Irresistible
portada y título para quienes amamos la lectura. Con esto no quiero
decir que sea lo mejor de la novela de Eleanor Brown, pero una vez
leída sus más de trescientas páginas, voy a tener que poner mucho
empeño en reseñarla por lo alto. Mejor pongo la sinopsis y provoco
algún que otro interés.
”Las
hermanas Andreas crecieron rodeadas de libros. El lema de su familia
podría perfectamente ser "no hay problema que no se pueda
solucionar con un carné de biblioteca". Ahora las tres han
vuelto a casa, a la pequeña ciudad universitaria donde crecieron, en
parte porque acaban de descubrir que su madre padece cáncer pero,
también, en realidad, porque sus vidas se están desmoronando y no
saben qué hacer. Han descubierto que sus vidas han resultado ser
completamente diferentes a como se las imaginaban y ahora que se
tienen que enfrentar con la fragilidad de sus padres y su propio
abanico de decepciones y frustraciones no saben si será posible que
abriendo un libro todo se solucione”.
He
identificado varios protagonistas, en primer e indiscutible lugar,
los libros; inmediatamente y seguida muy de cerca, la enfermedad que
aparece en casi todas las novelas de los últimos tiempos, el cáncer
y por último, el regreso al hogar. Estas dos, muy recurrentes, tanto
que en ocasiones huyo de novelas donde aparezca el cáncer y sus
efectos, cualquiera diría que me va el rollo, no es así, llega
solo; luego, una vez que comienzo las lecturas no puedo abandonarlas
y al final me alegra haberlas leído por las buenas reflexiones que
me aportan y porque
“huir es de cobardes”.
Los regresos a hogares que una vez se dejaron atrás, es igualmente
común en argumentos dentro de la narrativa contemporánea, da mucho
juego y permiten contar historias que se mueven en tiempos distintos,
del presente al pasado, y aporta dinamismo a relatos que a veces se
hacen tediosos.
A
pesar de reconocer estos detalles, he terminado “esta
casa llena de palabras”,
bien narrada, en primera persona, con tres hermanas que absorben el
protagonismo a partes iguales, con personalidades bien perfiladas y
que de entrada me cayeron muy mal, porque todas tenían un motivo
particular y egoísta para volver, muy alejada de la razón de peso
que suponía la enfermedad de su madre.
Eleanor,
hace una reflexión acerca del fracaso individual de estas tres
mujeres, nos presenta un motivo para reunir a una familia que vivió
amparada en la figura paterna y en el valor de los libros, sus vidas
son expuestas con sus defectos y escasas virtudes, gracias a los
flash back, que utiliza la autora, junto con las dosis de ironía y
peculiar humor inglés.
Me
ha parecido una historia de familia, de mujeres diría yo, bien
trazada e hilvanada a costa de las imnumerables citas del escritor
inglés Shakespeare; por cierto, llegan a resultar cargantes, es como
si nos desgranaran el Quijote a lo largo de una narración juvenil y
actual; gustaría pero en su justa medida.
Os
la recomiendo porque su lectura es fácil, se disfruta, tiene sus
toques de ternura y además hay que dar oportunidades a los
escritores en sus óperas primas, seguro que la segunda es mejor; de
momento esta se deja leer y muy adecuada para momentos “entre
lecturas” que
llamo yo al paso entre novelas potentes que nos dejan agotados.
Una
curiosidad, he leído que su título original en inglés es
“Las hermanas fatídicas”,
referidas a “Las tres brujas de Macbeth”.
"En
nuestra familia siempre hemos comunicado los sentimientos más
profundos por medio de las palabras de un hombre que lleva casi
cuatrocientos años muerto".
No hay comentarios:
Publicar un comentario