El hecho de leer tanto y contar con
poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que
comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar
sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que
consiga acortar el número de comentarios pendientes.
“En un pequeño barrio de la isla sueca
de Gotland, la anciana Frida Norrby acaba de quedar viuda. Poco a poco la mujer
irá descubriendo secretos del difunto, como el cadáver de un niño enterrado en
su jardín y unos documentos entre los que hay unos mapas antiguos, que solo
podían ser leídos tras su muerte. Todo parece indicar que estos son la clave
para encontrar unos restos arqueológicos en la zona. A partir de este hallazgo
se producen varias muertes en el vecindario.
La policía Maria Wern se encarga de investigar el caso y comienza a interrogar a los vecinos. Pero la resolución no será fácil: todos los vecinos tienen un móvil para matar. Y todos tienen algún motivo para morir
La policía Maria Wern se encarga de investigar el caso y comienza a interrogar a los vecinos. Pero la resolución no será fácil: todos los vecinos tienen un móvil para matar. Y todos tienen algún motivo para morir
Encontrar
un cadáver enterrado en el jardín de tu propia casa ya resulta bastante
inquietante, pero descubrir que esos huesos pertenecieron a un niño, y que
alguien a quien amaste los depositó allí, levanta una nube de sospechas que
solo puede disiparse llegando al fondo del asunto. Pese a quien pese. Porque en
fría isla sueca nadie está libre de
pecados, ni de rumores.”.
Entretenida y breve novela de “relleno” que se abordan sin más
expectativas que pasar un rato de entretenimiento al cobijo de un libro. Lo
bueno de este planteamiento es llevarte de vez en cuando una agradable
sorpresa. La autora consigue con este argumento dotar a este thriller de una
profundidad emocionante al hilvanar los hilos de esta curiosa trama. Sin duda
Anna Jannsson representa a la nueva generación de escritores suecos de novela
criminal.
La lectura resulta ágil, amena y fácil de seguir, aunque al tratarse de una novela coral, a
veces tengamos que hacer recuento de personajes. Los capítulos cortos ayudan a crear
esta sensación de entretenimiento aunque
la escritora nos sumerja en el ambiente
sórdido y tan frío como el clima de la tierra y aunque, tengamos
“entre manos” nada más y nada menos que: palas que excavan tierra en mitad de la noche, muertos que no lo están,
personajes ambiguos que dan que pensar para bien y para mal la urgencia
de resolver un misterio.
Es curioso como la autora
distribuye una duda razonable hacia todos los personajes y ese es el pilar de
la novela con tildes policíaco, con su investigadora María Wern que también
cuenta con su propia historia y tragedia personal. Este método de confundirnos
con diferentes culpables está explotado hasta la saciedad en la novela, tanto
que llega a crearnos desazón en un mar de secretos, rencores y excéntricos
vecinos capaces de todo.
He tenido la sensación de
que se quedaba sin abordar el misterio que se esconde detrás de los restos
óseos, de ahí que la historia quede desaprovechada. Con todo no hay que
desmerecer la labor de Anna Jansson que construye una novela negra con tintes
de investigación bien utilizada para describir una sociedad
sueca muy encerrada en sí misma, con muchos misterios en el interior de las
casas que apenas se reflejan en el exterior. Todos se conocen, pero de forma
superficial. Dentro de sus casas la realidad no es la misma que se ve de
puertas para fuera. Todos tienen algo que ocultar y no están dispuestos a darlo
a conocer.
La novelista sueca demuestra un gran
conocimiento de los lugares, la isla de Gotland está en el Báltico entre Suecia
y Polonia, y la descripción de esos ambientes ponen en evidencia su capacidad
para conocer a sus gentes física y psicológicamente.
Os la recomiendo por ser un libro cuyas
trescientas cincuenta páginas están bien dosificadas de intriga y misterio,
ritmo adecuado y entretenimiento asegurado. No quiero cerrar sin hacer
referencia al papel de los ancianos como eje conductor de la investigación y el
de los medios de comunicación en una población con nombre tan clásico como el
de Roma. Os gustará.
“La muerte es algo que no debemos temer porque,
mientras somos, la muerte no es, y cuando la muerte es, nosotros no somos.”
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