Este verano, visitando los blogs
en Internet descubrí a Víctor del Árbol del que había oído hablar pero sin
adentrarme en sus habilidades como escritor. De entre toda su producción
literaria el argumento que más me llamó la atención fue “La víspera de casi
todo”, pero al parecer “Un millón de gotas” y otras obras están por encima de
mi elección; de momento para empezar no ha estado mal. Buscaba una novela
negra, de suspense que me mantuviera atenta a la historia que contaba y en
líneas generales lo ha conseguido, de manera que habrá que leer otras para
saber que esta es superable.
Germinal Ibarra es un policía desencantado al que
persiguen los rumores y su propia conciencia. Hace tres años que decidió
arrastrar su melancolía hasta una comisaría de La Coruña, donde pidió el
traslado después de que la resolución del sonado caso del asesinato de la
pequeña Amanda lo convirtiera en el héroe que él nunca quiso ni
sintió ser. Pero el refugio y anonimato que Germinal creía haber
conseguido queda truncado cuando una noche lo reclama una mujer ingresada en el
hospital con golpes que muestran una gran violencia.
Una misteriosa mujer llamada Paola que intenta huir de sus propios fantasmas ha aparecido hace tres meses en el lugar más recóndito de la costa gallega. Allí se instala como huésped en casa de Dolores, de alma sensible y torturada, que acaba acogiéndola sin demasiadas preguntas y la introduce en el círculo que alivia su soledad.
Una misteriosa mujer llamada Paola que intenta huir de sus propios fantasmas ha aparecido hace tres meses en el lugar más recóndito de la costa gallega. Allí se instala como huésped en casa de Dolores, de alma sensible y torturada, que acaba acogiéndola sin demasiadas preguntas y la introduce en el círculo que alivia su soledad.
Al principio me pareció algo
larga, alrededor de cuatrocientas páginas, pero reconozco que las he leído en
un suspiro, entretenida y con enganche desde las primeras líneas. Dividida en
25 capítulos con su introducción temporal y espacial, escrita a modo de
flash-backs con saltos temporales bien administrados que nos llevan desde el 2010
en Barcelona a los años 70 de la Dictadura Argentina. Narrada con la voz de un
narrador omnisciente que nos guía a través de una trama principal y otras
subtramas que completan el argumento. En realidad acaba resultando corta, fácil
de leer, con la intriga adecuada y una capacidad para hilvanar las historias
bastante coherente.
Novela coral de un repertorio de
personajes que en apariencias nada tienen que ver los unos con los otros, todos
son náufragos a la deriva de su propia vida, esclavos de un pasado que urge
olvidar. Cuatro son los personajes principales sobre los que pivota la trama
que desencadena la narración, pero alrededor de ellos surgen personajes
imprescindibles para redondear el relato. Es una novela de emociones con
descripciones justas de sentimientos y estados de ánimos que padecen cada uno
de ellos. Todos van desvelando su esencia a medida que avanzamos en la lectura,
exponiendo su fragilidad y complejidad psicológica. A modo de piezas de
rompecabezas este antiguo mosso de esquadra ha ido introduciendo temas tan
candentes como los miedos, las esperanzas, la muerte, la venganza, el rencor,
la culpa y como no, el amor. Según el personaje y la situación ha ido
engarzando sin dejar nada al azar, estas emociones acabando por construir
buenos y creíbles personajes.
Me ha gustado en una valoración
general, a los saltos temporales ya estoy acostumbrada y además le aporta
dinamismo a la historia, hay dosis de melancolía, de tristeza, análisis de
comportamientos humanos, invitaciones a juicios morales acerca de conductas
malas pero “justificadas”, historias de vidas diferentes, momentos algo dudosos
en cuanto a su veracidad, fantasías que no vienen a cuento, y la certeza del
mensaje implícito de que “el pasado siempre vuelve”.
Recomendable. No es la típica
novela negra, está bien narrada con lenguaje sencillo y un final aceptable.
Entretenida y para momentos en los que se quiere desconectar de aquello que te
pesa en las espaldas. Os gustará.
“La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y
magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado”.
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