Desde que tuve la oportunidad de conocer a
este francés nacido para escribir, no me he perdido ninguna de sus obras. Es
cierto que empecé por “Vestido de novia”, “Iréne”, “Alex” y todas las
protagonizadas por Camille Verhoeven, sin dejar atrás “Recursos inhumanos” o
“Tres días y una vida”, cualquiera de ellas será difícil de elegir como la
mejor, de manera que valga esta entrada de reseñas para recomendarlas sin
condiciones.
Con "El espejo de nuestras penas", Pierre Lemaitre, cierra su trilogía de entreguerras "Los hijos del
desastre", iniciada con "Nos vemos allí arriba", seguida de
"Los colores del incendio" y una vez acabada sigo pensando que leer a
este escritor es todo un disfrute.
Siete años después su una novela nos relata las grandezas y
las miserias de una sociedad aplastada por los vaivenes de una Historia cuyos
ecos resuenan todavía hoy. La trilogía cuenta la vida de Francia desde 1914
hasta 1940. Una Francia que estaba muy convencida de su potencia tras la
derrota de Alemania de 1918.
“Esta Primavera de 1940. Louise Belmont, de
treinta años, corre desnuda y recubierta de sangre por el bulevar de
Montparnasse. Para entender la macabra situación que acaba de vivir, esta joven
maestra deberá sumergirse en la locura de un momento histórico sin parangón:
mientras las tropas alemanas avanzan de forma implacable hacia París y el ejército
francés está en plena desbandada, cientos de miles de personas aterrorizadas
huyen en busca de un lugar más seguro. Atrapada en este éxodo sin precedentes,
y a merced de las bombas germanas y de los azares del destino, la vida de
Louise acabará cruzándose en un campamento del Loira con las de dos soldados
desertores de la línea Maginot, un apasionado subteniente fiel a sus principios
morales y un histriónico sacerdote capaz de plantar cara al enemigo.”
“El espejo de nuestras
penas” es la última entrega en la que Pierre nos cuenta la historia poco
conocida del éxodo en 1940 donde más de 10.000.000 de personas, entre franceses
y familias de otros países como Bélgica o Luxemburgo, se desplazaron de forma
masiva hacia el sur de Francia huyendo de los alemanes. Una novela inagotable sobre las peripecias de unos personajes colosales
que, enfrentados a los desgarradores efectos de la guerra, luchan por mantener
intactas sus ilusiones más íntimas.
De los tres libros es con diferencia el que menos me
ha gustado, lo que no quiere decir que no esté bien. El segundo es sin duda mi
favorito y eso que el primero me atrapó desde el minuto uno. Después de lo que disfruté con “Los colores del incendio”
esperaba este libro con muchísimas ganas y aunque no puedo decir que sea una
mala historia, porque independientemente de ella he disfrutado con la pluma de
Lemaitre y ese humor que sabe encajar hasta las situaciones más difíciles, la
novela me ha resultado lenta, se me ha hecho larga y esta vez sus personajes no
me han hecho sentir lo que viví en las novelas anteriores.
Volveremos a saber de
Louise Belmont a la que conocimos cuando era niña en Nos vemos allá arriba.
Ahora es maestra, cuenta con treinta años, y ha vivido un suceso muy
desagradable que destapará hechos de su vida que desconocía. Junto con Jules,
su jefe en un restaurante donde también trabaja, abandonará París y se dirigirá
hacia Orleans buscando a alguien que no sabía que existía hasta ese momento.
Por otro lado, conoceremos a dos soldados que se encuentran en la línea Maginot
así como a un personaje de lo más estrafalario llamado, pongamos, Desiré.
Son los personajes la esencia de la trama de esta
novela, y su manera de entrecruzarse delimita el momento dantesco de este
episodio de la guerra de Francia contra los alemanes. El desorden y el
descontrol de los mandos franceses y del gobierno, se reconocen en la
descripción que el escritor hace de la indestructible “línea Maginot”, así como
de las noticias falsas difundidas por la prensa francesa.
Se podría
pensar en una novela dramática, pero Pierre Lemaitre, con el humor corrosivo que ya conocemos tan bien, nos
sorprende otra vez por la naturalidad con la que trata hechos tan devastadores
narrados de manera hiriente e introduciendo el dedo en una llaga muy profunda.
Es un contador de
historias de gentes normales con vidas corrientes, cuyas historias tienen en
común su tristeza, él las endulza con sus recursos habituales, haciendo hincapié
en el hecho de ser personas que representaron a los millones de seres humanos que huyeron al
sur ante el avance de los alemanes en 1940. Lemaitre crítica de manera
implacable el abandono por parte del gobierno, y denuncia de manera divertida
la propaganda de guerra de aquellos días y la intención de levantar una moral
hundida.
Con esto me atrevería a hablar de
novela denuncia, histórica, de personajes y de humor.
Novela coral en la que Pierre es capaz de mezclar la historia, pasajes reales
atroces de una guerra, con la historia personal de los protagonistas. Sí que es
cierto que para ser el final de la trilogía, es una novela con muchos más datos
históricos que en las anteriores, en algunos momentos te sacan de la historia y
el ritmo es más lento.
Aunque esta novela es el final de
la trilogía, se pueden leer de manera independiente pero yo os recomiendo la
trilogía completa, porque ves el cierre de la totalidad de la historia en torno
a los personajes que aparecen en el primer libro y porque es un imprescindible
para tener una visión cronológica del episodio histórico narrado.
Lamaitre
es un escritor que describe a la perfección los sentimientos de huida, el
agobio, la supervivencia y el miedo que hace que en momentos de tensión de la
novela, generen un grado de empatía con los personajes muy alto, los sientes cercanos,
y haciendo posible disfrutar de varias tramas argumentales, que enganchan desde
el principio, acoplándonos a los diferentes ritmos según la acción narrada.
El
autor ha dejado claro que es una manera folletinesca de narrar la Historia, una
opción en plan terapia que nos permita conocer el pasado.
Cómo dato histórico os cuento que la novela empieza en la
época llamada “La drole de guerra”, la guerra del chiste, es decir la época de
septiembre de 1939 hasta mayo de 1940, cuando la guerra ya estaba declarada y
era un hecho consumado, pero aun los franceses no pensaron ni calibraron las
consecuencias que se les venían encima. Cuando en Mayo de 1840 los alemanes
invaden Holanda, Bélgica y Luxemburgo y cruzan las fronteras francesas, Francia
ya no contó con tiempo ni capacidad de reacción.
Ya hemos tenido la oportunidad de ver en cine la primera
entrega y no descarto que le sigan las siguientes, el tono cinematográfico en
el que se construye la historia es perfecto para la gran pantalla. Intensos
giros narrativos, diálogos vivaces y unos personajes dibujados con maestría que
agudizan esa prosa visual de Lamaitre.
El autor repite algunos personajes y se permite el
lujo de abordar asuntos de aplastante actualidad como el deseo de libertad, la
compasión, la femineidad y cierta crítica social a la desconfianza de la gente
corriente hacia el poder y la autoridad…y lo hace en la trilogía entera.
Creo que no dejo dudas de mi recomendación
positiva, aunque ya digo que me ha parecido más previsible, densa y al contrario
que a otros lectores, el epílogo es demasiado extenso, lo que no resta
entretenimiento, facilidad de lectura y una demostración más del inmenso
talento de este francés “nacido como yo digo para escribir”…os gustará.
“El corazón puro es
un espejo inmaculado en el que se reflejan imágenes de infinita belleza”.