viernes, 27 de marzo de 2020

El crimen del conde de Neville, Ame


El hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.

El conde Neville acude a la casa de una vidente para recoger a su hija menor. La vidente se la encontró la noche anterior en pleno bosque, en posición fetal y tiritando de frío. Al parecer la adolescente, que responde al singular nombre de Sérieuse, se había fugado del castillo familiar. Pero, antes de llevar al aristocrático progenitor ante su hija, la vidente le toma la mano y le anuncia: «Pronto dará usted una gran fiesta en su casa. Durante esa recepción, usted matará a un invitado.»
En efecto, los Neville, excéntrica familia de alcurnia, van a celebrar en breve su fastuosa fiesta anual, a la que invitan a lo más selecto de la sociedad. Esa garden party es una tradición irrenunciable, pese a que los Neville pasan por serios apuros económicos y el conde incluso ha tenido que plantearse vender el castillo y el bosque que lo rodea. Con toda probabilidad ésta será la última gran fiesta que organicen allí. ¿Acabará, tal como anuncia la predicción de la vidente, con un asesinato?

En todo buen depósito de lecturas pendientes deben de existir las novelas cortas de descanso que las llamo yo, esas de pocas páginas que te preparan de cara a otras más extensas y profundas.
Precisamente es la pequeña extensión del texto lo que más me llamó la atención de este “Crimen del Conde de Neville”, empezar y terminar fue casi el mismo acto, y es que se lee solo. Tiene un inicio “imperdible” una vez enganchada al libro ya no te puedes desenganchar.
Humor y drama están perfectamente aunados en el anuncio de una catástrofe que da pie a Nothomb para desplegar todo el encanto de su escritura grácil, amena e interesante. Brillante fábula que dice más de lo que cuenta.
Me ha gustado el ritmo de la narración, la manera como  ironiza sobre ese mundo anacrónico de la nobleza belga que conoce de primera mano. El resultado es una encantadora y perversa fábula moderna de tintes tragicómicos, en la que bajo una capa de chispeante levedad asoma una sugestiva indagación literaria sobre el mundo de las apariencias, las relaciones familiares, los secretos del pasado, el dolor de la infancia, las incertidumbres de la adolescencia y el destino, que puede acabar dando sinuosos y sorprendentes giros... 
Cuenta con los ingredientes de todas sus obras, diálogos de partida de ping-pong, elementos de las tragedias griegas, momentos melancólicos, perversidad y guiños cómicos de gran protagonismo.
Muy pocas páginas que no pasan de puntillas, bien aprovechadas no “da puntada sin hilo”, cáustica y mordaz hasta en los pequeños detalles.
He pasado unas horas muy entretenida y me ha dado la sensación de estar viendo una obra de teatro excéntrica, desvergonzada e imaginativa. Os gustará.
“En el mundo no hay nada tan difícil de expresar como la franqueza”.

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