jueves, 30 de enero de 2020

Casas y tumbas, Bernardo Atxaga


El hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.

“En una panadería de Ugarte, en el País Vasco, un niño que un verano ha regresado sin habla de un internado en el sur de Francia recupera las palabras gracias a su amistad con dos hermanos gemelos y a algo extraño que descubren los tres en las aguas del canal que baja de la montaña. La dictadura franquista está llegando a sus últimos días. Todo está cambiando en Ugarte y también en el cuartel de El Pardo donde, poco antes, Eliseo, Donato, Celso y Caloco intentan adiestrar una urraca y burlar el coto de caza reservado a los poderosos. La de ellos fue también una historia de amistad, con sus dosis justas de inconsciencia, rebeldía y tragedia.
Años más tarde, las huelgas alentadas por los sindicatos hacen temblar la industria minera de Ugarte. Son ya los turbulentos ochenta, y Eliseo y los gemelos se ven envueltos en una trama de venganza, urdida por el ingeniero Antoine, que parece propia del género negro. El tiempo pasa rápido y transforma todo lo de fuera: llega la música, la televisión con sus realities, el correo electrónico, aunque en el interior de los protagonistas de esta historia se mantienen intactos los silencios, los secretos, las amenazas... No es más que la vida, que discurre como hilos de agua entre las piedras. Pero avanza”.
No quiero empezar la reseña diciendo que no me ha gustado tanto como esperaba y que la sinopsis no se ha ajustado a mis expectativas, pero es la verdad y prefiero que vaya por delante.
La pintan como una novela interesante y emocionante, vertebrada por la amistad, el amor, la naturaleza y el hecho incuestionable de la muerte; algunos de estos aspectos los he percibido otros por el contrario no. Son historias privadas de personajes reales perfilados bajo la varita de la imaginación del autor.
Estructurada en seis partes, divididas a su vez en capítulos, y un epílogo en forma de alfabeto conforman una novela que comienza un verano de 1972 con la llegada a Ugarte de Elías, más tarde conoceremos también a Eliseo y a Donato, con los que retrocederemos a 1970, y conviviremos con ellos en el cuartel de El Pardo donde prestan servicio militar. Y seguiremos acompañando a estos personajes, con mayor o menor protagonismo unos u otros según avancen los años, durante 1985, 2012 y 2017, poniendo en cada año el foco en alguno de ellos, pero sin perder de vista nunca al resto directa o indirectamente.
Construye así Bernardo Atxaga una novela que ensambla seis historias distintas, en las que ha volcado algunos de sus recuerdos y de sus vivencias personales, alentadas por un latido común: la amistad.  
En muchos párrafos me encontraba perdida, por lo que tenía que volver atrás de manera pausada para volver a retomar el hilo de la historia, no es que se haga tediosa, es que la fluidez y la profundidad de esa prosa culta que utiliza, junto a los temas serios que aborda, me impedían avanzar sin sacrificar el relato.
Ambientación con espacios cerrados como el internado, el hospital o el cuartel, conviven con grandes espacios abiertos en los que animales y la propia naturaleza juegan un papel importante trascendiendo el papel de mero escenario para formar parte de cada uno de  los personajes, estos no se entienden sin su entorno y, en algunos casos, sin su forma de interactuar con los animales que, de un modo u otro, forman parte de su vida presente o pasada siendo estos tan variados como un jabalí, una urraca, un caballo…
De todas maneras y no siendo la lectura más frecuentada por mí, resulta ser una narración que aborda el misterio de la vida y las emociones que alimentan nuestra realidad. Relato cargado de gestos de amor a la naturaleza que ahonda en lo más profundo del ser humano.
Os aviso de que es una dramática historia que llega a afectar desde las primeras páginas, es precisamente el inicio intenso lo que la salva a mi juicio, ya en la mitad pierde interés y se hace más lenta, aunque la capacidad inventiva de Bernardo Atxaga consigue un buen final.
Como siempre digo es solo una opinión, insuficiente en todo caso para despreciarla, todo lo contrario, este señor goza de gran prestigio en el panorama de la Narrativa Contemporánea, de manera que os la recomiendo sin pereza. Os gustará

“Si se pudieran voltear los nombres impresos como las piedras de un huerto y ver la vida que esconden, comprobaríamos que no hay dos seres iguales”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario