
obra de esta autora hasta ahora desconocida para mi; el libro engancha, es entretenido, profundiza en
el alma de los personajes cargándoles de fuerza y garra. Su carga
dramática marca el hilo conductor de la novela y los conflictos de
cada miembro de este complejo cuadro "humano" resultan familiares,
como atemporales, es decir contemporáneos...
Perfectamente
hilvanada la historia y el contexto histórico, le falta un final
emocionante porque se intuye por propia lógica. Su título tiene un
momento de justificación en la novela explicado al hacer referencia
a que es el ”reloj de la abuela Pelagia” el que marca las horas
del “alma”.
Me
gustaría terminar recomendando su lectura con expectativas de pasar
un rato leyendo curiosidades, descubriendo personajes de gran
realismo mágico, disfrutando de una historia bien contada a lo largo de un paseo histórico por la isla de Cuba y con la
tranquilidad de que se le otorgará a la novela una oportunidad y no se le
condenará por los referentes anteriormente citados. Os gustará.
Para terminar escribiré unas frases de las muchas que me atraparon
en su lectura y ni que decir tiene que mi estado emocional me pedía
en vena un “novelita familiar”.
“La
vida no te muerde por nada, siempre hay un motivo que tú
desconoces”.
“Un
olor determinado se aferra a tu memoria más que el rostro añorado
de tus seres queridos”.
“Las
fotos son rectángulos de vida que sabiamente y en el momento
oportuno le arrebatamos a la muerte”.
(Dedicada a mi amiga Nela)
(Dedicada a mi amiga Nela)
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