viernes, 28 de febrero de 2020

La madre de Frankestein, Almudena Grandes


El hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.

“En 1954, el joven psiquiatra Germán Velázquez vuelve a España para trabajar en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos, al sur de Madrid. Tras salir al exilio en 1939, ha vivido quince años en Suiza, acogido por la familia del doctor Goldstein. En Ciempozuelos, Germán se reencuentra con Aurora Rodríguez Carballeira, una parricida paranoica, inteligentísima, que le fascinó a los trece años, y conoce a una auxiliar de enfermería, María Castejón, a la que doña Aurora enseñó a leer y a escribir cuando era una niña. Germán, atraído por María, no entiende el rechazo de ésta, y sospecha que su vida esconde muchos secretos. El lector descubrirá su origen modesto como nieta del jardinero del manicomio, sus años de criada en Madrid, su desdichada historia de amor, a la par que los motivos por los que Germán ha regresado a España. Almas gemelas que quieren huir de sus respectivos pasados, Germán y María quieren darse una oportunidad, pero viven en un país humillado, donde los pecados se convierten en delitos, y el puritanismo, la moral oficial, encubre todo tipo de abusos y atropellos”.

Desde que se termina un libro de Almudena Grandes ya estás esperando el siguiente. Más o menos cada dos años nos ha ido haciendo llegar la serie de los “Episodios de una Guerra Interminable”, tras cuatro ejemplares, la quinta entrega llega a inicios del 2020 y se cerrará alrededor del 2022, según las previsiones de la escritora.
Las anteriores novelas de esta serie comenzaron con Inés y la alegría, ambientado en el Pirineo leridano, inauguró esta colección de obras que pone luz a los oscuros y tristes años de la posguerra. A él siguió El lector de Julio Verne, situado en un cuartel de la Guardia Civil en la provincia de Jaén, Las tres bodas de Manolita, que transcurre en la capital de España, y Los pacientes del Doctor García, a caballo entre Madrid y Buenos Aires.
Con La madre de Frankenstein, Almudena nos sitúa en el Madrid de los años 50, en un cambio de registro que nada tiene que ver con las guerrillas y la resistencia clandestina y diplomática de las entregas anteriores.
Novela de ficción inspirada en la vida y muerte de Aurora Rodríguez y construida a partir de un parricidio real del que ella fue autora. Es además una historia de amor en el marco de la humillada y gris España de la posguerra que se mueve en diferentes momentos de nuestra Historia. Son muchos los antecedentes que nos han llegado de la figura de Aurora, la madre de la feminista Hildergart, pero nunca había sido ella la protagonista sino su hija, en esta novela asume el papel principal y eso la hace diferente en su enfoque y en el tratamiento de esta controvertida figura.
Novela coral y costumbrista que descarga la fuerza en una galería de personajes que vamos conociendo a medida que avanza el relato. Tres narradores en primera persona desgranan sus historias y las de su entorno durante un periodo de cincuenta años, gracias a una trama que nos hace viajar del pasado al presente de la mano de personajes reales y ficticios por secundarios de lujo que ayudan a construir una historia dura y desgarradora difícil de olvidar.
La ambientación es junto con los personajes el plato fuerte de la novela, Almudena nos presenta sin tapujos a las instituciones psiquiátricas de la época, los llamados “manicomios”, el lugar donde se curaba a los “malos españoles”; la mayor parte del argumento se desarrolla en el pabellón del Sagrado Corazón del psiquiátrico de Ciempozuelos donde se encuentra recluida Aurora Rodríguez. Este escenario contribuye a reforzar la visión más oscura de aquella España y el devenir de los que ingresaban aquejados de males no físicos así como los tratamientos aplicados para su rehabilitación.
Sin duda Aurora es el detonante de la novela, Almudena ha querido rendir un homenaje a todas la víctimas de la posguerra y de paso humanizar la figura de la protagonista a través de su propio delirio. Madre de una de las activistas más superdotada de la época, la educó en libertades que luego no supo aceptar, el detonante del asesinato de su propia hija al intentar independizarse la sumió en una sin razón que la condujo a su confinamiento en esta institución de la que nunca salió.
Si Aurora es el detonante de la trama, Germán Velázquez es el personaje alrededor del cual se articula toda la historia. Curiosamente es el cuñado del Doctor García, ocasión que la escritora madrileña utiliza para recuperar personajes de sus anteriores entregas, de hecho sucede lo mismo con Rita hermana de García que también cuenta con una tímida pero acertada aparición. Exiliado siendo un niño durante la Guerra Civil Española, recibe asilo en la casa de una familia judía donde gozará de una formación que le posibilitará regresar a España como médico de instituciones psiquiátricas, lugar donde conocerá a las mujeres de esta novela.
Cierra el tridente de protagonistas María Castejón, huérfana nieta del jardinero que se convierte en la cuidadora de Aurora de quien vivió maravillada por su figura desde que era niña.
No quiero dejar pasar las figuras de la Psiquiatría de la época que vienen de la mano de personajes como el Doctor Robles, director del centro y Vallejo Nájera o López Ibor, obsesionado con la cura de la homosexualidad y otras “perlas”, estos últimos representantes de los tratamientos más brutales e ineficaces contra los que Germán tiene que luchar con esos aires nuevos que traía como bandera.
Una buena novela no solo son grandes personajes, la ambientación y los temas que le dan forman construyen los pilares de la misma. Muy en la línea de Almudena aborda además de los ya vistos, la situación de los judíos tras la Segunda Guerra Mundial y su exilio fuera de Alemania, el Nazismo, el Nacionalcatolicismo, la eugenesia, el aborto, la homosexualidad, el papel de la mujer en la posguerra española y lo hace a través de un repertorio de emociones que van desde la ternura, el desprecio, la alegría, la frustración, el fracaso, las penas, el arrepentimiento, el amor y los intereses de la nación hasta los celos profesionales.
Hay unos guiños muy generosos de la escritora hacia Pérez Galdós por un lado y hacia el recuerdo de uno de los acontecimientos más triste y silenciado de la Guerra Civil, “La Desbandá de Málaga”, introducida gracias a la madre de María Castejón que la vivió en primera persona; el estilo indirecto de la madrileña posibilita conocer estas historias dentro de otras historias de todos y cada uno de sus personajes.
Sin duda es una gran novela pero en justicia debo decir que me ha parecido la más densa y larga de toda la serie publicada hasta ahora. Me enganchó tarde y mi interés fue menor que el generado en ocasiones anteriores, no voy a decir que le sobran páginas pero tal vez con menos no hubiera vivido la sensación de “ganas de acabarla”. Nunca me había pasado con una de mis escritoras preferidas, siempre “quería más” y me generaba tristeza el cerrar el libro. No he vivido la historia de Aurora, Germán y María con la emoción habitual y mis expectativas se han quedado un poco desinfladas, ahora bien, es solo mi humilde opinión y este comentario es de amante de la lectura con el que se puede coincidir o estar en desacuerdo, de manera que para nada sacrificar el inmenso trabajo de Almudena Grandes, una de las “Grandes” de nuestra literatura. Os gustará.
“No tengo problema en ser normal, pero la locura ame parece más divertida”.

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