Junto con otros escritores de este
género, Alicia Giménez Bartlett, es seguramente una de mis preferidas. “Nadie
quiere saber”, es la novena entrega de un total de diez protagonizadas por la
pareja de investigadores, Petra Delicado y Fermín Garzón; por supuesto no las
he leído todas, aunque bastante de ellas y otras que se salen de este
repertorio. Confieso que estaba en espera de abrir e libro y que una vez
empezado no me ha costado terminarlo, pero siendo sincera, la escritora
albaceteña los tiene mejores.
La inspectora Petra Delicado y el subinspector Fermín
Garzón han heredado un muerto que había permanecido cinco años mudos: Alfonso
Siguán, un empresario textil barcelonés de 70 años, liquidado en circunstancias
sexuales escabrosas. Su cadáver se halló en su apartamento, adonde había
acudido en compañía de una joven prostituta. Las culpas recayeron sobre el
chulo de ésta; pero fue encontrado muerto a su vez en Marbella, tres días
después. Las pesquisas se cerraron en falso.
Ahora Petra y Fermín se enfrentan al silencio temeroso de la única testigo, la prostituta, y al rompecabezas de la vida profesional y familiar del empresario. La investigación se traslada a Roma, donde Petra vive situaciones de riesgo y desafío que son nuevas para ella.
Ahora Petra y Fermín se enfrentan al silencio temeroso de la única testigo, la prostituta, y al rompecabezas de la vida profesional y familiar del empresario. La investigación se traslada a Roma, donde Petra vive situaciones de riesgo y desafío que son nuevas para ella.
Dentro de las novelas que llevan
de todo un poco, Alicia inspirada en un caso real acerca de la desaparición y
asesinato de un empresario catalán, confecciona una trama que da pie a una
investigación concienzudamente protagonizada por esta pareja de policías, en un
marco de intriga y terror que no decae a lo largo de la novela. Aunque la carga
de realidad es un hecho, el argumento es poco original, bastante previsible,
repetitivo y conocido en otros escritores; aún así no hay nada que criticar en
lo referente a la estructura narrativa, engancha, es entretenida, de ritmo
bueno porque siempre están pasando hechos que acaban llevándote a ese final
predecible que no empaña la credibilidad del relato.
Alicia, traslada su escenario a
Roma, y mientras la investigación avanza, la escritora hace lo que mejor sabe
hacer, profundizar en la psicología de sus personajes, especialmente en Petra,
narradora de todas las pesquisas y a la que presenta con sus defectos y
virtudes y como no, se recrea en la relación existente con su inseparable
compañero. A nivel de personajes el trabajo es impecable, es una tarea
minuciosa de vidas profesionales y personales; incluso tal y como es costumbre
en sus novelas, invita a la reflexión obligada alrededor de las relaciones
familiares entre modelos de padres, hijos, novias, hijastros, y otras variantes
de la sociedad actual que tanto condicionan los comportamientos de los que
somos responsables.
Recomendada sin duda porque Alicia
le da duro al cinismo social, porque además confecciona un retrato de los males
que padecemos entorno a las mafias, corrupciones, blanqueo de dinero y temas de
actualidad y porque con ello no solo nos cuenta una historia de intriga sino
que aprovecha para mostrarnos un análisis psicológico de las sociedades de hoy
en día. No os aburrirá, ella no lo permite en ninguna de sus novelas, quizás
las tiene mejores, pero vale la pena leerla.
“Tanto usted como yo vivimos una especie de doble
vida. Trabajamos cerca de la gente más desfavorecida y marginal para luego
volver a nuestro estatus privilegiado”.
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