viernes, 1 de marzo de 2019

La ciudad de la lluvia, Alfonso del Río



El hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.
“En el Bilbao de principios de los años ochenta, tres misteriosas muertes unirán los destinos de varios personajes sin conexión aparente. Alain Lara, un joven y prometedor jugador del Athletic, descubre una vieja fotografía de los años cuarenta que su abuelo Rodrigo había mantenido siempre oculta. De todos los personajes que aparecen en ella Alain reconoce a su abuelo, junto a un también joven Ignacio Aberasturi, el gran empresario bilbaíno y actual candidato a la presidencia del Banco del Norte. La repentina y extraña coincidente desaparición de ambos, junto con otros sucesos, lo llevará a una investigación que se remontará a un pasado oculto. En un intento por entender lo que sucede, Alain contactará con María, la hija y heredera del imperio Aberasturi, y junto a ella tejerán los hilos del pasado que unieron a sus familias en los años del Berlín nazi, en busca de respuestas. Pero lo que obtendrán serán más preguntas, más dudas, más sospechas. ¿Qué pudo unir hace más de cuarenta años a estos dos hombres cuyas vidas nunca más volvieron a cruzarse? ¿Quiénes son los demás personajes que aparecen retratados junto a ellos? ¿Quién y por qué anda detrás de ellos? La ciudad de la lluvia es un thriller que reúne lo mejor y lo peor que anida en el ser humano. Es una historia sobre el poder magnético de la ambición, el amor y la complicidad entre las personas, y que nos muestra que la cara oculta que todos tenemos no puede permanecer indefinidamente en la sombra”.
Primera novela de Alfonso del Río que tiene a bien elegir Bilbao como escenario de la misma con la pretensión de desvelar un misterio que gira alrededor del descubrimiento de una foto y todos los secretos vinculados a ella. Una intriga sostenida entre el pasado y el presente, un ir y venir del Berlín de 1940 al Bilbao de los años 80, es el nexo de unión que vincula ambos momentos y ciudades lo que habrá que descubrir en el transcurrir de la historia. El ajustes de cuentas de ese pasado que regresa en forma de imagen crea una atmósfera llena de sombras con todos los ingredientes típicos de la novela negra, con sus ingredientes bien mezclados e hilvanados en una trama con tres hilos argumentales que se desarrolla a dos tiempos bien definidos.
Relato de crímenes y misterio, de ambiciones, de amores, amistades, venganzas y complicidades expuestas gracias a personajes muy bien trazados y reconocibles tanto física como psicológicamente, llegando a ser uno de los elementos fuertes de la novela. No hay que olvidar que la elección de Bilbao resulta muy bien acogida por lo poco que esta ciudad está explotada a nivel literario y porque asume tal protagonismo que adquiere rango de personaje imprescindible en la historia.
Estructurada en capítulos que alternan los espacios físicos y temporales con una duración muy acertada que hace posible el desarrollo de la trama y subtramas sin perder el hilo argumental, lo que dota de agilidad al relato. Prosa limpia, buena ambientación, concisa descripciones y un abanico de temas que van desde el mundo empresarial, el fútbol, la ETA, los sectores financieros y el poder en estado puro. Un gran puzzle que a través de dosis de intriga va completando este joven bilbaíno hasta crear un retrato de ambiciones que consigue manipular al lector desde el inicio de la novela hasta un final imprevisible, inesperado y de los llamados de “traca”.
Es curiosa la introducción con citas que preceden el inicio de cada capítulo y que aportan datos del personaje que asumirá el protagonismo del mismo. Utiliza un narrador omnisciente en tercera persona casi en toda la obra, a excepción de las intervenciones en primera persona de David, el encargado de desvelar el contenido de aquella foto en la que todos van desapareciendo poco a poco.
Novela entretenida, bien escrita, fácil de seguir en cuanto a sus tramas, redonda y sin cabos sueltos. Me ha recordado a las películas de los años 40, de hombres con gabardinas que se pasean en la noche a la luz de las farolas de calles desiertas. Muy recomendable, os gustará.

“Aquel que desee ver el arcoíris, deberá aprender a disfrutar de la lluvia”.

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