miércoles, 30 de octubre de 2019

Un juego de niños, Donna Tartt


El hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.

“Desde siempre los Cleve han tenido la sana costumbre de rememorar juntos la historia familiar, añadiendo esos pequeños detalles que adornan la realidad y convierten una simple anécdota en un hecho fastuoso. Todos hablan de todo, pero nadie se atreve a recordar la tarde de verano en que el pequeño Robin apareció ahorcado en un árbol del patio trasero de su casa. Harriet, la hermana menor de Robin, era un bebé cuando tuvo lugar el crimen, y ahora es una niña de doce años con las rodillas llenas de rasguños y el ánimo peleón de quien acaba de estrenarse en la vida. Es ella la única que parece preocuparse por saber el nombre del asesino y comprender la razón honda de ese horror, pero nadie contesta a sus preguntas, y el mundo de los adultos se alza como una barrera gris que esconde miedos, vicios y pecados. ¿Será capaz esa niña de resolver sola un caso que la policía ya tenía archivado?.”

A Donna Tartt, la conocí hace ya algunos años gracias a las recomendaciones de una amiga que trabaja en la Biblioteca Pública, sus novelas que suelen ser auténticos “ladrillos” de cientos de páginas, tienen sinopsis muy atrayentes que compensan la primera impresión que te causan libros tan extensos, motivo suficiente para darle una primera oportunidad. “El Jilguero” y “El Pecado”, se ajustan a estas características. Ambos superaron mis expectativas, cada uno con sus pros y sus contras pero recuerdo que me gustaron lo suficiente como para no dejar atrás esta tercera entrega que hoy reseño.
Una novela que nos traslada a la inocencia de la infancia, aventuras, violencia, una trama muy buena pero que nos deja un final poco convincente y sujeto a muchas especulaciones para el lector. Vaya por delante que se trata de una obra de fácil lectura, con unos personajes bien dibujados y que muestra una cierta sensibilidad para algunos matices del mundo infantil, convirtiéndola en una novela de corte intimista.
El misterio inicial de la muerte de Robin se convierte en el enganche de la lectura, en la justificación de la escritora para contarnos una historia desde la óptica de una preadolescente perdida en un mundo de adultos. Narra la vida de Harriet obsesionada con el asesinato de su hermano mayor cuando ella era solo un bebé, muy alejada del esquema de la típica novela de misterio, con un final en el que  no se obtienen respuestas a los interrogantes de la trama; los que esperan la novela clásica de intriga, suspense y terror se van a sentir decepcionados.
Buena estructura narrativa, escrita con prosa elegante y depurada, sin acelerones en el ritmo, tensión continua y lenguaje asequible. Respecto a los personajes destacan por su profundidad psicológica a pesar de que Donna se recrea en la protagonista y descuida al resto de los protagonistas, contando parte de su vida aunque esta no tenga nada que ver con el crimen inicial.
Descripciones de lugares que son en un principio bien recibidas, así como las características físicas y psíquicas de los miembros de este clan familiar, pero con el tiempo insistir en ellas hace de la novela un asunto tedioso y “machacón” que arruina la estructura de la novela.
No carece de crítica social y aborda buenos temas al más puro estilo de las novelas sureñas del Mississippi, resaltando las características de una familia que debe enfrentarse a un drama y los efectos generacionales que esto tiene a lo largo de toda una vida.
Hay que reconocer que se deja leer, pero la supuesta trama en la que se basa el libro está inconclusa, no sé si por error o intencionadamente, se distingue un buen principio pero no se aclara el final y el desenlace está sin determinar, parece una moraleja al valor de la venganza.
Si te gustan las novelas grandes y no te provoca pereza ni urgencia empezar y terminar un novelón al que le sobran algunas cientos de páginas, te animo a leerla, ya sabéis lo que pienso del arte de escribir y en honor a la verdad la recomiendo. Os gustará.

“Disfrutar de los buenos momentos es algo que podemos empezar a hacer tengamos la edad que tengamos”.

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