El hecho de
leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al
día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi
costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al
menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.
“Desde siempre los Cleve han tenido la sana costumbre de rememorar
juntos la historia familiar, añadiendo esos pequeños detalles que adornan la
realidad y convierten una simple anécdota en un hecho fastuoso. Todos hablan de
todo, pero nadie se atreve a recordar la tarde de verano en que el pequeño
Robin apareció ahorcado en un árbol del patio trasero de su casa. Harriet, la
hermana menor de Robin, era un bebé cuando tuvo lugar el crimen, y ahora es una
niña de doce años con las rodillas llenas de rasguños y el ánimo peleón de
quien acaba de estrenarse en la vida. Es ella la única que parece preocuparse
por saber el nombre del asesino y comprender la razón honda de ese horror, pero
nadie contesta a sus preguntas, y el mundo de los adultos se alza como una barrera
gris que esconde miedos, vicios y pecados. ¿Será capaz esa niña de resolver
sola un caso que la policía ya tenía archivado?.”
A Donna Tartt, la conocí hace ya algunos
años gracias a las recomendaciones de una amiga que trabaja en la Biblioteca
Pública, sus novelas que suelen ser auténticos “ladrillos” de cientos de
páginas, tienen sinopsis muy atrayentes que compensan la primera impresión que
te causan libros tan extensos, motivo suficiente para darle una primera oportunidad.
“El Jilguero” y “El Pecado”, se ajustan a estas características. Ambos
superaron mis expectativas, cada uno con sus pros y sus contras pero recuerdo
que me gustaron lo suficiente como para no dejar atrás esta tercera entrega que
hoy reseño.
Una novela que nos traslada a la
inocencia de la infancia, aventuras, violencia, una trama muy buena pero que
nos deja un final poco convincente y sujeto a muchas especulaciones para el lector. Vaya
por delante que se trata de una obra de fácil lectura, con unos personajes bien
dibujados y que muestra una cierta sensibilidad para algunos matices del mundo
infantil, convirtiéndola en una novela de corte intimista.
El misterio inicial de la muerte de Robin se convierte en el
enganche de la lectura, en la justificación de la escritora para contarnos una
historia desde la óptica de una preadolescente perdida en un mundo de adultos.
Narra la vida de Harriet obsesionada con el asesinato de su hermano mayor
cuando ella era solo un bebé, muy alejada del esquema de la típica novela de
misterio, con un final en el que no se
obtienen respuestas a los interrogantes de la trama; los que esperan la novela
clásica de intriga, suspense y terror se van a sentir decepcionados.
Buena estructura narrativa, escrita con prosa elegante y
depurada, sin acelerones en el ritmo, tensión continua y lenguaje asequible.
Respecto a los personajes destacan por su profundidad psicológica a pesar de
que Donna se recrea en la protagonista y descuida al resto de los
protagonistas, contando parte de su vida aunque esta no tenga nada que ver con
el crimen inicial.
Descripciones de lugares que son en un principio bien
recibidas, así como las características físicas y psíquicas de los miembros de
este clan familiar, pero con el tiempo insistir en ellas hace de la novela un
asunto tedioso y “machacón” que arruina la estructura de la novela.
No carece de crítica social y aborda buenos temas al más puro
estilo de las novelas sureñas del Mississippi, resaltando las características
de una familia que debe enfrentarse a un drama y los efectos generacionales que
esto tiene a lo largo de toda una vida.
Hay que reconocer que se deja leer, pero la supuesta trama en
la que se basa el libro está inconclusa, no sé si por error o intencionadamente,
se distingue un buen principio pero no se aclara el final y el desenlace está
sin determinar, parece una moraleja al valor de la venganza.
Si te gustan las novelas grandes y no te provoca pereza ni
urgencia empezar y terminar un novelón al que le sobran algunas cientos de
páginas, te animo a leerla, ya sabéis lo que pienso del arte de escribir y en
honor a la verdad la recomiendo. Os gustará.
“Disfrutar
de los buenos momentos es algo que podemos empezar a hacer tengamos la edad que
tengamos”.
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