Las
novelas con argumentos que hablan del verano, te invitan a escogerlas
por empatía con la estación del año en la que más leo; tal fue el
caso de “Llámame por mi nombre”, nunca me hubiera
detenido en este tipo de relato cuya portada esconde el rostro de un
hombre que a priori no me sugería absolutamente nada.
André
Aciman, es un escritor desconocido para mi, por lo tanto mi reseña
no puedo hacerla comparándola con algunas de sus otras obras, si que
es cierto que me ha gustado como escribe y que no descarto la
posibilidad de leer algo más en fechas venideras.
La
novela se desarrolla en Italia durante los años 80, los
acontecimientos que se describen son las vivencias de esos momentos
de tranquilidad y ocio que tanto se disfrutan en el Mediterráneo; el
mar, el calor, los acantilados, las siestas, las piscinas y como no,
los deseos y despertares de instintos irrefrenables.
“Llámame
por tu nombre cuenta
la historia de Elio,
el hijo mejor de una familia de intelectuales de un pequeño pueblo
de Italia que cada verano acoge estudiantes. Los últimos ganan un
techo, la familia, alguien que ayude al padre con los papeles. Aquel
año el huésped es Oliver,
el chico de 22 años. El libro es la historia de amor que surge entre
ambos. Y lo hace con una delicadeza y una inteligencia que puede
desarmar, incluso, a todo aquel que no cree que dos personas del
mismo sexo puedan enamorarse”.
Uno
de los temas más trabajados en la literatura universal, son los
amores prohíbidos, esos no tienen edad ni conocen de tiempos pasados
o presentes, no caducan, de una manera u otra siempre han sido el
tema principal de grandes novelas. En esta ocasión, André ha
contado una breve pero intensa relación entre dos personas, dos
seres que se cruzan y se
enamoran, así de sencilla es la ecuación del amor. Lo hace con
elegancia y ternura, ejecuta una descripción del enamoramiento con
una melancolía y simpleza que seguro resulta del agrado de un
público muy concreto, aunque no quiero decir con ello que no sea
para apta para todos los lectores.
El
escritor egipcio narra de forma intensa y profunda y para ello
utiliza la primera persona, lo que dota al relato de más intensidad
y lo hace hondo e intimista. Utiliza continuamente frases cortas e
hirientes, con una carga de mensajes emocionales que no pasan
desapercibidos a lo largo de la lectura.
En
tan solo seis semanas quedan encerrados los sentimientos y la
experiencia de ambos protagonistas, sabiendo que su historia de amor
cuenta con un final que pondrá el tiempo y el propio autor.
Me
ha gustado en general, pero en particular tiene tramos muy densos que
frenan el avance de los hechos ralentizando la narración, parece
avanzar poco, demasiado poco en momentos donde se despierta la
curiosidad por saber más...
Quiero
aplaudir las numerosas citas y guiños literarios que hace a
filósofos y pintores y a todo un mundo lleno de calidez y serenidad.
Lo recomiendo porque no estresa sino todo lo contrario, ayuda a
sumergirse en esa sedación que acompaña a las calurosas y largas
tardes de verano.
“El
amor es el único lugar al que vale la pena volver tras el paso de
los años”.
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