martes, 1 de marzo de 2016

Un mundo soñadp, Grace McCleen

La imaginación, los sueños, los deseos y las esperanzas... habría que dar un premio a los inventores de estas emociones y condecoraciones de oro a los que nos han enseñado su existencia y el poder de las mismas. “Un mundo soñado”, es la expresión más evidente de esto que os cuento; Judith, es la protagonista de este original relato, en el que la imaginación y sus sueños se convierten en un mecanismo de defensa, que le ayuda a sobrevivir en una ruda e incomprensible realidad.
Judith vive atrapada entre dos mundos excluyentes. Por un lado su padre, un fundamentalista cristiano que recorre las calles predicando la verdadera fe y le impone una rigurosa disciplina anclada en el pasado. Y por otro la escuela, donde su carácter peculiar incita las burlas y agresiones de sus compañeros. Para evadirse, Judith ha construido en su habitación una réplica de su ciudad con figuritas de alambre, un cielo de gasa, un arco iris de brillante papel de caramelos y muchos otros elementos rescatados de la basura: un auténtico refugio donde dejar volar la imaginación. Así, cuando, al día siguiente de haber simulado que la nieve cubría su poblado en miniatura, una nevada verdadera cae prematuramente a comienzos del otoño, Judith se cree capaz de obrar milagros. A partir de ese momento, una serie de coincidencias entre los juegos de la niña y determinados hechos que ocurren a su alrededor refuerzan su misticismo y la aproximan peligrosamente a la delgada línea que separa la realidad de la ficción.
Es la primera novela de Grace McCleen y aunque no está clasificada como novela de suspense, si que tiene rasgos que no la deja muy lejos de este género. El tema principal aunque muy bien enmascarado, es el fundamentalismo religioso y la lucha entre la fe y la razón; vamos algo casi medievalista pero muy a la orden del día. Judith es la hija de de un pastor que vive integrado en una comunidad de perfil de secta religiosa, además de ser huérfana de madre, sufre las burlas y agresiones por parte de sus compañeros de clases. Ambas situaciones han provocado un aislamiento emocional, que la lleva a crear ese mundo imaginario que curiosamente acaba coincidiendo con la realidad. Es agradable porque todo lo narrado se hace desde el punto de vista de la niña y la autora le ha regalado la potente arma de la imaginación para defenderse de sus enemigos más reales..
La lectura es fácil, dividida en capítulos breves y bajo un estilo sencillo con grandes dosis de inocencia e ingenuidad que nos llega siempre a través de las ocurrencias y divagaciones de Judith. Yo he visto algo más; es una historia de soledad, de incomunicación y hasta de culpa, lo que me ha llevado a empatizar con la niña y a considerar, que a pesar de ser una novela atípica, la escritora galesa ha sabido abordar temas como el fanatismo religioso, el acoso escolar o las huelgas de trabajadores, de manera muy concisa e inteligente.
Aviso que al principio es muy confusa, algo lenta y con grandes tentaciones de abandonarla..., pero si la empezáis, terminarla, que un libro que se queda a medias es como si se le negara la oportunidad de crecer después de haber nacido.

Cerré los ojos y le pedí al viento un favor; llévate lo que no sea necesario. Estoy cansada de equipajes pesados que no me dejan avanzar. De ahora en adelante, solo quiero llevar lo que quepa en mi bolsillo y en mi corazón”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario