martes, 20 de noviembre de 2012

El rayo dormido, Carmen Amoraga

Original título que tiene mucho que ver con el contenido de la novela; ahora bien, no sabía yo que los rayos se dormían... va a resultar que la única que padece de insomnio soy yo. Siempre he imaginado un fenómeno de estas características “liándola parda”, ardiendo como poco y en el peor de los casos provocando un incendio... vamos que con este hemos tenido suerte por aquello de encontrarse en los brazos de Morfeo.
Introducción aparte, es cierto que todo lo que permanece dormido y en un momento despierta acaba teniendo sus efectos y entiendo que es la intención de la autora al comparar los silencios de las historias “dormidas” y no contadas, con lo que causa un rayo en los árboles al reposar y avivarse lentamente.
Cuando terminé la novela a finales del año 2012 me sentí aliviada y no decepcionada porque confieso que aunque no desprecio el tema recurrente de la Guerra Civil, es cierto que últimamente había evitado los libros que me mostraban más de lo mismo y no estaban los ánimos para dolores del pasado. La novela tiene de fondo el mencionado tema, ahora bien, en realidad yo he leído dos historias, una con dos personajes masculinos que protagonizan lo referido a la contienda y otra con dos personajes femeninos que encarnan la más pura realidad con redes sociales incluidas. De manera que la mezcla de ambas ha descargado de dramatismo lo que parecía se iba a convertir en una historia más de vencedores y vencidos, de odios y rencores, de republicanos y falangistas... se agradece.
Narrada en tercera y primera persona y estructurada en capítulos, su lectura se hace amena por el uso de diálogos alternados con relatos que nos hacen viajar del pasado al presente y viceversa. Los personajes están perfectamente definidos, a mi gusto los masculinos aportan más a la novela que Natalia y Carmen; tal vez porque el contenido de las historias que nos llegan de sus vidas despierten más empatía y ternura que las experiencias de ambas.
El objetivo de investigar acerca de la vida de dos vecinos de un mismo pueblo en los inicios de la guerra reaviva el pasado para evidenciar que ambos héroes anónimos nunca fueron enemigos porque siempre les movió un objetivo en común... otra cosa fue el destino despiadado para el que estaban elegidos.
Me atrevería a decir que junto con la necesidad de poner al día sus vidas las dos protagonistas destapan secretos que acabarán teniendo el mismo efecto que si despertara el rayo que está dormido...
No quiero contar el argumento y la trama que en ocasiones llega a ser un poco compleja, prefiero aseguraros que no es la típica novela de bandos de la “Guerra Civil” y dejarlo a vuestra elección, eso sí, la intriga, el suspense, y la evolución de los personajes nos proporcionan una narración no exenta de sentimientos y yo en mis anotaciones puse un final que decía algo así:“El destino de muchos amigos que compartieron tardes de risas y sueños comunes, se vieron irremediablemente truncados por acontecimientos que nunca debieron suceder y que sin conocer las consecuencias les condenaron a enfrentamientos y riñas que acabaron gestando un odio difícil de reparar y en algunos casos sin ocasión de remediar”. Por desgracia generaciones después las heridas no curadas se han convertido en “postillas” heredadas.

Ciertos recuerdos anclados en la memoria al despertar, son como amigos comunes que se encaminan hacia la reconciliación”.

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