sábado, 15 de febrero de 2020

El Zoo de papel, Ken Liu


El hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.

 “El zoo de papel y otros relatos son quince cuentos que mezclan la fantasía, la ciencia-ficción y lo sobrenatural para tratar temas muy humanos. Como si de capítulos de la serie Black Mirror se tratara, Liu nos plantea contextos y situaciones probables en lo inmediato”.

Nada más quiero aportar respecto a las sinopsis de este libro, de hacerlo desvelaría el contenido de cada uno de los relatos y se podría caer en el condicionamiento hacia la aceptación o rechazo de la obra de este original maestro de la literatura breve. Escritor nacido en China que emigro a los EE.UU, máximo exponente del género de ficción en el que se permite abordar las complejas relaciones entre ambos países a modo de herencia cultural compartida con originalidad y sello propio.
Desconocía la existencia de este narrador y de su “Zoo de papel”, la recomendación vino de un amigo que al igual que a mí los autores orientales nos apasionan, vista su satisfacción ante el libro, solo tuve que esperar a que llegara a mis manos y comprobar que su criterio volvía a coincidir con el mío.
Podría desvelar el contenido de cada uno de los quince relatos pero eso sería destripar y manipular a los que decidáis leerlo, prefiero daros algunas orientaciones para que los que no están muy acostumbrados a estas historias no desechen su lectura a la primera.
El tratamiento de cada uno de ellos se realiza desde lo fantástico a lo legendario con una enorme habilidad narrativa, con un escenario de fondo en el que está presente el choque cultural de la herencia asiática y la sociedad americana actual, mezclando estilos y géneros entre lo fantástico y la ciencia ficción, construyendo metáforas individuales del mundo en el que vivimos.
Los temas que aparecen en los relatos son tan variados como sus personajes; la tecnología actual, la exploración espacial, la vida y su prolongación después de la muerte, el valor de la culpa, la esperanza, la libertad personal, el adoctrinamiento de las redes sociales, la redención, la colonización cultural, las relaciones paterno filiales, las razas, los extraterrestres, los desastres cósmicos…, un repertorio extraordinario que le dotan al conjunto de una originalidad incuestionable. Todos están narrados con una voz clara, lenguaje asequible, bien estructurados en capítulos cortos que permiten el seguimiento de la lectura y con finales a la altura de Ken Liu.
Respecto a sus personajes son de aplastante realidad, son individuos concretos que viven sus experiencias condicionados por el enorme peso de su pasado, la mayoría transmiten optimismo hacia la raza humana, al menos los que se mueven en el universo terrenal. El valor y la determinación son herramientas que aparecen en la mayor parte de ellos como ayuda indispensable para sobrevivir.
El zoo de papel es una recopilación extraordinariamente diversa de historias, donde se dan la mano desde el pasado remoto hasta el futuro lejano, para configurar un bello retrato de la historia del hombre. Fantasía china y thriller tecnológico, con falsos documentales y momentos de ciencia ficción inolvidables. Conjunto heterogéneo  de filias y fobias de su propio autor y recomendado para los amantes de la fantasía.
Quiero contar brevemente el relato que da título al libro, es una tierna historia sobre el problema cultural. Un niño de padre norteamericano y madre china recibe la herencia cultural materna y su actitud es la de rechazo llegando a sentirse avergonzado de la misma, mostrando un duro distanciamiento a todo lo relacionado con ese mundo ancestral. A pesar de ser la mayoría de ellos una preciosidad sin apartarse de los temas de fondo, este deja un amargo sabor de boca, pero es solo mi impresión. Os gustará.
“No es más listo el que más dice sino el que más calla”.

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