El hecho de leer tanto y contar con
poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que
comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar
sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que
consiga acortar el número de comentarios pendientes.
"Cuando Amaia Salazar
tenía doce años estuvo perdida en el bosque durante dieciséis horas. Era de
madrugada cuando la encontraron a treinta kilómetros al norte del lugar donde
se había despistado de la senda. Desvanecida bajo la intensa lluvia, la ropa
ennegrecida y chamuscada como la de una bruja medieval rescatada de una
hoguera, y, en contraste, la piel blanca, limpia y helada como si acabase de
surgir del hielo.”
En agosto de 2005, mucho
antes de los crímenes que conmocionaron el valle del Baztán, una joven Amaia
Salazar de veinticinco años, subinspectora de la Policía Foral, participa en un
curso de intercambio para policías de la Europol en la Academia del FBI, en
Estados Unidos, que imparte Aloisius Dupree, el jefe de la unidad de
investigación. Una de las pruebas consiste en estudiar un caso real de un
asesino en serie a quien llaman «el compositor», que siempre actúa durante
grandes desastres naturales atacando a familias enteras y siguiendo una puesta
en escena casi litúrgica. Amaia se convertirá inesperadamente en parte del
equipo de la investigación que les llevará hasta Nueva Orleans, en vísperas del
peor huracán de su historia, para intentar adelantarse al asesino...
Pero una llamada de su tía
Engrasi desde Elizondo despertará en Amaia fantasmas de su infancia,
enfrentándola de nuevo al miedo y a los recuerdos que la dotan de un
extraordinario conocimiento de la cara norte del corazón”.
No resulta sencillo reseñar la última novela de Dolores Redondo y más si
no me ha gustado tanto como sus anteriores publicaciones. En ocasiones tengo la
sensación de ser algo “rara” a la hora de percibir según que lecturas y me
entra pánico en los momentos en los que debo decir sinceramente las impresiones
que me han causado.
Novela negra de misterio y suspense que se sitúa en el 2005 antes de los
crímenes del Valle de Baztán. No es necesario leer la Trilogía anterior, de
hecho es algo casi imposible que no se haya hecho, al menos es mi caso, lo que
puede complicar a partes iguales la aceptación o rechazo y por supuesto la
comparación entre aquellas y esta.
La trama es buena, nos lleva a los primeros años de Amaia Salazar en la
Academia del FBI en Quántico, a partir de ahí asistiremos a la investigación
criminal en el corazón de Nueva Orleáns. No es una novela cercana al thriller donde detective persigue capítulo tras capítulo al asesino, corriendo, sin
pausa, sino que se trata de una investigación más serena y centrada en entender
cómo el paisaje puede convertirse en un personaje más, y en uno, además,
agresivo y lleno de matices. La ambientación y atmósfera que cobija esta trama
es genial, desolación y catastrofismo que invita a reflexionar ante el impacto
de las catástrofes naturales y las situaciones a las que hace frente una
determinada porción de la Humanidad.
Respecto a los personajes ya son
familiares y se nos presentaron en la Trilogía de Baztán, personajes que están
muy delimitados y tanto Amaia Salazar como Dupree, claros protagonistas de la
novela, son perfectamente reconocibles para aquellos que ya hemos leído antes a
la autora y, también, perfectamente dibujados para aquellos que sea la primera
vez que se acercan a la obra. Ambos arrastran un pasado doloroso y del que
iremos sabiendo cada vez más. No hay que olvidar que aparece la “Tía Engrasi” y
que gracias a ella se desvelará un oscuro secreto.
Aunque la novela sigue el esquema típico
del género, Dolores Redondo introduce elementos como son el folklore de Nueva
Orleáns, la catástrofe natural y la trata de personas que casan a la perfección
y que sustituyen sus mitos vascos por los de esta parte del planeta. Sin duda
recurre a esta fórmula aceptada y de éxito garantizado a juzgar por sus anteriores
entregas. Procura unir las piezas del pasado con las del presente o lo que es
igual entre Elizondo y Nueva Orleáns, engordando así la fantasía de su
trilogía.
Es evidente que algo me ha gustado pero
sin dejar de ser una buena historia de suspense, hay momentos en los que no
parecía escrita por Dolores Redondo, resultaba forzada, como cuando se escribe
por imperativo editorial, es más flojo que otros, las descripciones se hacen
densas y largas, el interés se pierde demasiadas veces y lo peor el desenlace
con rasgos muy “americanos”.
No es mi intención desanimar a nadie
porque mis expectativas no se hayan cumplido, estamos hablando de una gran
narradora, que cuenta historias y lo hace muy bien, que entretiene y atrapa con
sus novelas, todo eso es suficiente para recomendaros su lectura, no me cabe
duda que os gustará; y por supuesto solo soy una lectora no una crítica y mis
respetos hacia todos los que nos hacen disfrutar tanto.
“Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”.
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